¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 27 de agosto de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo del Tiempo Ordinario + 28 de Agosto del 2011

Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (20,7-9):


Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me pudiste. Yo era el hazmerreir todo el día, todos se burlaban de mí. Siempre que hablo tengo que gritar: «Violencia», proclamando: «Destrucción.» La palabra del Señor se volvió para mí oprobio y desprecio todo el día. Me dije: «No me acordaré de él, no hablaré más en su nombre»; pero ella era en mis entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos; intentaba contenerlo, y no podía.
Palabra de Dios

Salmo


Sal 62,2.3-4.5-6.8-9
R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.R/.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,


te alabarán mis labios. R/.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R/.

Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R/.

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (12,1-2):

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,21-27):
En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.


Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»


Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas corno los hombres, no como Dios.»


Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»
Palabra del Señor

HOMILIA


Se dice que la autoestima es importantísima para el desarrollo de la persona. Cuando una persona no se reafirma como tal es como un ser humano a medio hacer que no ha llegado a su plenitud. Hoy la Palabra parece proponernos justo lo contrario.


Jesús empieza a hablar a sus discípulos abiertamente. Les habla del sufrimiento y de la muerte que le esperan y les indica también la presencia de su resurrección. Para algunos esto puede parecer como la fatalidad del destino donde, según dice, cada persona tiene su vida escrita… Los cristianos no creemos en el destino ni que nuestra vida esté escrita en sitio alguno. Creemos en la libertad de la persona desde donde tomamos opciones para nuestra existencia que nos conducen a la felicidad o la frustración.


Ahora el Señor les habla de lo que le esperaba porque ya ellos están preparados para escuchar. Pedro hacía un momento había declarado en nombre de todos el reconocimiento de Jesús como el Mesías. Cuando los discípulos fueron capaces de reconocerle es cuando comienza a hablarles claro.


Sus seguidores creían en aquel momento que el reino que predicaba Jesús era un reino terrenal donde todos iban a conseguir buenos puestos. El Señor trata de quitarles esta idea que ellos seguirán conservando. El reino de Dios no es solamente terrenal, tiene otra dimensión invisible para el momento presente.


Jerusalén era el lugar donde se hacían los sacrificios, Él sería allí sacrificado.


Los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley eran los que tenían que ratificar lo que venía de Dios; serán ellos los que le condenen…


Cristo advierte de antemano acerca de estas cosas para que sus seguidores no esperen de este mundo grandes cosas.

Pedro se revela contra esto. Con una prudencia natural y una comodidad propia del ser humano, nos invita a buscar el mayor bienestar posible. Pedro es como muchas, la mayoría, de las personas de nuestro tiempo. Piensa que el sufrimiento no tiene ningún significado, que es algo totalmente negativo para el ser humano, que es un estorbo para el desarrollo de la vida presente.


Hace poco tiempo Jesús había llamado feliz a Pedro, ahora su reacción es dramática, le dice: “¡Apártate de mí Satanás, pues me pones en peligro de caer! ¡Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres!”


¿Por qué Jesús trata con tanta dureza a Pedro?


Hay en el lenguaje del Señor unas entrelíneas que hay que entender. Cada cosa humana adquiere desde Dios un significado distinto. Cuando pensamos que tal o cual cosa de la vida es una desgracia humanamente hablando, tenemos que ver el significado espiritual más profundo donde se nos da a conocer la voluntad de Dios para nuestra existencia.


El verdadero seguidor de Jesús lo sigue en el dolor para seguirle en el honor. El cristiano sigue a Jesús ...no al revés.


¿Cuáles son las condiciones para ser seguidor de Jesús?


Negarse a sí mismo: olvidarse de sí mismo. Es decirle a ese yo que todos llevamos dentro y que nos inclina a ser egocéntricos, autónomos y autosuficientes, que no queremos seguir nuestros propios planes, ni nuestros propios intereses, sino depender en todo de Dios y de hacer y aceptar todo cuanto Él tenga para nosotros.


Ni  tengo que decir que el mayor obstáculo para encontrar y seguir a Dios en nuestra vida no son los demás, ni las circunstancias de la vida… el mayor obstáculo somos nosotros mismos. Hay que redirigir nuestro yo a Cristo y dejar que sea Dios quien lo oriente.
Es nuestro yo quien nos ata y nos hace ver cosas que no hay y sentir cosas que no son reales. La fe nos ayuda a la reeducación del yo.


Tomar su cruz: no se refiere a los problemas de la vida que nos aparecen por doquier…A SUFRIR POR SUFRIR. Es asumir la carga del sacrificio. El seguidor de Jesús debe alistarse en la fila de los condenados a muerte en contra de los deseos comodos y materiales de sí mismos. La cruz es la carga que tomamos voluntariamente por servir al Evangelio del Señor.


La cruz la hemos de tomar y seguir con ella a Cristo. No debemos hacernos una  cruz nueva nosotros mismos, sino arrimar el hombro a la que Dios ha preparado ya Jesus..., sin temer su peso, sin ir cargados de miedos.

Seguirle: es ir al ritmo de Dios en nuestra vida...hacer su voluntad

Entender estas tres partes son cruciales para vivir el Evangelio con una cierta elegancia y dignidad. Al final se nos promete una recompensa…


El que tenga oidos...que oiga.


Revdmo. Juan David Falcon+Hermano Juan Pablo CORC


CRISTO VIVE!!!!!






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