¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

viernes, 30 de septiembre de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo del Tiempo Ordinario+Domingo 02 de Octubre del 2011

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (5,1-7):

Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña. Mi amigo tenía una viña en fértil collado. La entrecavó, la descantó, y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones. Pues ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sed jueces entre mí y mi viña. ¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? ¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones? Pues ahora os diré a vosotros lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla para que sirva de pasto, derruir su tapia para que la pisoteen. La dejaré arrasada: no la podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos; prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella. La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel; son los hombres de Judá su plantel preferido. Esperó de ellos derecho, y ahí tenéis: asesinatos; esperó justicia, y ahí tenéis: lamentos.


Palabra de Dios

Salmo
Sal 79,9.12.13-14.15-16.19-20

R/.
La viña del Señor es la casa de Israel

Sacaste una vid de Egipto,

expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste.
Extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río. R/.

¿Por qué has derribado su cerca

para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas? R/.


Dios de los ejércitos, vuélvete:

mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó
y que tú hiciste vigorosa. R/.


No nos alejaremos de ti:

danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios de los ejércitos,
restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. R/.

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (4,6-9):

Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.


Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,33-43):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»
Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?" Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»

Palabra del Señor



HOMILIA

¿Cómo estamos cuidando la viña que Dios nos dejó?

¿Qué atenciones estamos dando al mundo que Dios nos ofrece?

El pueblo judío fue un pueblo privilegiado, y de esto sus ciudadanos eran muy conscientes. Es el pueblo donde quiso nacer el Mesías, el pueblo elegido, el pueblo que Dios creó.

La parábola de hoy nos describe los privilegios de la nación judía. 
En todo la Biblia hay un diálogo constante entre Dios y el Pueblo.

El propietario de la viña es Dios, los labradores son los líderes religiosos del pueblo de Israel. Los mensajeros que se fueron mandando son los profetas que Dios enviaba y que eran a menudo rechazados y asesinados. El Hijo es Jesús.
Dios confía la viña a los hombres. El propietario de la viña se la confió a los labradores.
Los que creemos en Jesús somos hoy aquellos labradores que estamos al cuidado de la viña del mundo.


+¿Qué hacemos para cuidar la viña?


Hay algunos que piensan que Dios ya se encarga de cuidarla y que, por tanto, no es necesario su participación. Es algo así como decir que el mundo está en buenas manos, las de Dios, y que no se necesita nada más por hacer.
Otro tipo de creyente es aquel que espera que la viña se mantenga con los mínimos cuidados, casi sin hacer falta mayores atenciones.

Un tercer grupo intenta vivir ese cuidado apasionadamente, con entusiasmo...Con alegria y confianza...con fe y esperanza, realizando su trabajo responsablemente, creciendo en el espiritu y cumpliendo con la voluntad de su Padre Dios.



+¿A cuál de los tres grupos crees pertenecer?


Tenemos que darnos cuenta que es el mismo Dios quien nos ha puesto el mundo que Él creó en nuestras manos. Un mundo siempre difícil y no propicio a ver con facilidad la mano de su creador; sin embargo, Dios no abandona lo creado y quiere que nosotros seamos eficaces viñadores en los senderos de la vida.



+¿Cómo mantener nuestra fe en un mundo falto de fe y esperanza?


Ya no estamos en los tiempos donde el cristianismo era valorado por su propio peso histórico. Ahora la humanidad tiene infinidad de ofertas laicas que les promete lo que desde un punto de vista religioso ofrece la fe.
Si miramos a nuestros alrededor parece como si el mundo no hubiese cambiado mucho desde Jesús, y probablemente en muchos casos así sea, pero hay algo que no ha estado ni estará nunca más en ningún momento de la historia, ese algo eres tú y soy yo.

Trabajar la viña desde el Señor requiere primero dejarnos labrar nosotros, ser nosotros arados, plantados y regados por Dios. Si un cristiano olvida esto muy probablemente se convierta en un buen animador religioso o un payaso fanatico...y no dejara de ser un mediocre creyente.


No estoy haciendo una división entre lo espiritual y lo humano, simplemente estoy reconociendo que si nos olvidamos del dueño de la viña del mundo, no podremos cuidarla con el encargo que nos dejó el Señor.


Las parábolas del Señor son para enseñarnos y para advertirnos. Su advertencia no se deja esperar en ésta: a los que no den fruto les será quitado el Reino de Dios.

El Reino de Dios es la vida en Dios. Es la felicidad perfecta que Dios tiene preparada para aquéllos que den fruto. El Reino de Dios puede comenzar aquí en la tierra -es cierto- pero llega su plenitud en la eternidad. Sin embargo, de acuerdo a esta parábola, los que no den fruto no tendrán derecho a vivir en el Reino de Dios ni aquí, ni en la eternidad. Es para pensarlo bien ¿no?


EL QUE TENGA OIDOS...QUE OIGA.

HERMANO JUAN PABLO CORC+REVDMO JUAN DAVID FALCON

CRISTO VIVE!!!!!!!







sábado, 24 de septiembre de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo del Tiempo Ordinario +25 de Septiembre del 2011

Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (18,25-28):

Así dice el Señor: «Comentáis: "No es justo el proceder del Señor". Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá.»

Palabra de Dios

Salmo
Sal 24,4bc-5.6-7.8-9

R/.
Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna

Señor, enséñame tus caminos,

instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando. R/.

Recuerda, Señor,

que tu ternura y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.

El Señor es bueno y es recto,

y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,1-11):

Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,28-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»

Contestaron: «El primero.»
Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»
Palabra del Señor

HOMILIA

La Palabra de hoy nos habla de dos tipos de personas:
 
+ Una que demuestra ser mejor de lo que prometía.
+ Otra que promete más de lo que demostró ser después.

Los dos eran hijos del mismo padre. A los dos se les dio la misma orden: «Hijo, ve hoy a trabajar a la viña».
El mandato del padre es ir a trabajar, a hacer algo…

Nos hemos acostumbrado a ir a la Iglesia los domingos, e incluso algún que otro día en semana. Puede incluso que estemos preocupados por la realidad del mundo que nos rodea, pero la gran pregunta es: ¿Estamos en el lugar donde hemos sido enviados? ¿Vamos a la viña del mundo a trabajar y trabajamos realmente por y para los demás?
Trabajar por los demás con un espíritu cristiano significa acercarnos y acercar más al mundo a Dios y Dios al mundo. Dios se preocupa por el mundo, pero en numerosas ocasiones el mundo parece no preocuparse por Dios.
 
+ ¿Entiendes que tu fe tiene una dimensión social que tienes que poner en acción?
+ ¿Te has comprometido con algo o alguien por el Evangelio?

La conducta de uno y otro fue muy diferente. Uno de los hijos obró mejor de lo que dijo, el otro dijo mejor de lo que obró.
Algunos prefieren la comodidad propia y dicen «No quiero». El Evangelio también encuentra muchas negativas de muchos hermanos en el mundo de hoy. Pero después se arrepienten y van a trabajar…

El otro hijo dice: «Sí, Señor, voy». Pero no fue. Hay muchos que tienen los labios llenos de amor y servicio, pero su corazón va por el lado contrario.No trabajan y se sienten merecedores que los demas trabajen para ellos…
¿Cuál de los dos hizo lo que el padre quería?

El primero, porque sus acciones fueron mejores que sus palabras y, sobre todo, porque rectificó su mal comienzo. Todo el que se arrepiente de corazon, de su conducta mala anterior Dios lo acoge y acepta de nuevo.

Ninguno de los dos hijos de esta parábola es alabado. Ninguno de los dos era modelo de hijo. Ambos actuaron de manera distinta a lo que habían decidido en un primer momento.

La parábola intenta explicarnos que los dirigentes judíos eran los que decían que obedecían a Dios, pero no lo hacían; los publicanos (cobradores de impuestos de los romanos y despreciados por el resto de los judíos) y las prostitutas eran tenidos por personas que vivían sin Dios; pero al escuchar el mensaje de Jesús siguieron el camino de Dios cambiando de vida.
Los sacerdotes y fariseos, despreciaron a Juan y no se arrepintieron para creerle. Los sacerdotes, escribas y fariseos, y los ancianos del pueblo, y la nación judía en general, eran como el otro hijo que dijo sí, buenas palabras pero sin fruto.Nunca fueron al llamado del Padre.

Hay personas que no profesan abiertamente su fe, no son muy asiduos a la iglesia y, en cambio, dan frutos de fe y de amor en su ambito familiar, laboral y social y al revés, personas que se dicen en el camino de Jesús , asisten a la iglesia, participan en apostolados y no dan fruto, viven de formal esteril y superficial y, lo que es aún más terrible, no quieren vivir el Evangelio. Unas veces por temor, otras por comodidad y otras por indiferencia, la viña sigue sin ser trabajada.
Uno puede echar a perder lo bueno que haga por la manera como lo haga.

La misión del cristiano en este momento es ir a trabajar en la viña correcta, o sea donde han sido llamados( segun sea su vocacion,doctor, maestro, sacerdote, religiosa-o etc…o como padre, madre, hijo-a, esposa-o, etc…), llevando el  mensaje de Vida de nuestro Amado Jesus; dando verdadero testimonio de union con El…viviendo y trabajando con obediencia, alegria y confiada en Dios nuestro Señor.

El que honra a Dios no es el que observa unos ritos externos, sino el que cumple su voluntad.
Resumiendo: Mientras estemos vivos siempre hay oportunidad de recapacitar y de arrepentirse. Pero no por esto hay que esperar el último momento, porque no sabemos el día, ni la hora (cfr. Mt. 24, 26).
Y no basta ser fiel por un tiempo. No basta decir sí una vez. El Sí que le damos al Señor debe ser constante y permanente. Hay que dar el sí de una vez por todas, y ese sí inicial hay que reiterarlo en cada oportunidad, sea fácil o difícil la situación que nos toque vivir, sea en la alegría o en el sufrimiento.

Es decir, para vivir en la Voluntad de Dios se requiere constancia y perseverancia hasta el final. No basta ser fieles por un tiempo, sino todo el tiempo y hasta el final, pues nos dice el Señor: “El que se mantenga firme hasta el final, se salvará” (Mc. 13, 13).

El que tenga oidos…que oiga.
 
Hermano Juan Pablo CORC+ Revdmo. Juan David Falcon
 
CRISTO VIVE!!!!

sábado, 17 de septiembre de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo del Tiempo Ordinario 18 de Septiembre del 2011

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (55, 6-9):


Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esté cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos –oráculo del Señor–. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes que vuestros planes.
Palabra de Dios


Salmo
Sal 144
R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan


Día tras día, te bendeciré, Dios mío
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor y merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.


El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.


El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,20c-24.27a):


Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo (20,1-16):


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»
Palabra del Señor






HOMILIA

¿Qué voy a obtener por seguir a Jesús? ¿Qué voy a ganar por seguirle?


Estas preguntas bien se las puede hacer cualquier persona que en este tiempo sea invitada a la conversión al Señor. Ya saben ustedes que en el mundo de hoy nadie hace nada por nada…


En la parábola de hoy se nos explica las recompensas que recibiremos en ese seguimiento.


La jornada judía de aquel entonces comenzaba a las 6 de la mañana, al amanecer, y desde entonces se contaban las horas hasta las 6 de la tarde, que es cuando oficialmente empezaba el nuevo día.


La paga de los jornaleros de la época era al equivalente de nuestra moneda actual de unos 0,06 euros (unos seis céntimos de dólar americano) al día. Esta era una cantidad, como hoy, totalmente insuficiente. Un día sin trabajo era una auténtica desgracia ya que significaba que al vivir al día, esa jornada no podrían ni comer tanto el trabajador ni su familia. El Evangelio de hoy toca estos dos aspectos y los proyecta a la dimensión del reino de Dios.


Cuantas veces vemos en parroquias, grupos cristianos, movimientos eclesiales, a personas, hermanos y hermanas en la fe, que llevan toda una vida trabajando por los demás; ya se han acoplado tan bien a la dinámica eclesial que se consideran dueños y señores de lo que hacen. Pero cuando llegan nuevos hermanos a nuestros grupos, comunidades, los creyentes que están estrenando su fe, los ven como una amenaza, se sienten amenazados, piensan que les vienen a quitar el puesto... todo lo que han construido...hecho…todo lo que han trabajado!... me lo van a quitar!!...sin pensar, ni considerar que todo lo realizado es para el bienestar y servicio del projimo y es merito exclusivo de Dios, pues nosotros solo hemos sido instrumentos...


Es una actitud muy humana, pero poco cristiana. Tenemos que acostumbrarnos a saber que nuestra vida entregada en Cristo es desgastarse por los demás, sin encumbrarnos, sin creernos más que los otros, sin esperar nada a cambio, sin despreciar a los nuevos en la fe y sus inexperiencias… Tener un corazón acogedor es el primer requisito para trabajar en los campos del Señor.


Jesús en esta parábola nos ayuda a entender cuál debe ser nuestra actitud y cuál es la actitud de Dios.


La recompensa por la fe será dada al creyente, no según el tiempo en que se haya convertido, ni según la edad en que se convirtieron, sino según la medida o estatura espiritual que hayan alcanzado en Cristo. El Evangelio de hoy nos habla de un contrato y de la paga estipulada.


¿Estás de responsable en alguna actividad eclesial? ¿La vives como servicio? ¿Cómo te sientes a la llegada de algún miembro nuevo: intranquilo, con miedos, con celos, con envidias…?


Los jornaleros de la parábola se quejan no porque se les pagara menos de lo que se les habia prometido, sino de que se les pagara a los demás igual que a ellos. Eso es lo que ocurre con muchos agentes de pastoral de toda la vida. Ya va siendo hora que establezcamos los tiempos en nuestros grupos para que una persona deje paso a otra con la misma alegría con la que recibió el primer encargo.


El murmurador no tenía razón de quejarse de que los últimos hubiesen recibido el mismo pago, al haber venido tan tarde, pues no habían venido antes por la sencilla razón de que no habían sido llamados antes.


Todas las personas son iguales ante Dios, da igual el que ha recibido la gracia de la fe en la infancia que en la edad adulta. Cada uno tendrá que dar un fruto proporcional al momento de ser llamado, no antes. Para quien seguimos al Señor, la vida, el atardecer, no termina ni demasiado pronto ni demasiado tarde.


En este encuentro de hoy con el Evangelio podemos también preguntarnos sobre dos realidades, muchas veces dolorosas que nos afectan socialmente:


El derecho al trabajo.


El derecho al salario justo que permita vivir a las personas.


Estos dos aspectos no se agotarán nunca de la reflexión cristiana. Lograr mayor justicia en las relaciones laborales es una tarea siempre por hacer.


La paga final que nos dice la Palabra nos hace caer en la cuenta que no es la cantidad de servicio lo que cuenta, sino el amor con el que se hace. Todo lo que Dios nos da nos lo da por su gracia, sin nosotros merecerlo. Lo que Dios da no es paga, sino regalo; no es un salario, sino una gracia.


El cristiano no va buscando un salario sino que trabaja por el gozo de servir a Dios y a sus semejantes. No hay para el trabajo evangelizador que pensar en términos de compensaciones. Todos tenemos que aprender de la bondad de Dios.


Trabajar por el Evangelio es un honor. Es un honor sentirse llamado a participar en la aventura de acercar a los demás a la presencia de Dios.


Entonces...! a trabajar!!...que hacen ahi de ociosos!


El que tenga oidos..que oiga.


Revdmo. Juan David Falcon-hermano Juan Pablo CORC


CRISTO VIVE!!

sábado, 10 de septiembre de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo 11 de Septiembre del 2011

Domingo 11 de Septiembre del 2011

Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (27,33–28,9):

Furor y cólera son odiosos; el pecador los posee. Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta de sus culpas. Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas. ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados? Si él, que es carne, conserva la ira, ¿quién expiará por sus pecados? Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo; en la muerte y corrupción, y guarda los mandamientos. Recuerda los mandamientos, y no te enojes con tu prójimo; la alianza del Señor, y perdona el error.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 102,1-2.3-4.9-10.11-12

R/. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (14,7-9):

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,21-35):

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

Palabra del Señor

Homilia


Todos hemos ofendido a alguien alguna vez en el camino de nuestra vida. Todos hemos sido ofendidos por alguien en nuestro caminar diario. Parece que esto va impreso en la condición humana. Nuestro hombre viejo convive muchas veces cómodamente con el hombre nuevo.

El tema de este Evangelio es el del perdón vivido desde la misericordia. Las personas podemos perdonar por muchos motivos: por resignación, para evitar mayores enfrentamientos, por presiones de otras personas… El perdón al que nos invita Jesús es el perdón desde la misericordia.

Pedro había entendido que hay que perdonar al que te ofende, que no hay que guardarle rencor ni pensar siquiera en vengarse de él, sino olvidar la injuria y volver a tratarle como amigo. Cree que es generoso al proponerle al Señor el número de veces que hay que perdonar al reincidente, le pregunta si siete veces son suficientes. Para los rabinos de la época tres era el número de veces que había que perdonar, la cuarta vez que te ofendiera la misma persona no estabas en el deber de perdonarle.

Cuando Pedro habla de siete veces está cogiendo el número de la perfección espiritual. Jesús le contesta hasta setenta veces siete; lo que quiere decir es que hay que perdonar siempre que el ofensor esté en disposición de ser perdonado.

Hay en las palabras del Señor una razón bastante explícita: no hay que llevar cuenta de las veces que hemos perdonado, si Dios llevase cuenta de las veces que nos ha perdonado, estaríamos perdidos. Hay que olvidar las veces que nos han ofendido y las veces que hemos perdonado.

Ante el perdón las personas se sitúan de distinta forma:

Hay unos que dicen: perdono pero no olvido. Esto lógicamente no es perdón humano y mucho menos cristiano. El recuerdo es fruto del pasado, la ofensa también y el dolor que te produce la ofensa lo revives una y otra vez mientras lo recuerdes. Tantas veces la Palabra de Dios nos habla de recordar las cosas grandes que Dios ha hecho por nosotros, pero nunca te habla de recordar la ofensa ni el dolor que ésta produce.

Otros afirman: yo le perdono, pero conmigo que no vuelva a hablar más… En realidad no es perdón, es una venganza que le retira el corazón y la palabra a quien te ofendió.

Alguno me dirá que esto del perdón podría valer en aquella época, pero que en esta con tanta y tanta violencia y terrorismo, con tantos asesinatos e injusticias más valdría volver al ojo por ojo y diente por diente…

Jesús nos anima a adquirir el hábito del perdón tal y como Dios hace con nosotros. El Señor vino a darle corazón al perdón humano, desde ahí, desde el corazón es desde donde debemos entender esta parábola que hoy escuchamos.

¿Perdonas con misericordia a los que te han ofendido?
¿Te sabes perdonar a ti mismo?
Si Dios te perdona constantemente ¿Por qué no te perdonas tú a ti mismo?
Para el perdón cristiano es muy importante tener conciencia de sentirse perdonado por Dios. Sólo en referencia a Dios encontramos sentido al perdón ante las dolorosas ofensas.

La enseñanza es bastante clara: sólo quien perdona a sus prójimos puede esperar el perdón de Dios. El que no está dispuesto a perdonar, demuestra que no tiene un corazón regenerado.

La falta de compasión con los más débiles es un pecado, es una maldad tal y como nos lo recuerda el Evangelio de hoy.

El resumen de esta Escritura es claro: Debemos de perdonar de corazón. Dios mira el corazón de cada uno de nosotros, es ahí donde se fragua el pecado, es también en el corazón donde debe fraguarse el perdón.

El que tenga oidos...que oiga.

Revedmo. Juan David Falcon-Hermano Juan Pablo CORC

Cristo vive!!!!

domingo, 4 de septiembre de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo del Tiempo Ordinario 04 de Septiembre del 2011

Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel (33,7-9):


Así dice el Señor: «A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida.»
Palabra de Dios


Salmo
Sal 94,1-2.6-7.8-9
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:


«No endurezcáis vuestro corazón»
Venid, aclamemos al Señor,
demos vitores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.


Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.


Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (13,8-10):

A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás» y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: «Amarás a tu prójimo como a tí mismo.» Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,15-20):


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»
Palabra del Señor


HOMILIA


¿Qué debemos hacer como cristianos cuando alguien nos ofende?


La asignatura, la materia del perdón es de las más difíciles de aprobar dentro de la carrera del cristiano. Dentro de lo que es la vida humana, el perdón siempre es una invitación a ser mejores en la relación con los demás.
Perdonar es relativamente fácil, pero perdonar de corazón no siempre es algo que cualquier persona pueda conseguir.
La corrección fraterna tiene que tener unos elementos imprescindibles: amor, humildad y respeto. Si faltanalgunos de estos sentimientos no se dará un auténtico encuentro ni humano ni cristiano.
Dice la Palabra que con una persona en pecado debe seguirse este proceso:


_Debe ser reprendida en privado, a solas, haciéndole ver su pecado. Si se da cuenta y acepta su realidad buscará el cambio y la conversión.
_Si no te escucha, trae a dos testigos, trata de persuadirle otra vez con amabilidad y cariño.
_Si tampoco quiere escuchar, hay que plantearlo a la comunidad.
_Si no hace escucha a la comunidad, sea tenido como un pagano.

¿Qué haces y cómo te relacionas con los que no viven el Evangelio? ¿Cómo debe ser el comportamiento de un cristiano hacia una persona que no vive el Evangelio? ¿Cómo podemos aceptarlos?


En numerosas ocasiones, el mensaje universal del Evangelio lo encerramos en nuestras manías y nuestras fobias personales. Tenemos que irnos capacitando para crecer con el Evangelio desde la libertad, no desde el temor o la imposición.


El poder de atar y desatar que Dios da la Iglesia sirve para ir haciendo la voluntad de Dios en nuestra vida.


Si “dos se ponen de acuerdo…”, nos deja ver que la unanimidad en la oración obtiene siempre de Dios una respuesta segura. “Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.


Por pocos que sean, si se reúnen en comunión con Cristo y con los hermanos, Jesús estará no sólo con ellos, sino en medio de ellos. No es la multitud quien atrae la presencia de Dios, sino la fe y la devoción de los congregados los que atraen la presencia y la bendición de Cristo.


Jesús nunca puso límites al perdón humano ¿Qué quiso decir entonces con lo de considerar a la otra persona después de los intentos fallidos anteriores como si fuera un pagano o un publicano?


No es un mandato de perder la paciencia con nadie. Para Jesús ninguna persona es un caso perdido. Se refiere a cuando una persona, después de ser buscada una y otra vez por Dios, elige el darle la espalda. Quien pudiendo cambiar no lo hace, y en esta cerrazón hace mucho daño a los demás, debe ser apartado, no de los corazones sino del sentir de la comunidad. En realidad es un autoapartamiento donde la persona no encaja en la unidad de los que intentan seguir el camino de Dios.


La conversión, e incluso la oración eficaz, es aquella donde se ha suprimido el egoísmo y se han superado nuestras propias necesidades y deseos. En la oración recibimos lo que Dios cree lo mejor para nosotros aunque nos cueste muchas veces creerlo. Las cosas de Dios hay que verlas con la perspectiva del tiempo y con los ojos de la fe.


Dios no nos da el escape de una situación humana, nos permite aceptar lo que no podemos entender. Cuando oramos sin mezcla de egoísmo, Dios envía su respuesta; pero es su respuesta, no necesariamente la que esperábamos nosotros.


EL QUE TENGA OIDOS...QUE OIGA.


REVDMO. JUAN DAVID FALCON_HERMANO JUAN PABLO CORC


CRISTO VIVE!!!