¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

martes, 29 de mayo de 2012

Mc 16,15-20: "Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios."


Evangelio

Mc 16,15-20: "Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios."

Jesús dijo a sus discípulos: Id por todo el mundo y anunciad a todos este mensaje de salvación. el que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado. Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; cogerán serpientes con las manos; si beben algún veneno, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y los curarán.
Después de hablarles, el Señor Jesús fue elevado al cielo, y se sentó a la derecha de Dios. Los discípulos salieron por todas partes a anunciar el mensaje, y el Señor los ayudaba, y confirmaba el mensaje acompañándolos con señales milagrosas.

Homilía

Si preguntamos a los niños de nuestras catequesis dónde está Dios, seguramente nos contestarán que en el cielo. Si le preguntamos dónde está el cielo nos señalarán para arriba, pero si les informamos que cuando un astronauta sube a lo más alto del espacio, Dios no está por allí, se nos quedarán callados…
¿Cómo decimos los cristianos que Dios está "sentado a la derecha del Padre", y es el mismo Jesús quien nos recuerda que se quedará con nosotros todos los días hasta el fin de los tiempos? ¿No dice Jesús que donde dos o más estén reunidos en su nombre, Él estará allí? ¿Hay contradicción? ¿Cómo puede Dios estar lejos y cerca de nosotros?
La narración de la Ascensión hace sin duda más referencia al contenido teológico que al histórico, tanto es así que en la antigüedad cristiana Resurrección y Ascensión se consideraban como un único acontecimiento.

Ascensión significa que Jesús desaparece aunque siga presente en la comunidad.
Toda la vida del cristiano rondará siempre este misterio: acercar a Dios a la humanidad y la humanidad a Dios. No están lejos, están cerca, muy cerca.
La cercanía de Dios está en su encarnación. Dios se hace hombre para darnos todas las facilidades para reconocerlo. Ya no podemos decir que la divinidad es algo inaccesible a ejemplo de las mitologías paganas. Se ha hecho uno de nosotros para que seamos capaces de verlo, tocarlo, saber cómo es, cómo es su vida y su corazón, como es su interioridad y reino.

Cada ser humano deberá descubrir el misterio de la encarnación de Dios en su vida, sólo así lo sentirá cercano, hermano, amigo y compañero de camino.Pero la encarnación es un lugar de paso para el gran acontecimiento de la resurrección. Resucitar es vencer a la muerte, abrirnos otras puertas a la existencia en Dios.
Resucitar es elevarnos a la presencia definitiva de Dios de donde ya no nos separaremos nunca. Jesús se eleva para establecerse siempre en Dios y abrirnos la puerta haciendo primero Él el camino. Si Jesús no nos abandona en el camino de la vida tampoco nos deja solos en el corto sendero que va de la muerte al Padre.
La fe va más allá, mucho más allá del ver. No vemos pero no andamos en la oscuridad. No detectamos físicamente al presencia de nuestro Señor, pero no nos sentimos solos.
Jesús antes de ir al cielo nos dejó bien claras las señales que acompañarían a los que creen:

  1. En mi nombre expulsarán demonios.
  2. Hablarán lenguas nuevas.
  3. Cogerán serpientes con las manos.
  4. Si beben algún veneno no les dañará.
  5. Pondrán las manos sobre los enfermos y los curarán.

Esta es nuestra tarea y nuestro examen diario. Los que están con Jesús a pesar de la enormidad de los peligros no sufrirán daños, al contrario, serán capaces de crear siempre algo nuevo en el nombre de Jesús.
La Ascensión es una nueva presencia del Señor. El texto del evangelio de hoy nos recuerda que la vida de cada cristiano tiene que estar atenta al mundo en el que vive con la esperanza del cielo que Jesús nos promete.
No es suficiente que estemos pendientes sólo del cielo ya que Jesús sigue andando por nuestras calles y caminos. No es suficiente apegarnos tanto a la tierra que no sepamos ir más allá del horizonte de nuestra propia miseria humana. Lograr este equilibrio es la invitación que Jesús nos hace cuando nos dijo: "Estén en el mundo, sin ser del mundo…"

El que tenga oidos ...que oiga.

HERMANO JUAN PABLO CORC_OBISPO JUAN DAVID FALCON

sábado, 19 de mayo de 2012

Lecturas y Homilia del Domingo 20 de Mayo del 2012+Ascensión del Señor

FIESTA DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Saludo
Hagan todo lo que puedan para preservar la unidad del Espíritu
por medio de la paz que les une como un cuerpo.
Que el Señor les envíe su Espíritu de unidad
y esté siempre con ustedes.

Introducción por el Celebrante


Celebramos hoy la Ascensión del Señor. ¿Quiere esto decir que Jesús nos ha dejado, que ha desaparecido para siempre? Es cierto que ya no podemos verle ni tocarle como pudieron hacerlo los apóstoles y los primeros discípulos. Jesús no pertenece ya sólo a un grupo minúsculo, sino a todos los hombres y mujeres de la tierra que quieran aceptarle. Él es ahora el Señor de todo y de todos, el Señor de la gloria, y aun así todavía uno de nosotros, muy cercano, más intimo a nosotros que nosotros mismos; él es el corazón de nuestro corazón por medio de su Espíritu, vive en nosotros.

Nosotros, su Iglesia, tenemos que continuar el trabajo y misión que él comenzó y dar testimonio de que él es nuestro Señor vivo y resucitado. Escuchémosle en esta Eucaristía y démosles gloria y alabanza a él y al Padre.

Sin olvidar que... Hoy es el día de la Ascensión del Señor a los cielos!!!...por lo mismo día de alegría, porque una parte de nosotros está ya ahora muy cerca de Dios: nuestro hermano Jesús, que es uno de nosotros, el primero en resucitar de entre los muertos y el primero en vivir plenamente en la gloria y alegría de Dios. Él nos conduce y nos muestra el camino. Pero, en el entretanto, tenemos que llevarle a nuestro mundo y a la gente de nuestro tiempo. Proclamemos con nuestra vida que él vive. Demos a conocer la Buena Noticia de Salvación. Jesús actuará con nosotros por medio del Espíritu que él mismo nos da; y él confirmará todo lo que decimos y hacemos.

Acto Penitencial
Nuestro testimonio del Señor vivo y resucitado es seguramente pobre.
Nuestra forma de vida no siempre muestra que creemos
que su Espíritu nos guía. – Pidamos al Señor que nos perdone.
(Pausa)

  • Señor Jesús, tú fuiste elevado a la gloria del Padre, y, aun así, permaneces presente donde dos o tres se reúnen en tu nombre:
    R/ Señor, ten piedad de nosotros.
  • Cristo Jesús, tú preparas un lugar en el cielo para los que creen en ti y viven en tu amor:
    R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
  • Señor Jesús, tú nos envías a todos los rincones del mundo para ser tus testigos y compartir la Buena Nueva de tu amor:
    R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor; No nos abandones a nuestros pecados, sino otórganos tu perdón, ayúdanos a vivir en tu presencia y llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta
Oremos y alabemos al Padre por medio de Cristo, que fue por delante de nosotros.
(Pausa)
Oh Dios y Padre nuestro:
No te hemos visto nunca,
pero por medio de tu Hijo Jesús
hemos llegado a conocerte.
Él vive ahora en tu gloria.
Danos la gracia de no sentirnos abandonados,
sino más bien fortalécenos con la convicción
de que él permanece con nosotros en nuestros hermanos
hasta el fin de los tiempos.
Que su Espíritu nos guíe y fortalezca
para dar testimonio de que él está vivo
en nuestras comunidades de fe y de amor
y para proclamar a todo el mundo
su Buena Noticia de Salvación.
Te lo pedimos por medio del mismo Jesucristo
Nuestro Señor.

Primera Lectura (¿Por Qué Os Quedáis Embobados Mirando al Cielo?): Hch 1,1-11
En su Ascensión, Jesús confía su misión a los apóstoles. El Espíritu Santo les dará fuerza para ser testigos de Cristo, el Señor, en todo el mundo.


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (1,1-11):
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 46,2-3.6-7.8-9

R/.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas


Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.

Segunda Lectura (Ascendió para Darnos Sus Dones): Ef 1,17-23
Para Pablo el misterio de la Ascensión significa que Jesús, el Señor, comenzó a derramar sus dones a los hombres cuando subió a los cielos.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23):
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Palabra de Dios

Evangelio (Vayan al Mundo Entero): Mc 16,15-20
En nombre de Jesús, sus misioneros -y cada cristiano- proclaman el mensaje gozoso de su Evangelio.
Conclusión del santo evangelio según san Marcos (16,15-20):
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en m¡ nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor
 
HOMILIA
La Fiesta de la Ascensión de Jesucristo al Cielo es una fiesta importante y de gran significación. Sin embargo, hace evocar sentimientos encontrados de nostalgia y de alegría. El mismo Señor nos muestra esos sentimientos las veces que en el Evangelio hace el anuncio de su ida al Padre. “He deseado muchísimo celebrar esta Pascua con vosotros ... porque ya no la volveré a celebrar hasta ...” (Lc.22, 15-16). “Me voy y esta palabra los llena de tristeza” (Jn. 16, 6)

En cada uno de los anuncios de su partida, Jesús trataba de consolar a los Apóstoles: “Ahora me toca irme al Padre ... pero si me piden algo en mi nombre, yo lo haré” (Jn. 14,12 y 14). Inclusive trató de convencerlos acerca de la conveniencia de su vuelta al Padre: “En verdad, les conviene que Yo me vaya, porque si no me voy, no podrá venir a ustedes el Consolador. Pero si me voy, se los enviaré ... les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que Yo les he dicho” (Jn. 16, 7 - 14, 26).

