¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

domingo, 5 de septiembre de 2010

Lectura y Homilia del Domingo 05 de Septiembre del 2010

Primera lectura

Lectura del libro de la Sabiduría (9,13-18):
¿Qué hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere? Los pensamientos de los mortales son mezquinos, y nuestros razonamientos son falibles; porque el cuerpo mortal es lastre del alma, y la tienda terrestre abruma la mente que medita. Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano: pues, ¿quién rastreará las cosas del cielo? ¿Quién conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría, enviando tu santo espíritu desde él cielo? Sólo así fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada, y la sabiduría los salvó.
Palabra de Dios


Salmo
Sal 89
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación


Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia
Son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R/.


Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.


Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R/.


Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón (9-10.12-17):
Yo, Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión; te lo envió como algo de mis entrañas. Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo; así me harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad. Quizá se apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como hombre y como cristiano. Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,25-33):
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar." ¿O que rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»
Palabra del Señor


HOMILIA

Dejarlo todo, ganarlo todo
No sé si en otros siglos el lenguaje de Jesús en el Evangelio de hoy les resultaría duro o muy duro o normal. De lo que estoy seguro es de que hoy suena en nuestros oídos extremadamente duro. La modernidad, el desarrollo a todos los niveles está orientado básicamente a hacer más fácil la vida humana. La medicina intenta liberarnos –aunque evidentemente no podrá vencer nunca la última batalla– del dolor y del sufrimiento físico y moral. Otras tecnologías han hecho más fáciles las comunicaciones a todos los niveles. Tenemos a nuestra disposición muchas más cosas para satisfacer nuestros deseos y hacer más cómoda nuestra vida. Los que han llegado a un alto nivel de desarrollo se sienten contentos y felices. Los que no han llegado todavía, desean llegar y trabajan para conseguirlo. Y nadie se los puede impedir. Entendemos que es un derecho de toda persona el intentar conseguir para él y para los suyos mejores niveles de vida, de bienestar, de salud... Así es nuestro mundo y es bueno que así sea.


Lo sorprendente es escuchar en medio de nosotros la voz de Jesús que nos dice que hay que dejarlo todo para ser su discípulo. Ese “dejarlo todo” no se refiere solamente a las cosas materiales. Se refiere también a las relaciones afectivas y familiares que tan necesarias son para el bienestar de la persona. Para seguir a Jesús hay que dejar atrás al marido o a la esposa, a los hijos y también –¿dónde queda el cuarto mandamiento?– al padre y a la madre. Pero no queda ahí la cosa. Además, hay que coger la cruz y ponerse en pie para seguir a Jesús. Se nos viene a la memoria la figura de Abrahám, al que Dios le pide que salga de su tierra y que vaya a otra tierra apoyado apenas en la promesa y en la fe.


Dejarlo todo para seguir a Jesús
Jesús no sólo nos pide que lo dejemos todo. Hay que seguirle. Hay que dejar los lugares conocidos y familiares y lanzarse al camino, a lo nuevo, a lo desconocido. Seguirle es toda una aventura, más, si se tiene en cuenta que su vida acabó en el Calvario. Todas son palabras muy duras para nuestros oídos. Estamos acostumbrados a algodones más suaves, deseamos una vida más cómoda. La cruz consideramos que es algo que hay que dejar abandonada en la primera esquina o en el primer rincón oscuro que encontremos. Y si para ello nos hace falta un poco de ayuda psicológica, pues se busca y ya está.


Pero a pesar de todo esto,  la propuesta de Jesús sigue ahí. Y Jesús nos dice la verdad. Hay que dejarlo todo para empezar una vida nueva. Porque el Reino supone una ruptura con nuestro propio pasado. Hay que perderlo todo para recuperarlo todo desde otro punto de vista: desde el punto de vista del Padre, desde el punto de vista de Cristo, que nos convoca a todos a la mesa de la fraternidad. A unirnos verdaderamente, sentirnos familia real, hijos del Altisimo...No se puede seguir enganchado al pasado y al mismo modo de vida que nos ancla y esclaviza a la superficialidad y materialismo, a todo aquello que cada vez nos aleja mas de lo verdadero, de lo espiritual, del Amor de Dios, es tiempo de seguir a Jesús!!! Pero sin cargar con nuestros titulos de propiedad, con nuestras posesiones que nos vuelven vulnerables e inseguros..que no nos permiten sentirnos ligeros y libres...


Hay algo que si podemos dejar si nos empeñamos un poco: los recuerdos, las heridas, las cicatrices de los combates que nos va dejando la vida –todo eso es la cruz que cargamos con nosotros y nos acompañan siempre. Es imposible decir que comenzamos una vida nueva y que el pasado queda olvidado si seguimos cargando con todo eso. Nuestra vida, lo que somos, es la acumulación de nuestras decisiones y de sus consecuencias (previstas o imprevistas, queridas o no queridas). Todo eso es lo que nos va haciendo lo que somos, lo que va rellenando con tinta indeleble el libro en blanco de nuestra vida, desde que nacimos y dábamos nuestros primeros pasos; pero eso ya cumplio con su cometido, ya no lo necesitamos.


Jesús nos pide que seamos valientes y agarremos esa cruz, Si!. no hay que negarla. Pero ninguna de esas cosas de nuestro propio pasado, puede, ni debe impedirnos seguir adelante caminando detrás de Jesús, hay que aligerar la carga...dejando todo...desterrando el pasado para siempre de nuestras vidas... sii!! Todo!! Y recuperarnos a nosotros mismos, y empezar de nuevo , con una cruz nueva... la de la vida, la de la esperanza.


El amor que abarca todos y todo
Construir el Reino, seguir a Jesús no es un juego de niños. Exige compromiso, dedicación, esfuerzo. Es gracia de Dios pero a la vez exige la participación de la persona. Es tarea de personas adultas, libres y responsables. Es tarea para los que han escuchado la Palabra de Jesús, la han acogido en su corazón y llegado a poseer la verdadera sabiduría, la que da la vida, la que nos devuelve la esperanza, como nos señala la primera lectura de este domingo.


Después, en el camino del seguimiento se descubren unas relaciones más profundas que las de la carne y la sangre. El Reino nos hace hermanos e hijos, hermanas e hijas, con un Padre común, con una familia a la que cuidar y atender, con un amor que no es exclusivo ni excluyente sino que se abre a todos, incluidos los marginados y los esclavos, como muestra el texto de la carta de Pablo a Filemón.


Al que sigue a Jesús de verdad, dejándolo todo, el corazón se le agranda hasta que se le hace tan grande como el mundo. Es cuando las cosas toman su real valor y nuestros seres amados, hijos, padres, hermanos, pareja, toman una dimension diferente y se vuelven hermanos en Cristo, Iglesia Santa de Dios...Ese es el momento paradójico en que HABIENDOLO DEJADO TODO..LO VUELVES A GANAR TODO,PERO EN LA DIMENSION REAL Y VERDADERA Y CON EL VALOR QUE LEGITIMAMENTE TIENE.


SI!! ES HORA DE SEGUIR A JESUS !...NO TE ARREPENTIRAS


El que tenga oidos..que oiga.


!! Cristo vive !! Revdmo. David Falcon.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario