¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 5 de noviembre de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo del Tiempo Ordinario -06 de Noviembre del 2011

 
Primera lectura
Lectura del libro de la Sabiduría (6,12-16):

La sabiduría es radiante e inmarcesible, la ven fácilmente los que la aman, y la encuentran los que la buscan; ella misma se da a conocer a los que la desean. Quien madruga por ella no se cansa: la encuentra sentada a la puerta. Meditar en ella es prudencia consumada, el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones; ella misma va de un lado a otro buscando a los que la merecen; los aborda benigna por los caminos y les sale al paso en cada pensamiento.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 62,2.3-4.5-6.7-8
R/.
Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,

mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansía de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R/.

¡Cómo te contemplaba en el santuario

viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R/.

Toda mi vida te bendeciré

y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R/.

En el lecho me acuerdo de ti

y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas
canto con júbilo. R/.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (4,13-17):

No queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él. Esto es lo que os decimos como palabra del Señor: Nosotros, los que vivimos y quedamos para cuando venga el Señor, no aventajaremos a los difuntos. Pues él mismo, el Señor, cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,1-13):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»

Palabra del Señor

Homilia
El Evangelio de hoy nos propone el reino de Dios como un banquete de bodas. Jesús utiliza la figura de las bodas de su tiempo para reflejarnos tres actitudes profundamente cristianas

+la espera

+la perseverancia

+el estar preparados
 
En aquella época todo el pueblo salía a acompañar a la pareja al nuevo hogar, e iban por el camino más largo posible para recibir las felicitaciones de todos los que encontraban a su paso.
Cuando se casaba una pareja, no se iban de luna de miel, sino que se quedaban en casa. Durante una semana tenían la puerta abierta a los que quisieran visitarles. A esta semana estaban invitados los amigos más íntimos; así es que no fue solamente la ceremonia de la boda, sino toda una semana de fiesta lo que se perdieron las muchachas que no estaban preparadas.
Las visitas esperaban con la novia la llegada del novio que podía llegar incluso a media noche. A nadie se le permite estar en la calle cuando anochece sin una lámpara, y una vez que ha llegado el novio, y se ha cerrado la puerta, los que lleguen tarde a la ceremonia no pueden entrar.

El Reino de Dios es comparado a la sala de banquete donde entran las muchachas prudentes.

El punto nuclear de esta parábola es el estar preparados para cuando el Señor llegue.
 
+¿Qué significa para ti estar preparados?

+¿Por qué debemos de ser perseverantes?
 
Hay muchas personas que entienden lo de estar preparados en un sentido puramente sobrenatural: prepararnos para la hora de la muerte. Nada más lejos de la realidad que nos refleja la Palabra de hoy. Estar preparados significa tener siempre presente a Cristo y comprometerse con su causa, en esta vida, en el día a día, y en la suma de todos esos días de seguimiento es donde ya debemos de  encontrarnos preparados para nuestro encuentro final con el Señor.

El fallo de las muchachas imprudentes no fue el que se quedaran dormidas ya que todas descansaron, su fallo fue el no haber previsto los elementos necesarios para que cuando llegase el novio sus lámparas estuviesen encendidas.
En la fe no hay que vivir desprevenidos, hay que estar siempre alerta a las indicaciones del Maestro. Si tenemos los elementos adecuados que Jesús nos propone, nuestra fe nunca se apagará.

Asi pues no tenemos que cansarnos ni desanimarnos en la espera. Puede ser que la vida muchas veces se nos presente llena de dificultades y temores pero no tenemos que dejar de esperar en el Señor y su voluntad. La gran tragedia de muchos cristianos es el cansancio que les despista y desanima de la espera realmente importante.

Las muchachas descuidadas representan a aquellas personas para los que la fe es algo que aparentemente no necesita cuidados. Se quedan dormidas, se despiertan y al darse cuenta de su falta de aceite la piden a las otras, a las prevenidas. Las muchachas preparadas son las que han pensado que el novio se puede retrasar y se han procurado una reserva de aceite para que la fe no se apague. La fe no se puede prestar a nadie. El corazón de cada persona es el campo exclusivo donde florece la gracia de la fe que no se puede trasplantar ni ceder a nadie.

El Señor está por venir, tenemos que mantener viva nuestra fe, nuestra esperanza, nuestro amor; pero esto sólo se logra con vigilancia, con perseverancia y con una profunda confianza en el Señor.

Quiera Dios que cuando lleguemos a su presencia las lámparas de nuestra fe estén encendidas y con suficiente reserva para poder, en la oscuridad, reconocerlo como nuestro Salvador.Y asi mismo El nos reconosca y no nos diga..."Os lo aseguro: no os conozco."
 
“Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora” (Mt. 25, 13).

El que tenga oidos que oiga.

Hermano Juan Pablo CORC+ Obispo Juan David Falcon
!!CRISTO VIVE!!



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