¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

viernes, 22 de febrero de 2013

Lecturas y Homilia del Domingo 2º de Cuaresma -24 de Febrero del 2013


Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (15,5-12.17-18):

En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.» 
Y añadió: «Así será tu descendencia.» Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber. 
El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.»
Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?» 
Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.» 
Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. 
Aquel día el Señor hizo alianza con Abran en estos términos: «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el no de Egipto al Gran Río Éufrates.»

Palabra de Dios
Salmo
Sal 26,1.7-8a.8b-9abc.13-14

R/.
 El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación, 
¿a quién temeré? 
El Señor es la defensa de mi vida, 
¿quién me hará temblar? R/.

Escúchame, Señor, que te llamo; 
ten piedad, respóndeme. 
Oigo en mí corazón: 
«Buscad mi rostro.» R/. 

Tu rostro buscaré, Señor, 
no me escondas tu rostro. 
No rechaces con ira a tu siervo, 
que tú eres mi auxilio. R/. 

Espero gozar de la dicha del Señor 
en el país de la vida. 
Espera en el Señor, sé valiente, 
ten ánimo, espera en el Señor. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3,17–4,1):

Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos asi, en el Señor, queridos.

Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,28b-36):

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. 
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. 

Palabra del Señor

Homilía

La transfiguración es una anticipo de la gloria del Señor y de nuestra propia gloria si nos mantenemos en Él.
La escena ocurre cuando Jesús está en oración. La oración para cada uno de los cristianos debe transfigurarnos y transformarnos pues por ella obtenemos la sabiduría, la gracia y el gozo que hace que resplandezca nuestro interior.
Hay personas creyentes que temen y rechazan todo lo relacionado a su cuerpo ya que lo ven como nido de pecado. Se olvidan estos hermanos que fue el propio Señor quien tomó un cuerpo como el nuestro para, desde él, llevarnos a la salvación eterna. No es bueno ni sano estar obsesionado con la pecaminosidad de nuestro cuerpo. Tampoco es saludable ignorarlo. Creo que lo justo es transformar el cuerpo y lo que de él se deriva para hacerlo templo del Espíritu Santo.
Jesús aparece vestido de luz refulgente. Están también Moisés y Elías que hablaban con Él sobre la muerte que iba a sufrir en Jerusalén. En medio de la transfiguración estaba Jesús dispuesto a hablar de sus sufrimientos.
Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño. Se anticipa la escena de Getsemaní donde los discípulos se quedan dormidos. Lo mismo en la gloria que en la agonía del Señor los discípulos, se mantuvieron en vela. Los cansancios y los problemas de la vida nos pueden llevar a quedarnos si no dormidos, por lo menos aturdidos, y que sea ese aturdimiento quien nos impida ver la gloria del Señor cuando pasa a nuestro lado.

Al final les envuelve una nube, símbolo de la presencia de Dios; no es oscura sino luminosa en señal de acogida, pero aún así infundía temor a los discípulos. Nadie tiene que temer el entrar en la nube si está Jesús en ella, porque Él hará que pasemos sin sufrir daño alguno. Las nubes que nos envuelven no son siempre claras. Hay momentos que son tristes y oscuras y, lo que es peor, anulan los ojos de nuestra alma y nos quedamos sin guía en esos momentos tan difíciles. Sólo quien ha anclado su vida en Dios puede seguir sin temor llevado de su mano.

La transfiguración es una confirmación de la encarnación. Jesús tomó nuestro cuerpo pero no abandonó su divinidad. En aquel cuerpo de Jesús, semejante en todo al nuestro menos en el pecado, se escondía la gloria de la divinidad. Es un anticipo de la gloria de la resurrección. Es un anuncio de lo que ocurrirá con nosotros.

En pocos momentos de la Historia se le ha dado tanta importancia al cuerpo. Si en siglos anteriores el cuerpo era despreciado hoy se valora grandemente. La gente no tiene miedo de hacer grandes sacrificios por mantener en línea la esbeltez y la belleza de su apariencia física, pero no realizan el mismo esfuerzo por su apariencia interior. No importa el mantener auténticas dietas de gran sacrificio para que nuestro cuerpo no tenga exceso de grasas... no cuestan laboriosos y cansados ejercicios físicos para que nuestro cuerpo no obtenga el sobrepeso... pero no se da la misma dimension de esfuerzo para que nuestra alma no pueda contaminarse con el pecado. Es como si al darle importancia al cuerpo nos olvidamos del alma, y viceversa.


Lograr el equilibrio entre alma y cuerpo, es más que importante para el cristiano. Tenemos que tener en cuenta que el ser humano no tiene un cuerpo, es un cuerpo. Sin cuerpo y alma no nos podríamos ver ni percibir, de ahí que Dios mismo se hiciese uno de los nuestros para redimir nuestra naturaleza caída. Si Dios le da tanta importancia al cuerpo, ¿por qué yo no lo cuido más?
La transfiguración se da hoy y cada día en la Eucaristía. Cada Misa vivida con auténtico espíritu entregado a Dios tiene el suficiente valor de producir una transformación y la conversión personal. 
Si cada Misa fuese para nosotros nuestra montaña
 donde sin quedarnos dormidos sintieramos y vieramos en toda su magnificencia al Espiritu luminoso y lleno de vida de Cristo resucitado ya estaríamos más que convertidos, lo que ocurre es que en muchas ocasiones subimos a la 
montaña a
 orar, p
ero con mucha frecuencia o siempre nos quedamos dormidos...



Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon.



domingo, 17 de febrero de 2013

Lecturas y homilia del Domingo 1º de Cuaresma -17 de Febrero del 2013


Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (26,4-10):

Dijo Moisés al pueblo: «El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios: "Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado." Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 90,1-2.10-11.12-13.14-15

R/. Está conmigo, Señor, en la tribulación

Tú que habitas al amparo del Altísimo, 
que vives a la sombra del Omnipotente, 
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío, 
Dios mío, confío en ti.» R/. 

No se te acercará la desgracia, 
ni la plaga llegará hasta tu tienda, 
porque a sus ángeles ha dado órdenes 
para que te guarden en tus caminos. R/. 

Te llevarán en sus palmas, 
para que tu pie no tropiece en la piedra; 
caminarás sobre áspides y víboras, 
pisotearás leones y dragones. R/. 

«Se puso junto a mí: lo libraré; 
lo protegeré porque conoce mi nombre, 
me invocará y lo escucharé. 
Con él estaré en la tribulación, 
lo defenderé, lo glorificaré.» R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,8-13):

La Escritura dice: «La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón.» Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.»

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,1-13):

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. 

Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.» 
Jesús le contestó: «Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre".» 
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mi, todo será tuyo.» 

Jesús le contestó: «Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto".» 
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras".»
Jesús le contestó: «Está mandado: "No tentarás al Señor, tu Dios".» Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Palabra del Señor

Homilía

Tentación y pecado no es lo mismo. El pecado es cuando caemos en la tentación. Hay personas cristianas que viven angustiadas por el pecado y por su presencia en el mundo. Se olvidan estos hermanos y hermanas que Jesús venció el pecado con su vida y con su Palabra. Nada puede hacer el demonio contra aquel que permanece cerca de Dios.

Hoy vemos como Jesús, hombre exactamente igual que nosotros, menos en el pecado, sufre los momentos terribles de la prueba. Los antecedentes no son buenos. En el desierto sucumbió Israel a la tentación; se dejó llevar por el demonio y olvidaron a Dios que les había liberado de la esclavitud. Jesús recibe también tentaciones pero no cae en ellas.

Muchas personas se escandalizan del mal que nos rodea casi por todas partes. En la televisión vemos como la estela del mal está cada día presente: violencias de todo tipo, injusticias, falta de amor... de Dios.Pero quizás esas mismas personas no se escandalizan del mal que hay dentro de ellas mismas, en los pensamientos, en las costumbres, en las relaciones personales. El Evangelio de hoy nos invita a mirarnos por dentro, a hacer una radiografía espiritual de por dónde vamos.

Cristo es presentado en el texto como el ejemplo de la humanidad probada en su fidelidad a Dios. No seamos ingenuos, todos tenemos tentaciones que hacen su aparición una y otra vez en las mil y una caras que nos ofrecen las situaciones humanas. En el fondo la única tentación es siempre la misma que la de Adán y Eva: ser como Dios, ser autosuficientes, ocupar nosotros el espacio de Dios... Las tentaciones de Jesús son "tentaciones mesiánicas" que intentan lograr un mesianismo sólo material y humano, sin mayor relevancia espiritual, ocultando la voluntad de Dios sobre su vida.

¿Qué es una tentación?

La tentación es siempre una invitacion hacia el mal, una invitación a apartarnos del camino de Dios. Cae en la tentación el que es débil en su relación con Dios. Caer en la tentación es cambiar a Dios por lo que el mal nos ofrece.

Comienza el Evangelio recordándonos que Jesús estaba lleno del Espíritu Santo. Con la presencia del Espíritu Santo aunque estemos rodeados de pruebas no sucumbiremos al mal. Volvía del río Jordán donde había sido bautizado. Cuando hemos tenido alguna fuerte experiencia de Dios no nos debe de extrañar que el mal nos asalte con alguna tentación fuerte.
Jesús en el desierto se había desconectado del ritmo del mundo; al ayunar se había desentendido también del cuerpo. Satanás no puede agarrar fácilmente a quienes han roto sus lazos mundanos y que han roto con la carne.

Cristo es presentado como el ejemplo de la humanidad en pruebas. Desde Adán hasta cualquiera de nosotros se repite una y otra vez la historia de las tentaciones. La gracia es una, Dios es uno, pero los caminos y las invitaciones para alejarnos de Él son muchos, de ahí que en cada uno de nosotros las tentaciones aparecen con múltiples caras.

Empieza la Cuaresma recordándonos las tentaciones que sufrió Jesús para que, con su ejemplo, podamos animarnos a dejarnos llevar por su mano hacia la voluntad que el Padre tiene para cada uno de nosotros.
Hay que tener cuidado con las tentaciones más pequeñas. Muchas personas están bien preparadas para afrontar los grandes retos, las grandes tentaciones que aparezcan en su vida, pero no están tan preparados para esas pequeñas tentaciones de cada día que, por despiste o por descuido e ignorancia pueden alejarnos de Dios. Tenemos que vigilar las tentaciones grandes... pero también las pequeñas...

El que tenga oidos ...que oiga.

OREMOS!!

Pidamos a nuestro Dios vivo
que sepamos volver nuestro corazón hacia él.
                        (Pausa)
Oh Dios, tú quieres estar cerca de nosotros;
tú nos llevas con tu Hijo Jesús
al desierto de los problemas y las tentaciones
para hablarnos al corazón
y atraernos de nuevo hacia ti con cariñosa confianza.
Abre nuestros ojos, nuestra mente y nuestro corazón
para que desechemos todo lo que nos lleva por el mal camino
para así buscarte a ti y conocer el plan que tienes
para nosotros y para el mundo.
Que tu Santo Espíritu nos otorgue 
la misma mente y las mismas actitudes de Jesús
para que busquemos tu voluntad en todo lo que hacemos
y te sirvamos  en nuestros hermanos y hermanas.

Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amen!


Bendición
Hermanos: Es bueno para nosotros saber que Alguien antes que nosotros afrontó con éxito las ilusiones y las engañosas atracciones de un mundo alejado de Dios. ---  Junto con él podemos vencer; podemos hacer una fuerte opción por Dios, por los hermanos y por lo mejor en nosotros mismos. --- Sigamos el camino de Cristo, bendecidos por Dios.
Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre  nosotros y nos acompañe siempre.
Amen!!

Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon

miércoles, 13 de febrero de 2013

MIERCOLES DE CENIZA 2013


¿Cuántas veces has vivido estas semanas de cuaresma sin prestar demasiada atención a la penitencia, la abstinencia y la oración? 

¿Cuántas veces has perdido los frutos de este tiempo, incluso sin haberte dado cuenta? 

Pero ¿cómo puedes celebrar de verdad la Pascua sin vivir la Cuaresma? ¿Cómo podrias celebrar con plena alegría la resurrección cuando has evitado participar en su muerte?.

Sí, Hermano, hermana!, Cristo tiene que morir, a través de ti y en ti- y de esta manera estar preparado para reconocerle cuando se presente ante ti el resucitado.

Hay tanto en ti que necesita morir: los falsos objetivos, la avaricia, la ira, la impaciencia, la mentira, hipocresia, la inconformidad, comodidad y cobardia...ese no querer complicarte la vida. Ya basta! Reacciona!!

Estamos a tiempo!!! Se acerca una nueva oportunidad!!...

