¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

domingo, 12 de septiembre de 2010

Lectura y Homilia del Domingo 12 de Septiembre del 2010

DOMINGO 12 DE SEPTIEMBRE DEL 2010




Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (32,7-11.13-14):
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «Anda, baja del monte, que se ha pervertido
tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les
había señalado. Se han hecho un novillo de metal, se postran ante él, le ofrecen
sacrificios y proclaman: "Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto."»
Y el Señor añadió a Moisés: «Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por
eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un
gran pueblo.»
Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios: «¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira
contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta? Acuérdate
de tus siervos, Abrahám, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo, diciendo:
"Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que
he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre."» Y el
Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.
Palabra de Dios


Salmo
Sal 50,3-4.12-13.17.19
R/. Me pondré en camino adonde está mi padre.


Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R/.


Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.



Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1,12-17):
Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió
este ministerio. Eso que yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero
Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía. El
Señor derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor en Cristo Jesús. Podéis fiaros
y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los
pecadores, y yo soy el primero. Y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el
primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los
que creerán en él y tendrán vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único
Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (15,1-32):
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle.
Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una,
¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la
encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al
llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he
encontrado la oveja que se me había perdido." Os digo que así también habrá más
alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos
que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una,
¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la
encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles:
"iFelicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido." Os digo que la
misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»
También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre,
dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos
días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí
derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por
aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto
le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos.
Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y
nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre
tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en
camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya
no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en
camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se
conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo:
"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebramos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos,le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemosencontrado.
Palabra del Senor.


HOMILIA



A pesar de tanta informacion que hay al respecto y de tanto visitar museos, ver documentales o películas en television, nos creemos que lo de los ídolos pertenece nada más a civilizaciones antiguas o a culturas premodernas, hombres y mujeres con taparrabos, armados con lanzas y mazos en escenarios exóticos. Por mucho nos vamos al tiempo de los romanos, pensando erroneamente que este tema no tiene nada que ver con nuestra epoca y forma de vida actual. Pero los ídolos han existido y existen de siempre.
 ¿Qué o quiénes son? Es sencillo: todo aquello que ponemos en el lugar de Dios ...sin ser Dios.
Dejarse llevar por los ídolos, adorarlos, tiene un efecto curiosísimo: si el Dios de Jesús es el Dios de la libertad, el Dios que nos convoca a la vida y a la fraternidad, los ídolos nos terminan llevando exactamente a lo contrario. Exigen de tal manera nuestra adoración que nos convierten en esclavos suyos, perdemos la libertad y nos convertimos en una pura apariencia de aquello a lo que Dios Padre nos ha llamado a ser: personas libres, adultas, responsables, capaces de vivir y relacionarnos con los demás y con todo lo creado, de una forma armoniosa.
Lo que pasa es que los ídolos de las películas, los documentales y los museos se identifican con facilidad,  y los que seguimos en nuestra vida a veces son tan innumerables, que no es tan facil de identificar.
Pero, ¿no es idolatrar el trabajo cuando una persona, hombre o mujer se entrega de tal modo a su empleo, que se olvida de las relaciones humanas, de su familia, de sus amigos? ¿No es un idólatra de si mismo el que busca única y exclusivamente el éxito en su vida y para ello no duda en sacrificarlo todo; sin importar a quien o quienes pisotea y destroza, pensando solo en su bienestar? ...primero yo, luego yo, y al ultimo yo... Yque tal los idolos que tenemos en la musica, religion, politica etc, etc?...Podríamos seguir poniendo ejemplos; Pero no habria suficiente espacio. Basta con releer la primera lectura y darnos cuenta de que no sólo el pueblo de Israel en el desierto se fabricó un ídolo hecho de metal y lo adoró. También nosotros tenemos nuestros ídolos, los adoramos, sacrificamos en su altar demasiadas cosas y al final nos encontramos pobres, esclavos y habiendo perdido lo mejor de la vida: nuestra libertad. Y todo eso por habernos dejado llevar por los cantos de sirena de esos ídolos que nos prometían libertad, riqueza, prestigio, felicidad... pero que luego sus promesas se convierten en cenizas que nos manchan las manos y nos dejan hundidos en la miseria.



Nuestro Dios, el Dios de Jesús es liberador, nos ofrece la libertad liberándonos de nuestras más profundas e íntimas esclavitudes.
El Evangelio de hoy nos lo recuerda en esas tres parábolas que nos cuenta Jesus, dos breves –la oveja perdida y la moneda perdida– y una larga –la historia del hijo pródigo–. Pero no hay que olvidar el comienzo del relato. Jesús no hace sino responder a la acusación de los fariseos y escribas que le culpan de “acoger a los pecadores y comer con ellos.” ¡Claro! ¿Cómo podía Jesús actuar de otra manera?  Su misión consistía básicamente en acoger a los pecadores, tratarlos como personas, devolverles la confianza en sí mismos, hacer que se sintieran amados por Dios, que experimentaran la misericordia inmensa de Dios, que la reconciliación llegara hasta lo más hondo de sus heridas, que descubrieran e identificaran a los ídolos que les habían llevado a esa postración. Jesús por la sencilla razón de que ellos, los pecadores, son la oveja y la moneda perdidas de Dios, los aceptaba y se acercaba a ellos para sanarlos, pues son los que de una manera especial necesitan la cercanía y el cariño de Dios.


Por la compasión y la misericordia
No hay pecado que se resista a ese amor de Dios. No hay vida, por depravada que sea, que no se pueda curar, reconciliar, reconstruir ante el bálsamo del amor, la misericordia y la compasión de Dios. Y si no lo creemos, ahí tenemos el ejemplo de Pablo en la segunda lectura. Dice de sí mismo que era un blasfemo, un perseguidor. Pero también está convencido de que Dios tuvo compasión de él. Y nos invita a fiarnos de El, cuando nos dice que Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. Lo dice con absoluta seguridad, porque se siente, por su historia, el primero de los pecadores. Pablo lo cuenta sin pudor porque para él es una forma de alabar y agradecer a Dios por el amor recibido.


¿Hemos experimentado ese amor y esa misericordia?
 La pregunta no es en balde y no esta por demas, porque sólo los que hemos experimentado la compasión de Dios, podremos hacérsela llegar a los demás. Y estoy seguro que en algun momento de nuestra vida, Dios nos ha regalado su perdon y hemos sentido esa misericordia y Amor de nuestro Padre Celestial; pues todos en algun momento hemos fallado... somos pecadores.



Hoy somos nosotros los brazos y las manos de Dios para aceptar y acoger a nuestros hermanos y hermanas. Hoy somos nosotros la lengua de Dios para comunicar al mundo que Dios no es Dios de muerte, sino de vida; no de opresión,de libertad; no de condenación, sino de salvación. Ahí está nuestro compromiso.
O, dicho de otra manera, nuestra forma de agradecer a Dios por el amor con que nos ha amado y nos ama cada día.



El que tenga oidos..que oiga


!!Cristo vive !!          Revdmo. David Falcon


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