A pesar de todos estos anuncios, los Apóstoles y discípulos no alcanzaban a entender la trascendencia de lo anunciado. La Santísima Virgen María seguramente fue preparada por su Hijo para el momento de su partida, con gracias especiales para poder consolar y animar a los Apóstoles. Jesucristo estaba dejando a Pedro como cabeza de la Iglesia y como su Representante. Pero también estaba dejando a su Madre como Madre de su Iglesia, ya que siendo Ella Madre de Cristo, era también Madre de su Cuerpo Místico. Por eso Ella los reunió y los animó, orando con ellos en espera del Espíritu Santo.
Si la Transfiguración del Señor fue algo tan impresionante, ¡cómo sería la Ascensión! Quedaron todos los presentes tan impactados de esa triste, pero gloriosa despedida, en la que el Señor subía para sentarse a la derecha del Padre, que aún después de haber desaparecido Jesús, ocultado por una nube, los Apóstoles y discípulos seguían mirando fijamente al Cielo. Fue, entonces, cuando dos Ángeles interrumpieron ese éxtasis colectivo de amor, de nostalgia, de admiración al Señor, cuyo cuerpo radiantísimo había ascendido al Cielo, y les dijeron: “¿Qué hacen ahí mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al Cielo, volverá como lo han visto alejarse” (Hech. 1,11).

Importantísimo recordar ese anuncio profético de los Ángeles sobre la segunda venida de Jesucristo, en la que volverá de igual manera: en gloria y desde el Cielo. Jesucristo vendrá, entonces, como Juez a establecer su reinado definitivo. Así lo reconocemos cada vez que rezamos el Credo: de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin.
Pero por encima de la nostalgia de su partida, el misterio de la Ascensión de Jesucristo es un misterio de fe y esperanza en la vida eterna. La misma forma física en que se despidió el Señor -subiendo al Cielo- nos muestra nuestra meta, ese lugar donde El está, al que hemos sido invitados todos, para estar con El. Ya nos lo había dicho al anunciar su partida: “En la Casa de mi Padre hay muchas mansiones, y voy allá a prepararles un lugar ... Volveré y los llevaré junto a mí, para que donde Yo estoy, estén también ustedes” (Jn. 14,2-3).

La Ascensión de Jesucristo al Cielo en cuerpo y alma gloriosos nos despierta el anhelo de Cielo, la esperanza de nuestra futura inmortalidad, también en cuerpo y alma gloriosos, como El, para disfrutar con El y en El de una felicidad completa, perfecta y para siempre.

nos invita a llevar la Palabra de Dios a todos, seguros de que el Espíritu Santo, Quien es el verdadero protagonista de la Evangelización, nos capacita para responder a este llamado. Así contribuimos a construir el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, en esta época en que hay que realizar la Nueva Evangelización, atrayendo a la Iglesia a aquéllos que se han alejado.

UNIDOS EN CRISTO JESUS...SEGUIMOS CAMINANDO HACIA LA ETERNIDAD!!

EL QUE TENGA OIDOS...QUE OIGA.



Oración de los Fieles
Jesús, el Señor, nos ha confiado su misión. Él está con nosotros y actúa en nosotros por medio de su Espíritu, de modo que podamos hacer todo en su nombre. Así le decimos: R/ Quédate con nosotros, Señor.
  • Hazte presente en tu Iglesia, Señor, para que ella difunda la Buena Nueva de tu amor y de tu reino a todos los pueblos, lenguas y culturas, y así te decimos:
  • Hazte presente a todos tus profetas y misioneros, para que proclamen sin miedo tu mensaje de justicia, verdad y misericordia incluso a los que no tienen deseos de escucharle; y así te decimos:
  • Hazte presente a todos los gobernantes y líderes de las naciones, Señor, cuando intentan establecer una paz casi imposible a un mundo roto por la violencia y la guerra. Que sus esfuerzos no sean en vano. Y así te decimos:
  • Hazte presente a los oprimidos y a los que sufren, Señor; reaviva en ellos su esperanza en ti y en los hermanos; abre los ojos y las manos de tus seguidores para otorgarles tu amor y cuidado llenos de ternura; y así te decimos:
  • Hazte presente a nosotros y a todas las comunidades cristianas, Señor; dales señales de tu presencia por su espíritu de oración, su unidad, su amabilidad y paciencia de unos con otros; y así te decimos:
Oh Jesús, Señor nuestro: por la fuerza de tu Espíritu guíanos en nuestra
peregrinación al hogar donde tú vives en gloria con el Padre y el Espíritu Santo, ahora y por los siglos de los siglos.

Oración de Ofertorio
Señor Dios nuestro:
En los signos de este pan y de este vino
tu Hijo Jesús va a estar enseguida con nosotros.
Que él nos dé su Espíritu de fortaleza,
para que no nos quedemos mirando al cielo,
a no ser para implorar tu ayuda para hacer tu trabajo.
Que prefiramos enfrentarnos al mundo
y comprometernos a la misión
de transformarlo en tu mundo,
por el poder del Espíritu de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro
por los siglos de los siglos.

Introducción a la Plegaria Eucarística
Con gran alegría demos gracias al Padre porque Jesús, aunque elevado al cielo, sigue todavía con nosotros por medio de su Espíritu Santo,
aquí en esta eucaristía, en la Iglesia y en los hermanos que nos rodean.

Introducción al Padrenuestro
Jesús, el Señor, vive ahora en la gloria del Padre en el cielo;
Allí intercede por nosotros.
Por medio de él y con sus mismas palabras
oremos a Dios nuestro Padre.
R/ Padre nuestro...

Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de toda forma de egoísmo
que nos aísla de nuestros hermanos.
Guárdanos libres de todo pecado
que ponga en peligro el amor entre nosotros;
y danos la paz de la unidad.
Haznos atentos y abiertos a todos,
mientras aguardamos con gozosa esperanza
la venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino...

Invitación a la Comunión
Éste es Jesús, el Señor, que nos dijo:
Sepan que estoy con ustedes siempre
hasta el fin de los tiempos.
Éste es su cuerpo, glorioso y resucitado.
Felices nosotros, ya que él es nuestro pan
en nuestro caminar hacia el Padre.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Te damos gracias por confiar tanto en nosotros
que nos has entregado la misión misma de tu Hijo:
para hacerle presente en el mundo.
Que reinemos con él aprendiendo de él a servir,
de forma que nuestros hermanos vean palpablemente
que Cristo vive
porque somos su cuerpo visible para el mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Bendición
Jesús, el Señor, nos dice a nosotros como les dijo a los apóstoles:
“Sean mis testigos en el mundo entero”.
No nos quedemos embobados mirando al cielo,
sino que seamos su mensaje de esperanza
para los hombres y mujeres del mundo
por la forma cómo vivimos el Evangelio.
Y pidamos la bendición solemne del Señor.

Que sepamos llevar el mensaje del Señor a nuestro tiempo y a nuestros hermanos. R/ Amén.
Que siga él haciendo el bien por medio de nosotros
y que nosotros le hagamos visible hoy ante nuestros hermanos. R/ Amén.
Que permanezca él con nosotros por medio de su Espíritu
ahora y hasta el fin de los tiempos. R/ Amén.

Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

Amen!!

Pueden ir en paz para amar y servir al Señor en los hermanos que nos rodean.

R/ Demos gracias a Dios.


HERMANO JUAN PABLO CORC+OBISPO JUAN DAVID FALCON

viernes, 11 de mayo de 2012

Lecturas y Homilias del Domingo 6º de Pascua_13 de Mayo del 2012

Saludo
El amor viene de Dios
y todos los que aman
han nacido de Dios y conocen a Dios.
Que Jesús, el Hijo de Dios,
que nos dio a conocer su amor,
esté siempre con ustedes.

Introducción por el Celebrante


Hoy se nos recuerda de nuevo que el corazón del cristianismo es el amor: Amor a Dios, amor de unos para con otros. Jesús nos dice que tenemos que amarnos unos a otros como él nos ha amado. Éste es un amor muy exigente, ya que nos compromete a amar no sólo a los que nos caen bien y que nos aman o son compañeros cristianos de las mismas ideas, sino también a los difíciles, a los “no creyentes”, a gente muy lejos de ser perfecta, a marginados y extraños… Eso no es tan fácil, y esa es probablemente la razón por la que él lo llama “mandamiento”. Pidamos al Señor en esta eucaristía que crezcamos en esta apertura de auténtico amor.

El amor de Dios, siempre sorprendente y asombroso, es la fuente de todo lo bueno que nos pasa dia a dia. Nos muestra ese enorme y real Amor cuando renuncia a su propio Hijo por nosotros...Jesús siguió mostrándonos una forma humana del amor de Dios, cuando se preocupó por la gente y dio nuevas oportunidades incluso a marginados y proscritos, a los no amados y a los “no creyentes”. Hoy nos convoca a nosotros, sus amigos, y nos dice: “Ámense unos a otros como yo les he amado”. Con estas palabras nos reta ahora, en esta eucaristía y en nuetra vida misma...

Acto Penitencial
Estamos todavía lejos de amar a los hermanos
como Jesús quiere que les amemos.
Pidamos al Señor y a los hermanos que nos perdonen.
(Pausa)

  • Señor Jesús, tú nos has amado como el Padre te ha amado a ti.
    Guárdanos en tu amor: R/. Señor, ten piedad de nosotros.
  • Cristo Jesús, el modo como nos has amado consiste en que entregaste tu vida por nosotros.
    Haz que vivamos y nos desvivamos los unos por los otros:R/. Cristo, ten piedad de nosotros.
  • Señor Jesús, tú amaste a los débiles, a los pecadores, a los que es difícil amar:
    Suscita nuestro amor y hazlo como el tuyo:R/. Señor, ten piedad de nosotros.

Por tu bondad, perdónanos, Señor, y haz que nuestra característica como pueblo tuyo
sea un amor siempre entregado y comprometido.
Y llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta
Pidamos al Padre que no permita
que pongamos límites ni fronteras a nuestro amor.
(Pausa)
Oh Dios bondadoso:
Tu nombre es AMOR
y tú nos lo has revelado en toda su profundidad
cuando enviaste a tu Hijo al mundo
para ser sacrificado por nuestros pecados.
Por medio de Jesús, que nos llama sus amigos,
haz nuestro amor tan fuerte como la vida y la muerte;
que el amor tenga siempre la última palabra en nosotros
y que sepamos compartirlo gratis, como tú lo hiciste.
Que permanezcamos siempre en tu amor
y nos amemos unos a otros como Jesús nos ha amado,
él que es nuestro Salvador y Señor
por los siglos de los siglos.

Primera Lectura (Hch 10, 25-26, 34-35, 44-48): El Amor de Dios Abierto a Todos
La señal que Dios da a Pedro y a la Iglesia de que acepta y ama a los creyentes que proceden del paganismo es que el Espíritu Santo desciende también sobre paganos.


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,25-26.34-35.44-48):

Cuando iba a entrar Pedro, salió Cornelio a su encuentro y se echó a sus pies a modo de homenaje, pero Pedro lo alzó, diciendo: «Levántate, que soy un hombre como tú.»
Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.»
Todavía estaba hablando Pedro, cuando cayó el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras. Al oírlos hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes circuncisos, que habían venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles.
Pedro añadió: «¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?»
Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Le rogaron que se quedara unos días con ellos.

Palabra de Dios
 
Salmo
Sal 97,1.2-3ab.3cd-4

R/.
El Señor revela a las naciones su salvación

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera,
gritad, vitoread, tocad. R/.

Segunda Lectura (1 Jn 4, 7-10): Dios Nos Ama; Nosotros Nos Amamos Unos a Otros
Dios nos amó de tal manera que su amor tomó forma humana en Jesucristo. Desde entonces, nuestro amor hacia el otro es la señal del amor de Dios y de su presencia en medio de nosotros.
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4,7-10):
Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

Palabra de Dios

Evangelio (Jn 15, 9-17): Ámense Unos a Otros como Yo Les He Amado
Jesús nos ama y quiere que permanezcamos en su amor y alegría guardando sus mandamientos de amor mutuo.
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,9-17):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»

Palabra del Señor
 
HOMILIA
¿Cuántos son los mandamientos de la ley de Dios?

A los niños de las parroquias les enseñamos a la hora de contestar esta pregunta, que los mandamientos son "diez más uno". Fíjate que no decimos "once"; decimos que a los diez mandamientos de la ley de Dios se ha añadido uno más que engloba los anteriores.Pues quien ama al otro no le miente, no le roba, no le mata... La ley del amor engloba todo el bien que podemos hacer y el que hacemos a los demás.

En nombre del amor en sus distintos niveles se han cometido todo tipo de barbaridades.Jesús nos indica que el amor de verdad, el que de verdad procede de Dios, es un amor que produce frutos de bondad.
Vivimos en el mundo donde se nos invita a centrarnos en el yo de una manera egoísta y cerrada. El yo que quiere ser uno mismo sin tener en cuenta a los demás. El yo que quiere imponerse. El yo que quiere surgir caiga quien caiga. La fe en Jesús es la exaltación del "Tú". El amor al que el Señor nos invita es una relación amistosa con Dios y con los demás.

Hoy el prójimo está eclipsado por el "yo". No es malo que nos detengamos ante nuestra propia realidad, que nos examinemos interiormente con frecuencia, y que mantengamos ese tan necesario diálogo interior con nosotros mismos. Tenemos que dedicarnos tiempo al "yo", pero que no nos absorba totalmente. Las personas que viven excesivamente pendientes de sí mismas tarde o temprano caerán en neurosis y angustias de todo tipo. El ser humano está llamado a mirar y vivir en su exterior para completarse en su interior.
La vida de intimidad con Dios no significa un aislarse del mundo circundante. La vida contemplativa es llevar al interior del monasterio y del corazón las realidades del mundo para transformarlas desde la oración y la reflexión en el Señor.
Jesús es el que escogió a sus discípulos. Puede ser que en algunas ocasiones oigas a alguien decir que cree en Dios , o que se ha peleado con Dios por distintas razones. No debemos olvidar nunca que no somos nosotros quienes hemos escogido al Señor, ha sido Él quien nos ha llamado. La vida cristiana es ni más ni menos que la respuesta al amor de Dios que nos ha llamado a la fe, una respuesta que no debe ser desde el miedo ni la tensión de quien se siente amenazado. La respuesta al amor de Dios debe ser el amor a Él y a los demás, como amigos y hermanos. El amor borra las distancias y establece la igualdad que es la condición de la amistad.

Jesús nos ha escogido para el amor, para que nos amemos unos a otros, no para discutir, pelearnos, criticarnos... El cristiano debe vivir de tal manera que enseñe a los que le rodean lo que es el amor a Dios y a los demás. El ejemplo de cómo debe ser y vivirse ese amor nos lo dio Jesús: "como yo les he amado".
El Señor nos ha comunicado la intimidad con Dios, nos ha dado acceso a su pensamiento y nos ha abierto su corazón. Esta relación amistosa no es para que nos convirtamos en personas obsesivas, llenas de trampas interiores. Jesús nos salva incluso en lo más profundo de nuestra intimidad, de ahí que nuestra relación con Él sea de amistad profunda y Amor verdadero...!!!DIOS ES AMOR!!! VIVAMOSLO PLENAMENTE!!

El que tenga oidos...que oiga.


Oración de los Fieles
Ya que Jesús es nuestro amigo, podemos encomendarle todos aquellos a quienes amamos y presentarle confiadamente las necesidades de aquellos a quienes deberíamos aprender a amar. Y digamos:
R/. Señor, danos el don del amor.
  • Señor Jesús, haz que en la comunidad de tu Iglesia haya amor, amistad y confianza, entre sus líderes y los fieles, y así te decimos:
  • Señor Jesús, que haya amor y amistad entre todas las personas y las iglesias que afirman que tú eres su Señor y Pastor; que lleguen a ser realmente uno en ti, y así te decimos:
  • Señor Jesús, que el amor y la amistad reine en todas nuestras comunidades de religiosos, para que todos sus miembros sean excelentes testigos de tu amor, y así te decimos:
  • Señor Jesús, que el amor y la amistad reine en todas las familias cristianas, para que los padres y sus hijos sean células vivientes de las que crezca en nuestro mundo comprensión y amor, y así te decimos:
  • Señor Jesús, que haya entre nosotros amor y amistad que abran nuestros ojos, manos y corazones a las necesidades y a las personas de los enfermos y de los que viven en soledad, de los pobres y de las víctimas de la injusticia, y así te decimos:
  • Señor Jesús, que haya amor y amistad en todas nuestras comunidades cristianas, para que la gente llegue a creer en ti cuando vea cómo nos amamos unos a otros, y así te decimos:
  • Señor Jesús, amigo nuestro, queremos permanecer en tu amor y con él darnos calor humano unos a otros, pues tú eres Señor y Salvador nuestro por los siglos de los siglos.

Oración de Ofertorio
Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
Tu amor se nos mostró con rostro humano
en tu Hijo Jesucristo.
Él nos mostró toda la profundidad de tu amor y del suyo propio
entregando su vida por nosotros, sus amigos.
Mientras se da a sí mismo por nosotros como pan de vida,
que él sea nuestro alimento
en el camino de la vida y del amor,
no sólo cuando es fácil amar,
sino también cuando resulta difícil ser fiel
y cuando el amor exige mucho sacrificio.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Introducción a la Plegaria Eucarística
Alcemos nuestros corazones y nuestras voces a nuestro Padre bondadoso por habernos amado antes de que nosotros pudiéramos amarle. Con Jesús, signo máximo del amor de Dios hacia nosotros, ofrezcamos al Padre nuestro deseo y voluntad de dejar que su amor se derrame sobre todos los hermanos.

Introducción al Padrenuestro
Con Jesús, nuestro hermano,
oremos juntos a nuestro Padre del cielo
que nos ama con un amor tan grande
que nos dio a su propio Hijo:
R/. Padre nuestro…

Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todas formas de egoísmo
que nos cierra a nuestros hermanos.
Mantennos libres de todo pecado
que pusiera en peligro el amor entre nosotros
y concédenos la paz de la unidad.
Haznos atentos y abiertos a todos,
mientras esperamos con gozosa esperanza
la venida gloriosa de nuestro Salvador Jesucristo,
R/. Tuyo es el reino…

En el Saludo de Paz
Que el saludo de paz que nos damos hoy sea expresión de nuestro genuino amor mutuo, y que a ella sigan muchos otros signos, gestos y detalles de amor en la vida diaria.
Que la paz del Señor esté siempre con ustedes.

Invitación a la Comunión
Éste es nuestro Señor que dijo:
“Ámense unos a otros como yo les he amado”.
Dichosos nosotros invitados a la mesa del Señor,
mesa de amor y de unidad.
R/. Señor, no soy digno…

Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
En esta celebración eucarística
nos has dado una nueva prueba de tu amor
al darnos a tu Hijo y a su Espíritu.
Jesús ha fortalecido nuestro amor.
Acepta, Padre, nuestra acción de gracias
y suscita lo mejor en nosotros,
para que demos rico fruto
de amor confiable y fiel.
Que tu Santo Espíritu nos una
para construir comunidad todos juntos
y vivir en tu amor y alegría
ahora y por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos: Sabemos que Dios nos ama
y que quiere vivir entre nosotros.
Él nos llama sus amigos, sus escogidos.
Respondamos a su amor sin medida.
Estamos seguros de que amamos a Dios
y que él está presente entre nosotros
cuando nos amamos unos a otros.
Que Dios nos dé la fuerza para hacerlo.
Y para ello, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

Amen!

HERMANO JUAN PABLO CORC_OBISPO JUAN DAVID FALCON

viernes, 4 de mayo de 2012

Lecturas y Homilia del Domingo 5º de Pascua+06 de Mayo del 2012

Introducción por el Celebrante

Nuestra fe es mucho más que creer en una serie de verdades. Nuestra fe debe ser una unión con una persona viva, unidad de vida con Jesús nuestro Señor. Sus palabras y sus obras son nuestra guía en la vida; nuestro corazón entra en sintonía con su corazón, y su amor desinteresado y servicial a Dios y a los hombres es nuestra inspiración y nuestro modelo. No podemos estar pensando en él y orando todo el tiempo, pero podemos, con su ayuda, intentar vivir su vida. Así es cómo podemos vivir en él, permanecer en él, ser uno con él como él es uno con el Padre. Seamos íntimamente uno con él, aquí ahora en esta eucaristía y en la vida diaria.

De muchas manera diferimos unos de otros. ¡Damos gracias a Dios por la riqueza de esta variedad! ¡Qué triste sería nuestro mundo si todos fuéramos iguales, idénticos, ya que solamente veríamos nuestra propia imagen! Somos diferentes en nuestro rostro, nuestro carácter, nuestra personalidad, nuestra ocupación, nuestro lenguaje y cultura, en tantas otras cosas. Sin embargo, hay una cosa que nos une. Pertenecemos a Cristo, estamos unidos en él. Él quiere que esta unión sea una unión íntima: como ramas de un mismo árbol, como sarmientos de una misma vid que da vida. Todos juntos en él somos uno. Pidamos que esta unión sea íntima y efectiva.

Acto Penitencial
¿Somos realmente como amigos íntimos con Jesús nuestro Señor, conscientes de que nos ama profundamente y está cercano a nosotros?
Examinémonos ante el Señor.
(Pausa)

  • Señor Jesús, tu vida fluye en nosotros: ¡A ti toda alabanza!
    R/. Señor, ten piedad de nosotros.
  • Cristo Jesús, tu amor se desborda en nosotros: ¡A ti toda alabanza!
    R/. Cristo, ten piedad de nosotros.
  • Señor Jesús, tu entrega al Padre y al bien de los hombres rebosa en nosotros: ¡A ti toda alabanza!
    R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Muéstranos tu misericordia, Señor. Guárdanos unidos en tu amor y llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta
Oremos para que todos lleguemos a ser uno en Jesús, nuestra verdadera vid.
(Pausa)

Oh Dios nuestro, fuente de vida y amor:
Tú has querido hacerte muy cercano e íntimo a nosotros
en tu Hijo Jesucristo.
Por medio de él podemos vivir tu vida, rica y generosa,
y que alcanza a los hermanos,
ya que Cristo vive en nosotros y nosotros podemos vivir en él.
Que tu Hijo nos reúna a todos juntos en él,
que todos lleguemos a ser sarmientos de la misma vid
y que el vino nuevo de justicia y amor
llene toda esta nuestra tierra con alegría y paz.
Te lo pedimos por medio de Aquél
cuya savia de vida fluye en nosotros,
Jesucristo nuestro Señor.

Primera Lectura (Hch 9,26-31): Los Comienzos Difíciles de un Apóstol
De fanático perseguidor, Pablo se convierte en un celoso apóstol. Al comienzo, la gente no se fía de él. Bernabé responde por él y Pablo es aceptado, pero aun entonces provoca controversia.


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,26-31):
En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se lo presentó a los apóstoles. Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús. Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén, predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso. La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 21,26b-27.28.30.31-32

R/.
El Señor es mi alabanza en la gran asamblea

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R/.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R/.

Segunda Lectura (1 Jn 3,18-24): Fe en Jesús y Amor Mutuo
Estamos seguros de que Dios está presente en nosotros y de que estamos unidos a él si creemos en Jesucristo y nos amamos unos a otros con un amor auténtico y activo.
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3,18-24):
Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

Palabra de Dios

Evangelio (Jn 15,1-8): Yo Soy la Vid, Ustedes los Sarmientos
Sólo cuando estamos unidos con Jesús con fe y amor, como sarmientos de una misma vid, pueden nuestras vidas producir fruto y Dios nos dará todo lo bueno.

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

Palabra del Señor
 
HOMILIA
Jesús dijo que sus discípulos serían reconocidos por sus frutos, y hoy nos recuerda que la única forma eficaz y verdadera de dar fruto es permanecer en Él.
Permanecer en Cristo es mantenerse en constante contacto con Él a través de sus múltiples formas de presencia: Palabra, vida, eucaristía, amor...

Hay personas que admiran a un Jesús total y exclusivamente humano: el Jesús revolucionario, radical, arriesgado,... pero todos esos aspectos no agotan ni mucho menos al auténtico rostro de Dios. Cuando ahondamos en la intimidad con el Maestro descubrimos que nuestra vida no se queda solamente en la admiración estéril sino que se convierte en un impulso de vida. Escuchar el latido del corazón de Dios para llevar ese calor y ese amor al mundo, esos son los frutos de quien permanece en Jesús.
"Dar frutos" es vivir la vida del auténtico discípulo.

Los frutos del cristiano no deben ser "hacer cosas" o ser "muy trabajador del Evangelio". Nos llenamos muchas veces de ocupaciones pastorales pensando que en nuestra atareada agenda estamos dando frutos cristianos. Puede ser que un agente de pastoral se pase todo el día ocupadísimo, o que haga un fructífero trabajo social, pero ¿son esos los frutos de los que nos habla Jesús?
Dar fruto según Jesús no es ser muy laborioso pastoralmente hablando. Sin duda que una persona que se tome en serio el Evangelio de seguro que se entregará apasionadamente a su difusión. Los frutos de Jesús es llevar a la persona al encuentro con Él. Pastoralmente es una referencia imprescindible el saber que dar frutos en el Señor es acercarnos y permanecer en Dios para que otros se puedan encontrar y acercar a Dios.

Nos contentamos con hacer cosas con la mejor buena intención, pero ¿Te has preguntado alguna vez cuántas personas se han acercado a Dios gracias a tu unión y tu trabajo en el Señor?
Hay agentes de pastoral que se entristecen porque no "ven los resultados" de sus trabajos, es como si los frutos no salieran a la luz. Pensamos con una mentalidad bastante materialista y creemos que donde no vemos no existen frutos. Los que piensan así se ahorrarían muchas tristezas si cayeran en la cuenta que lo que Dios va haciendo en el interior de una persona no se ve, pero va germinando en la oscuridad y en la profundidad de cada corazón. Pensar que los frutos son solamente externos es empobrecer la acción del Espíritu Santo actuante en cada una de las acciones que hacemos en el nombre del Señor.
Cada persona que permanece en Jesús puede hacer también lo que el Señor hizo. La relación del cristiano con Dios es la de una profunda y sincera amistad que es para compartir con los demás.

Los frutos no son solamente para los que nos rodean. También nuestra cercanía al Señor produce en nosotros abundantes cosechas del amor que Dios nos tiene. Si sembramos bien en nuestro corazón tendremos también frutos en él para repartir a los demás.

El que tenga oidos...que oiga.

Oración de los Fieles
Si permanecemos en nuestro Señor Jesucristo como sarmientos de la vid, podemos pedir lo que queramos y él nos lo concederá. Y así digámosle:
R/. Escucha a tu pueblo, Señor.
  • Por la vida de la Iglesia universal, para que todos sus fieles permanezcamos uno en Cristo, vivamos en su amor, y difundamos su compasión y su calor, roguemos al Señor.
  • Por los cristianos de las Iglesias jóvenes, para que sean fervorosos en su fe; por los fieles de la vieja cristiandad, para que aprecien su fe como es debido; por los creyentes de las Iglesias perseguidas, para que se mantengan firmes y se apoyen unos a otros, roguemos al Señor.
  • Por los vinicultores y agricultores, para que su esfuerzo producta suficiente alimento y bebida para todos, de modo que nadie pase de nuevo ni hambre ni sed, roguemos al Señor.
  • Por todos los que se han aislado de la Iglesia y de Cristo, para que el ejemplo inspirador de buenos cristianos les haga regresar de nuevo al camino del Señor, roguemos al Señor.
  • Por todas las comunidades cristianas, la nuestra y otras por igual, para que nos llenemos de alegría, ya que sabemos que Cristo nos ama y comparte nuestras preocupaciones y nuestros momentos felices, roguemos al Señor.
Señor Jesús, vid en la que vivimos, permanece siempre con nosotros, guárdanos siempre unidos contigo y con los hermanos, y danos la gracia de producir fruto que permanezca, ahora y por los siglos de los siglos.

Oración de Ofertorio

Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
Tú plantaste a tu Hijo en medio de los hombres
como la verdadera vid, de amor siempre fiel.
Que él se nos dé a nosotros hoy
como nuestro pan de fortaleza
y escancie para nosotros el vino de la fidelidad,
para que vivamos en él y él en nosotros
y para que demos frutos de unidad y de amor,
por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

Introducción a la Plegaria Eucarística
Alcemos nuestras mentes y nuestros corazones al Padre para darle gracias por habernos dado a Jesús como nuestro Señor Resucitado y como la verdadera vid que nos une consigo mismo y unos con otros.

Introducción al Padrenuestro
Unidos con el Hijo de Dios como sarmientos de la vid,
oremos a Dios nuestro Padre
la oración que Jesús mismo nos enseñó:
R/. Padre nuestro…

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males
y concédenos en nuestros días
la paz de la unión con tu Hijo,
que es nuestra verdadera vid,
y con todos nuestros hermanos.
Protégenos de toda ansiedad y perturbación,
mantennos fieles a ti
y haz que demos frutos de amor y de paz,
mientras esperamos con gozosa esperanza
la venida gloriosa de nuestro Salvador, Jesucristo.
R/. Tuyo es reino…

Invitación a la Comunión
Ésta es la verdadera vid, Jesús nuestro Señor,
sin el cual no podemos hacer nada.
Dichosos nosotros, invitados a su mesa,
para que él viva en nosotros y nosotros en él.
R/. Señor, no soy digno…

Oración después de la Comunión
Oh Padre de bondad:
Tú eres más grande que nuestro corazón.
En esta celebración eucarística te damos gracias,
por darnos la verdadera vid, tu Hijo Jesucristo.
Que ojalá sigamos viviendo unidos a él
y unos a otros, para que en las incertidumbres de la vida
sigamos creyendo, esperando y amando.
Y cuando andemos a tientas en la oscuridad en días de prueba,
danos la seguridad de que estás solamente purificando nuestra fe
y de que tú estás siempre con nosotros
en los hermanos y en tu Hijo,
Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Nuestro Señor nos ha dicho hoy:
“Permanezcan en mí como yo permanezco en ustedes”.
Si, permanezcamos en su amor
y hagamos las obras de la vida diaria
unidos a él y animados con su fuerza.
Llevémosle a nuestros hermanos
con nuestro interés y amor.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.
Amen!
HERMANO JUAN PABLO+OBISPO JUAN DAVID FALCON