HOY es miercoles de ceniza y deberas de estar decidido, si vas a aceptar el reto…pues al aceptar el signo de la ceniza en tu frente, estas aceptando el compromiso de vivir esta cuaresma, de manera mas seria y responsable…el compromiso hacia una verdadera conversion… de morir y resucitar con Cristo!...

Date cuenta lo poco que has muerto con El, lo poco que realmente has seguido el camino correcto y de tu poca fidelidad… Por todo esto, es conveniente orar…y prepararse.

OREMOS!!

Oh Señor, haz de esta cuaresma un tiempo diferente de otros.
Déjame encontrarte de nuevo.
De verdad…necesito de ti.
He sido tan ciego!!...tan sordo!
Ya casi ni escucho esa voz que me acompaña,
esa presencia divina que me habita.

¡Cuánto ruido ensordecedor busqué para no oírme,
para no oírte, y qué sordo me volví!

Hay algo que me llama y tira de mí muchas veces
para que huya de mi casa -la tuya-,
hacia tierras lejanas.
Y ahora me encuentro muy lejos,
he malgastado mi tiempo y tus dones,
me he rebajado y me he metido en el fango
y me avergüenza ver lo bajo que he caído.

Me gusta, Padre, hacer mi santa voluntad
hasta que descubro, con tristeza,
que mis manos se han ido vaciando poco a poco
y ahora no tengo en ellas nada que valga la pena,
nada que dar y ofrecer porque todo lo derroché.
Incluso a mis amigos los siento lejos
porque he confundido la entrega con las discusiones vacías y las excusas.

No soy infinito,
aunque tengo sed de infinito.
La tierra y el polvo me recuerdan lo que soy y lo que seré.
La tierra y el polvo me recuerdan que Tú eres mi Alfarero,
pero yo no me he dejado moldear, arcilla rebelde,
ni cocer al fuego de tu Espíritu.

Este Miércoles de ceniza:
Quiero volver a casa,
dejar este país maligno donde ya no hay alimento
que pueda saciar mi hambre.

Este Miércoles de ceniza:
Es hora de hacer una hoguera
con todo mi egoísmo y mi estupidez.
Hora de reducir a cenizas mi absurda torre de Babel
y bajarme a la tierra y comenzar a dar la mano a mis hermanos.
Hora de quitar estorbos de mis oídos,
y hacer silencio para volver a escucharte y a escucharme.

Este Miércoles de ceniza:
A ejemplo de Maria, Nuestra Santa Madre, debo entrar en el horno de tu Espíritu
y dejarme transformar y moldear por ti…en confianza total.
para que mi sí anterior…cobarde y dudoso, quede hecho cenizas,
y pueda renovarlo… quiero hacerlo!!!...
!!Necesito de tu ayuda, oh Padre Misericordioso!!

Este Miércoles de ceniza: 

Seran cuarenta días para dejarme encontrar por Ti,
para darme cuenta de que me esperas a la puerta de casa.
Cuarenta días para pedirte perdón
y ayunar …abstenerme de tantas aptitudes negativas y de tantas cosas que me hacen dano, que me enferman…y me alejan de ti
Cuarenta días para escuchar más atento tu Palabra,
y dejar que sea tu Pan quien me sacie
y tu perdón quien me restaure.

Un poco de ceniza en el rostro
me puede poner en camino de la verdad:
!pues debo reconocer que NO HAY CAMINO FUERA DE DIOS!

Y hoy mismo comienzo el camino de retorno a Tu casa.
Bendito Seas, Padre mio! Estoy en tus manos!
Amen!.

El que tenga oidos…que oiga.

Hermano  Juan Pablo CORC.-Obispo Juan David Falcon

sábado, 9 de febrero de 2013

Lecturas y Homilia del Domingo 5º del Tiempo Ordinario - 10 de Febrero del 2013

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (6,1-2a.3-8):

El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en pie junto a él. Y se gritaban uno a otro, diciendo: «¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!» Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo. Yo dije: «¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos.» Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo: «Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.» Entonces, escuché la voz del Señor, que decía: «¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?» Contesté: «Aquí estoy, mándame.»

Palabra de Dios
Salmo
Sal 137

R/.
 Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R/.

Daré gracias a tu nombre: 
por tu misericordia y tu lealtad, 
porque tu promesa supera a tu fama; 
cuando te invoqué, me escuchaste, 
acreciste el valor en mi alma. R/.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, 
al escuchar el oráculo de tu boca; 
canten los caminos del Señor, 
porque la gloria del Señor es grande. R/.

Tu derecha me salva. 
El Señor completará sus favores conmigo: 
Señor, tu misericordia es eterna, 
no abandones la obra de tus manos. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta de san Pablo a los Corintios (15,1-11):

Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe. Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, se me apareció también a mí. Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído. 

Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. 
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.» 
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. 
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.» Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.» Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor

Homilía

Hoy estamos con Jesús a la orilla del lago. Allí no hay ni inciensos ni flores ni ese ambiente de recogimiento que tenemos en nuestras Iglesias. Sólo hay una muchedumbre que rodea a Jesús apretujándolo. Se subió a una barca y comenzó a predicar.
Nosotros tenemos una vivencia de la fe muy distante de aquella en la que Jesús se movió. El paso de los años y la experiencia de siglos nos ha llevado a meternos en nuestras Iglesias y en muchas ocasiones a base de "¡¡aleluyas!!" queremos que el mundo se evangelice. Hay cristianos que se quejan con dolor y con pena de que la gente no va a la Iglesia y cuando van, están pensando en lo que tienen que hacer cuando salgan; las tareas sociales les ocupa tanto el corazón y la mente que no dejan espacio para Dios y la Palabra que les puede cambiar positivamente su vida. 
Hay que decirle a la gente que entre a nuestras Iglesias con su vida; que no dejen su vida en la puerta del templo. Tenemos que cuidar que le fe y la vida vayan siempre por el mismo camino. Si una persona tiene una fe que camina por un lado y la vida por otra, nunca podrá recibir el mensaje porque nunca sabrás si estás hablando a su vida o a su fe. En cambio, cuando fe y vida van juntas en la vida de una persona, hablar a una es escuchar la otra... Dedicamos mucho tiempo a nuestras Iglesias pero no debemos de olvidar que tenemos que salir al encuentro de los otros que no vienen. Tenemos que salir a los caminos, a los mercados, a la orilla del lago,

La pedagogía espiritual de Jesús fue muy clara. Él no se quedaba esperando que la gente se acercara a Él; aunque el Evangelio nos cuente muchas y profundas experiencias de lo que lograron los que se acercaron al Señor. El púlpito de Jesús fue la propia vida de la gente con sus miserias y grandezas. Cuando Jesús hablaba conectaba de tal manera con el corazón de la gente que aquel mensaje se convertía en respuesta interior a las preguntas de su corazón. Las Palabras de Jesús podían irritar, calmar, orientar, pero nunca dejaban a nadie indiferente. Las palabras de muchos cristianos de hoy pueden que estén llenas de sabiduría teológica, de piedad cristiana y de acciones de aparente conversión cuando no de exigencia moral, pero nada de esto conecta con los oyentes. Sólo un corazón con madurez espiritual puede hacer madurar la espiritualidad de otros. Hablar sobre Dios no es suficiente, hay que hablar desde Dios para que nuestros oyentes sean capaces de percibir el mensaje. HABLAR DESDE DIOS!!
En la orilla del lago había mucha gente que apretujaba a Jesús; querían escucharlo porque su Palabra estaba cargada de esperanza y de promesas de salvación. La palabra de muchos predicadores de hoy es de tristeza y de amargura. Hay muchos cristianos que hoy viven instalados en lo que yo llamo "la pastoral de la queja". Todo el día quejándose de todo lo quejable y, cuando terminan de quejarse, vuelven de nuevo a plantear la queja como forma de evangelización. El Señor aceptó la realidad de las personas y de las cosas y desde ahí supo transformarlas. ¡Cuánta energía pierden muchos cristianos derrochando en quejas por todo y de todos, cuando en realidad la deberían emplear en crecer en el Señor! Ya saben: es más fácil quejarse que convertirse...
Jesús se sienta en la barca de Simón y empieza a predicar. Cuando termina le dice a Pedro que eche las redes lago adentro. Pedro ,experimentado pescador, duda de la pericia profesional del Maestro, pero acepta la propuesta de Jesús. Algo parecido nos pasa a los demás seres humanos para con el Señor. Es como si nuestra experiencia anterior nos dejara ya inmunes a cualquier invitación de Dios. Los verdaderos predicadores del Evangelio tenemos que seguir echando las redes una y otra vez, aun cuando parezca que no recogemos nada. Evangelizar es escribir una historia invisible en el corazón de un ser humano visible. Pedro no veía los peces, sólo hizo caso de la Palabra...
Continúa el Evangelio diciendo que cuando lo hicieron, recogieron tal cantidad de peces que las redes se rompían. La fe no es algo estático. La fe es siempre un hacer. La fe cuando se estanca se muere. Una fe que no produce frutos de Dios es más que estéril, es simplemente un engaño. Cuando echamos las redes tras la Palabra de Dios, estamos asegurando la rapidez y la abundancia de la captura. UNA FE REAL QUE VIENE DE DIOS!
Jesús utiliza dos imágenes para ilustrar el deber de sus seguidores: la de los pescadores y la de los pastores. En ambas profesiones queda reflejada lo que debe ser la misión del evangelizador. En la Iglesia todos debemos ser pastores y ovejas, pescadores y peces. En la vida hay muchas personas que pasan por los momentos de tormentas y dificultades, para ellos nuestra misión será la de pescadores. Pero también nosotros pasamos por momentos duros en los que necesitamos la cercanía humana y espiritual de los demás.  Por desgracia algunos quieren ser más pescadores y pastores que peces y ovejas,! hasta donde llega su soberbia!. La conversión siempre nos invitará a mantenernos en estas dos realidades de ayudar y ser ayudados en el camino hacia Dios.
Termina el Evangelio reconociéndose Pedro un pecador. Cuando una persona percibe la mano de Dios en su vida no le queda más remedio que ver la grandeza del creador y experimentar la propia pequeñez humana. Jesús le dice que no tenga miedo. Desde ahora vas a pescar hombres. La pesca de personas para Dios es mucho más difícil que la pesca de peces y sin embargo Jesús le invita a que no tenga miedo. Buena enseñanza para todos los que tenemos alguna responsabilidad pastoral. Tener una acción evangelizadora sin miedo es señal de que Jesús navega con nosotros en la nave de la Iglesia, y, lo que es mucho más importante: que nosotros también navegamos con Él.

