¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 25 de junio de 2011

Lecturas y Homilia- Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo- Domingo 26 de Junio del 2011

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (8,2-3.14b-16a):


Moisés habló al pueblo, diciendo: «Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no. Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan sino de todo cuanto sale de la boca de Dios. No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres.»
Palabra de Dios


Salmo
Sal 147,12-13.14-15.19-20

R/. Glorifica al Señor, Jerusalén


Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.


Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.


Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10,16-17):


El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,51-58):


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»


Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»


Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»
Palabra del Señor


HOMILIA


El misterio de la Misa debiera siempre asombrarnos, pero sucede que estamos acostumbrados a la Misa,y tomamos la Misa y la Comunión como un derecho adquirido.


Pero es un misterio inmenso el que cada Misa no sólo recuerda la Ultima Cena y el Calvario, sino que –de veras- los hace presente.


El sacrificio de Cristo en la Cruz siempre está presente ante el Padre Celestial, porque Dios vive en un eterno presente. Entonces el sacrificio de Cristo en la Cruz, que la Trinidad vive de manera perenne, se nos hace presente en nuestro tiempo y lugar, cada vez que estamos en Misa.


Momento importantísimo en la Misa es participar en la Cena, es decir recibir ¡a Dios! -a Jesús Dios y Hombre verdadero.


Porque la Comunión no consiste solamente en que recibimos la Hostia Consagrada, sino en que recibimos ¡una Persona! ¡que es Dios! Y esa Persona-Dios quiere unirse íntimamente con quien lo recibe. ¿Nos damos cuenta de este privilegio indescriptible?


Recibir la Comunión significa entrar en unión. No significa nada más que Jesús viene a nosotros: implica una relación de unión. Por tanto, ese deseo de Cristo unirse a nosotros requiere nuestra respuesta: debemos darnos a El como El se da a nosotros.


Un ejemplo que puede ayudarnos a apreciar y tomar conciencia de lo que significa Comunión: si vertimos cera derretida sobre cera derretida, una inter-penetra a la otra de manera perfecta. Se parece a la unión de Cristo con nosotros y de nosotros en Cristo cuando comulgamos.


En la Comunión estamos participando en el Banquete Celestial (Lc. 14, 15), el que disfrutaremos también por toda la eternidad cuando seamos llevados al Cielo y participemos, junto con toda la muchedumbre celestial, de la Cena del Cordero (Ap. 19, 9). ¡Dichosos los llamados a esta Cena! … aquí en la tierra y allá en el Cielo. “Estoy a la puerta y llamo. Si alguno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa y comeré con él y él conmigo” (Ap. 3, 20).


En conclusion podemos decir que la comunión en el cuerpo y la sangre de Cristo no sólo nos sirve de alimento para el camino a título individual. El sacramento eucarístico es comunitario por antonomasia. La comunión con Cristo nos hace entrar en comunión entre nosotros, y así se constituye la Iglesia. La celebración del Corpus Christi no puede ser más que la celebración de la comunidad de los discípulos reunidos en torno a Jesús para escuchar su Palabra, reconciliarse entre sí, si hay alguna enemistad entre ellos, interceder por las necesidades de todo el mundo, alabar al Padre común y reforzar la comunión en un mismo cuerpo al comer todos del mismo pan que Jesús parte para nosotros.


Y si cada uno, al entrar en comunión con el Cristo que entrega en la Cruz su cuerpo y derrama su sangre, recibe fuerzas para realizar en su vida cotidiana el sacrificio del amor, asimismo la Iglesia, cuerpo de Cristo, tiene que vivir no para sí, sino para anunciar la Buena Noticia de la Pascua, haciéndola real mediante la propia entrega, hasta derramar su sangre si es preciso, por la salvación del mundo entero.


El que tenga oidos ...que oiga.
Revdmo. David Falcon*hermano Juan Pablo CORC
CRISTO VIVE!!










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