¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 25 de septiembre de 2010

Lectura y Homilia del Domingo 26 de Septiembre del 2010

DOMINGO 26 DE SEPTIEMBRE DEL 2010
 Primera lectura
Lectura de la profecía de Amós (6,1a.4-7):
Así dice el Señor todopoderoso: «¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaría! Os acostáis en lechos de marfil; arrellenados en divanes, coméis carneros del rebaño y terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales; bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos y no os doléis del desastre de José. Pues encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgía de los disolutos.»
Palabra de Dios


Salmo
Sal 145,7.8-9a.9bc-10
R/.Alaba, alma mía, al Señor


Él mantiene su fidelidad perpetuamente,
él hace justicia a los oprimidos,
él da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.


El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.


Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (6,11-16):
Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos. En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión: te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él honor e imperio eterno. Amén.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,19-31):
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahám. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahám, y a Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abrahám, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas." Pero Abrahám le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros." El rico insistió: "Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento." Abrahám le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen." El rico contestó: "No, padre Abrahám. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán." Abrahám le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto."»
Palabra del Señor


HOMILIA


Salvando distancias, uniendo personas
Los bienes de este mundo nos dan placer y gusto. Con ellos disfrutamos más. O eso nos parece. O de eso nos intenta convencer continuamente la publicidad que nos rodea por todas partes. Se nos asegura que usando el coche A o el perfume B o la ropa C vamos a ser más felices, los demás nos van a respetar más, etc. En definitiva, se supone que los bienes nos dan la seguridad de que carecemos; sentirnos respetados y admirados por los demás, tener un estatus en la sociedad, disponer de los recursos necesarios para satisfacer nuestras necesidades y deseos, todo eso nos hace sentir seguros y confiados.


Los pobres son los que carecen de todo eso. Tienen nada o muy poco. Carecen de seguridad y no disponen de los recursos que les permitirían labrarse un futuro mejor y más seguro. Entre los pobres y los ricos se abre una gran brecha. Aunque vivan en las mismas ciudades, unos y otros saben muy bien dónde está su lugar y entienden que es mejor que no frecuenten los lugares de los otros. Un rico en un barrio muy pobre se sentiría inseguro; pero lo mismo sucedería con un pobre que se hubiera metido en una fiesta de los ricos.


Los de arriba y los de abajo
¿Se acuerdan de la película “Titanic”? Allí se habla continuamente de arriba y abajo. Los de arriba viven en lujosos camarotes y reproducen en el barco la vida que hacen en sus magníficas mansiones de tierra firme. Pasean, toman el te, cantan himnos en la Iglesia y se tratan con toda educación. Los de abajo están hacinados en camarotes miserables, comen mal y hacen fiestas muy poco educadas. Cuando el protagonista, que pertenece abajo, es invitado a participar en la cena de los de arriba, se ve perfectamente que está fuera de lugar; de hecho, no se le deja volver. Cuando la protagonista, que es de arriba, baja a la fiesta de los de abajo también tarda en situarse y sentirse como en casa.


Se diría que entre arriba y abajo hay una gran distancia. Es lo mismo que se ve en el Evangelio. Pero es una distancia ampliada. Me explico: en la primera parte del Evangelio se ve la distancia que hay entre el rico que banquetea todo el día espléndidamente y el mendigo que está echado en el portal, cubierto de llagas. Es ya una distancia casi insalvable.


Pero esa distancia se encuentra también en la segunda parte del Evangelio. Ahí nos encontramos con que la suerte ha cambiado. Lázaro está en el seno de Abrahám. Ha ido al cielo. En ningún momento se ha dicho que fuera santo ni bueno, ni virtuoso. Simplemente se dice que la suerte se invierte en el otro mundo. Al que le tocaron males en este, le tocan bienes allá, y viceversa. Porque encontramos que el rico también ha muerto pero le ha tocado en suerte el descenso al infierno (de nuevo nos encontramos con un arriba y un abajo) con todos los padecimientos que eso comporta.


Urgente, aquí y ahora
La distancia sigue siendo grande,  pero no tanto que impida el diálogo entre el rico y Abrahám. El rico pide consuelo. En primer lugar, para él –una gota de agua que le refresque– pero sin obtenerlo. Abrahám es duro en su respuesta. No hay nada que recibir puesto que ya recibió todo en vida. Y además se nos aclara otra cuestión: la distancia en el más allá entre arriba y abajo, entre el cielo y el infierno, no es tanto como para impedir la comunicacion verbal o visual pero si como para que nadie pueda cruzar el abismo inmenso que separa las dos partes.


Ahí es donde el rico empieza a pedir que se mande aviso a sus hermanos que llevan el mismo camino que él –también les había tocado arriba en el mundo–. Abrahám vuelve a ser duro en su respuesta: ya tienen a Moisés y a los profetas. Ni un muerto resucitado les haría cambiar de vida.


No hay mucho más que decir. Estamos aquí y ahora. Nos ha tocado arriba o abajo. Posiblemente eso no depende de nosotros. Pero de nosotros depende salvar ese abismo mientras que es franqueable. Hoy y aquí podemos dejar el banquete y acercarnos a los que les ha tocado la peor parte y comenzar una nueva historia en la que se difuminen las fronteras.


Tenemos que preguntarnos en qué, dónde, hemos puesto nuestra confianza (primera lectura). Y aceptar el consejo de Pablo en la segunda lectura. Más nos vale practicar la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza... Todo eso es lo que nos abre al hermano, lo que rompe las distancias. Esa es nuestra tarea aquí y ahora. Eso es el Reino de Dios. Y es urgente…


O somos tan ciegos...que no hacemos caso...”ni aunque resucite un muerto”?


Pues ya resucito!!!...siii, o…todavia no lo sabes??  No lo sientes??...no lo vives??


El que tenga oidos..que oiga


Cristo vive!!              Revdmo David Falcon

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