El que tenga oidos...que oiga.
Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon-

sábado, 2 de febrero de 2013

Lecturas y Homilia del Domingo 4º del Tiempo Ordinario - 03 de Febrero del 2013



Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (1,4-5.17-19):

En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles. Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.»

Palabra de Dios

Salmo
Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17

R/. Mi boca contará tu salvación, Señor

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R/.

Sé tu mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú,
Dios mío, líbrame de la mano perversa.R/.

Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):

Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin limites, cree sin limites, espera sin limites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,21-30):

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»

Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

Palabra del Señor


Homilía


Muchas veces oímos a personas que expresan su decepción, como por ejemplo: “He dado tanto tiempo y esfuerzo a la comunidad parroquial y ahora ni siquiera me han elegido como miembro del consejo parroquial”, o “Mira todo lo que he hecho por mi familia y fíjate cómo mis hijos me decepcionan”. ¿Refleja esta queja acaso un amor a sí mismo frustrado, o muestra un verdadero espíritu de amor y de servicio a los demas? Jesús nos dice con palabras fuertes en este evangelio que el amor no se siente ofendido ni es resentido. Es confiado y aguanta todo. Pidámosle al Señor, que está aquí  con nosotros, que, con su gracia, nuestro amor sea genuino y profundo...

Profundisemos y reflexionemos este evangelio...

La Palabra de hoy comienza con admiración y termina con persecución...

Todos hablaban bien de Jesús porque habían oído de su predicación y de sus milagros. Ahora el Maestro se encontraba en su tierra, en su sinagoga, rodeado de vecinos y conocidos. Si en tierras lejanas hizo milagros y demostraba su origen sobrenatural ¡qué haría en su tierra y con su gente!

Estaban admirados de la belleza de sus palabras. Hay personas que tienen el don de la palabra. Cuando hablan  inspirados por el Espiritu de Dios son capaces de llegar al corazón del oyente y esa palabra se vuelve pregunta interna que demanda una respuesta. Jesús poseía una Palabra como nadie jamás ha podido pronunciar. Es la Palabra definitiva de Dios a todos los seres humanos, de ahí que sus palabras no pasaran inadvertidas y crearan un estado de encuentro espiritual con su interlocutor.

Sus vecinos y conocidos no se conforman con la palabra; sabían que la mayor parte de los milagros de Jesús eran curaciones, así que podían exigir que curase también a los enfermos que había entre ellos. No se habían dado cuenta que las curaciones tenían como primer objetivo sanar la incredulidad de los corazones. Pedían sanar el cuerpo pero no el corazón. Esperaban que después de las palabras siguieran obras milagrosas, pruebas más que reales de su divinidad. Su ciudad era tan digna como cualquier otra para que en ella hiciese milagros. Pero ellos a pesar de saber todo esto se preguntaban incredulos: "¿No es éste el hijo de José?".

Normalmente valoramos poco a nuestros familiares y conocidos y esto sucede porque les conocemos incluso en sus intimidades, en sus momentos bajos y en sus errores.

Si preguntamos a los demás qué buenas personas conocen, puede ocurrir que siempre nos hablen de individuos fuera de su ambiente familiar y de su círculo de conocidos. La familiaridad muchas veces engendra desprecio, envidia, recelo y tendemos a valorar en poco a las personas con quienes estamos acostumbrados a conversar, aun a sabiendas de su buen ejemplo y sus exitos.

Jesús no hizo milagros delante de sus ciudadanos a causa de los prejuicios que ellos tenían. El Evangelio nos cita los casos de los milagros de los profetas Elías y Eliseo, que se dieron porque en aquellos individuos los profetas encontraron fe, que los profetas no habían encontrado en sus conciudadanos. Después empieza la oposición y la persecución de Jesús. Tan cerca está para los cristianos la admiración de la persecución que no debemos dejarnos confundir por una o por otra; desgraciadamente ambas siempre han estado, estan y estarán a nuestro lado tal y como le pasó a Jesús mientras nosotros sigamos cerrando nuestro corazon y vivamos envenenados de egoismo y envidias...

Los oyentes se enfadan cuando oyen que Dios había mostrado su favor a los gentiles (a los que no eran de raza judía).

Ellos eran judíos, el pueblo elegido, la raza escogida. Por eso las palabras de Jesús les sonaron más que como un insulto. Hay veces que sólo nos gusta escuchar las palabras que nos halagan el oído,Nos gusta que nos digan lo que QUEREMOS escuchar...mas no lo que DEBEMOS escuchar...por eso nos cerramos e impedimos que lleguen esas buenas palabras a nuestro interior, a lo más profundo de nuestro corazón.

Jesús les provocó con sus palabras y por eso intentaron matarlo. La Palabra que engendra vida se convirtió para aquellas personas duras de corazón, en palabras que engendran intenciones de muerte...y asi sigue sucediendo en nuestros tiempos.

Todo profeta, religioso misionero sacerdote, predicador que nos preocupemos verdaderamente de dar a conocer las verdades del santo evangelio, sin importar la comodidad o no de la gente siempre desgraciadamente seremos vistos como objeto de críticas desde dentro y desde fuera; siempre incomodaremos ya que al denunciar la opresión, la injusticia, el egoísmo,y poner muchas veces a las personas en el espejo de su cruda realidad, nos enfrentamos y enfrentaremos irremediablemente incluso con los de nuestra propia familia y comunidad. Por eso tenemos que estar siempre preparados no sólo para el domingo de ramos sino también para el viernes santo de nuestras vidas apostólicas...

Este es un buen día para cuestionarnos sobre el Evangelio que tenemos que llevar a los cercanos: a nuestras familias, a nuestros amigos y compañeros de trabajo, a nuestros vecinos. Sería bueno preguntarnos cuántas personas de nuestro círculo más cercano han encontrado a Cristo gracias a nuestra palabra, a nuestro testimonio, a nuestra oración. Muchas veces los evangelizadores estamos tan inmersos en llevar el Mensaje a los demás que nos olvidamos de llevarlo a los que tenemos más cerca. Cuando Jesús lo hizo ya vemos el resultado...

Por todo esto debemos aceptar y entender que siempre sera mas dificil y poco gratificante llevar el Evangelio a los mas cercanos que entregarlo a los más lejanos...Pero eso no debe de desanimarnos...no! al contrario debemos de esforzarnos aun mas para ser verdaderos testimonios de vida y ejemplo de servicio y amor, confiando que nuestro Padre Dios sera el que nos inspire y nos guie y haga su obra en cada uno de los hermanos que se acerquen a nosotros o prediquemos...asi sea!

El que tenga oidos...que oiga.

Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon