¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

miércoles, 8 de junio de 2011

CAMINO Y PREPARACION A PENTECOSTES

En la primera lectura del domingo pasado Jesucristo prometió a sus discípulos que les enviaría al Paráclito, el Espiritu de verdad…el Espiritu Santo y los discípulos en preparación a ese gran momento permanecieron juntos en Jerusalén en continua oración junto a María.

Por lo tanto, estos días,en vísperas al dia de pentecostes es una ocasión propicia para recordar aquella primera oración conjunta y prepararnos, a ejemplo de los apostoles y Maria, para celebrar la venida del Espíritu Santo.

Por eso hermanos, estos días previos al domingo de pentecostés, reflexionaremos y oraremos juntos, como verdadera comunidad cristiana, disponiendo y preparando nuestro corazón y nuestra mente y asi podamos recibir al Espiritu de Dios, que nos fortalecerá, abrirá nuestro entendimiento…y nos unira aun mas a nuestros hermanos y a Cristo mismo…Asi sea.

OREMOS!!

¡Ven, oh Santo Espíritu!: ilumina mi
entendimiento, para conocer tus mandatos:
fortalece mi corazón contra las insidias del
enemigo: inflama mi voluntad… He oído tu voz, y
no quiero endurecerme y resistir, diciendo:
después…, mañana...i!es Ahora!, ¡! Hoy ¡!...no vaya
a ser que el mañana me falte.

¡Oh, Espíritu de verdad y de sabiduría, Espíritu de
entendimiento y de consejo, Espíritu de gozo y de
paz!: quiero lo que quieras, quiero porque
quieres, quiero como quieras, quiero cuando
quieras.

AMEN ¡!

El día en que el Espíritu Santo
descendió sobre los discípulos del Señor…PENTECOSTES!

Los Hechos de los Apóstoles, al narrarnos los
acontecimientos de aquel día de Pentecostés en el que
el Espíritu Santo descendió en forma de lenguas de
fuego sobre los discípulos de Nuestro Señor, nos hacen
asistir a la gran manifestación del poder de Dios, con
el que la Iglesia inició su camino entre las naciones. La
victoria que Cristo —con su obediencia, con su
inmolación en la Cruz y con su Resurrección— había
obtenido sobre la muerte y sobre el pecado, se reveló
entonces en toda su divina claridad.
Los discípulos, que ya eran testigos de la gloria del
Resucitado, experimentaron en sí la fuerza del Espíritu
Santo: sus inteligencias y sus corazones se abrieron a
una luz nueva. Habían seguido a Cristo y acogido con
fe sus enseñanzas, pero no acertaban siempre a
penetrar del todo su sentido: era necesario que llegara
el Espíritu de verdad, que les hiciera comprender todas
las cosas. Sabían que sólo en Jesús podían encontrar
palabras de vida eterna, y estaban dispuestos a
seguirle y a dar la vida por Él, pero eran débiles y,
cuando llegó la hora de la prueba, huyeron, lo dejaron
solo.

El día de Pentecostés todo eso ha pasado: el
Espíritu Santo, que es espíritu de fortaleza, los ha
hecho firmes, seguros, audaces. La palabra de los
Apóstoles resuena recia y vibrante por las calles y
plazas de Jerusalén.

Vigencia y actualidad de pentecostés en nuestras vidas

La fuerza y el poder de Dios iluminan la faz de la
tierra. El Espíritu Santo continúa asistiendo a la Iglesia
de Cristo, para que sea —siempre y en todo— signo
levantado ante las naciones, que anuncia a la
humanidad la benevolencia y el amor de Dios. Por
grandes que sean nuestras limitaciones, los hombres
podemos mirar con confianza a los cielos y sentirnos
llenos de alegría: Dios nos ama y nos libra de nuestros
pecados. La presencia y la acción del Espíritu Santo en
la Iglesia son la prenda y la anticipación de la felicidad
eterna, de esa alegría y de esa paz que Dios nos
depara.

También nosotros, como aquellos primeros que se
acercaron a San Pedro en el día de Pentecostés, hemos
sido bautizados. En el bautismo, Nuestro Padre Dios ha
tomado posesión de nuestras vidas, nos ha
incorporado a la de Cristo y nos ha enviado el Espíritu
Santo. El Señor, nos dice la Escritura Santa, nos ha
salvado haciéndonos renacer por el bautismo,
renovándonos por el Espíritu Santo, que Él derramó
copiosamente sobre nosotros por Jesucristo Salvador
nuestro, para que, justificados por la gracia, vengamos
a ser herederos de la vida eterna conforme a la
esperanza que tenemos.

La experiencia actual,nuestra debilidad, nuestras
Fallas, el desanimo y apatía en la misión… puede producir el
espectáculo doloroso de la pequeñez o incluso de la
mezquindad en algunos hermanos, que se llaman cristianos. El
aparente fracaso o la desorientación de algunas
empresas apostólicas, etc...todo esto —comprueba la
realidad del pecado y de las limitaciones humanas—
y a su vez pueden constituir grandes pruebas para nuestra
fe, y hacer que se acrecienten en nuestro corazón y nuestra mente, la tentación y la duda.
y preguntarnos...
¿dónde están la fuerza y el poder de Dios?

 Por esto mismo es el momento de reaccionar!!... de practicar de manera más
pura, más recia Y REAL nuestra esperanza, nuestra fe y, por tanto, de
procurar que sea más firme nuestra fidelidad.Por eso es tan necesaria la oración en estos días…y en toda nuestra vida.

Oremos!!

Ven Oh Santo Espíritu, llena los
corazones de tus fieles y enciende en
ellos el fuego de tu amor.

V. Envía tu espíritu y serán creados

R. Y renovarás la faz de la tierra.

Oh Dios que has instruido los corazones de
los fieles con la luz del Espíritu Santo.

Concédenos según el mismo Espíritu,
conocer las cosas rectas y gozar siempre de
sus divinos consuelos. Por el mismo Cristo
nuestro Señor. Amén.

Revdmo. J. David Falcon_hermano juan pablo CORC



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