¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

domingo, 27 de marzo de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo 3º de Cuaresma 27 de Marzo del 2011

Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (17,3-7):

En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés: «¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?»
Clamó Moisés al Señor y dijo: «¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen.»
Respondió el Señor a Moisés. «Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río, y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo.»
Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la reyerta de los hijos Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: «¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 94,1-2.6-7.8-9

R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón.»

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5,1-2.5-8):

Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (4,5-42):

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía.
Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber.» Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida.
La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.
Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.»
La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»
Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.»
La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla. Veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.»
Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.»
La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo.»
Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo.»
En aquel pueblo muchos creyeron en él. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.»

Palabra del Señor


HOMILIA


En mi país Mexico cuando una persona se encuentra mal, triste, sin ilusión, sin ganas de vivir,se dice que está "seca por dentro..." El Evangelio de hoy nos convoca a descubrir una escena entre Jesús y una samaritana, que trata de responder a esa sequedad interna de muchas personas de nuestro tiempo.

Los samaritanos eran judíos mestizos, tanto en su sangre como en la religión. Habían mezclado su sangre elegida con sangre pagana. Adoraban a Dios no en Jerusalén sino en el monte Garizim, cerca de Siquén. Tanto era la lejanía afectiva y de relacion de los judíos contra los samaritanos que los primeros cuando deseaban insultar a alguien le decían: "Eres un samaritano..."

El propio Jesús encargó a sus discípulos que "no entren en ninguna ciudad de los samaritanos." (Mt 10,5).

¿Quiénes son estos "samaritanos"?

Todavía queda una pequeña porción de esta comunidad étnica y religiosa. Viven en Nablus (Cisjordania) y en zonas de Holon, cerca de Tel Aviv en Israel. Actualmente son unas 500 personas. Tanto los samaritanos del tiempo de Jesús como los de hoy proceden del reino del norte que fue destruido entre los años 722-721 antes de Cristo. A la caída de este reino los israelitas residentes se mezclaron con los colonos asirios, de esta manera los judíos mezclan su sangre y sus costumbres religiosas con los asirios logrando que sus hermanos del pueblo elegido les despreciaran profundamente. Todos estos acontecimientos llevan a un proceso de sincretismo religioso y cultural. Es como si al mezclar sus costumbres y la pureza de su religión se hicieran despreciables para Dios y sus seguidores. Pasaron de ser miembros del pueblo elegido a miembros odiados y despreciados de los elegidos por Dios.

La mujer samaritana ve a Jesús como un pobre judío que le pide de beber; pero Jesús le habla sobre sí mismo, sobre quién es. El encuentro de las personas con Dios se establece muchas veces por cuestiones accidentales o no propiamente religiosas. Las conversiones se dan en las calles, en los hogares, en los hospitales... Cuando vamos al templo lo que hacemos es ponernos ante Dios que nos ha cautivado. ¿Pueden existir conversiones dentro de un templo? Por supuesto, pero no es el único lugar donde se puede dar el encuentro con Jesús. El cristiano está llamado que cada espacio en el que se mueve esté muy cerca de Dios para que al menor intento la persona pueda percibirlo en la hondura del corazón.

"Si supieras lo que Dios da y quién es el que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva." (V.10) Puede que muchos hermanos y hermanas en la fe se olviden de este magnífico texto de gran hondura espiritual. Muchas veces nos han educado para que nos ofrezcamos a Dios, para llevarle las manos llenas de frutos a Dios. La verdad es bien distinta. La vida cristiana tiene que ser una continua acción de gracias al Padre porque hemos descubierto "lo que Dios da... y su agua viva". La cosa no está en intentar hacer méritos ante Dios. El tema es que después de haber descubierto al Señor en nuestra vida no podemos hacer otra cosa que vivir para Él.

La conversación de Jesús con la mujer se centra en estos puntos: el agua, el marido, el lugar de culto y el Mesías. Además de todo el mundo simbólico de estos temas no es menos cierto que Jesús se acerca a la realidad de aquella mujer y por extensión a la del pueblo de Israel. Dios no está en las nubes ni escondido. Dios está en la realidad diaria, en el abanico de posibilidades de encuentro que nos ofrece la jornada que vivimos.

El agua que lleva a la eternidad.

Hoy se predica poco sobre la eternidad. Es como si lo que de verdad merece la pena de atenderse es siempre lo efímero, lo pasajero. Pero el Evangelio es una invitación a la eternidad de Dios. Ocurre muchas veces que los predicadores se encuentran más cómodos hablando del horizonte humano que de la promesa de la vida eterna. De esta manera la fe se convierte en una filosofía más o en unas técnicas más o menos adecuadas para el crecimiento personal. La eternidad no está de moda, pero la eternidad es el tiempo de Dios. Muchas de las angustias de las personas de nuestro tiempo se dan por la falta de tiempo, por el no llegar a todo lo que hay que hacer. Dios se sitúa en la eternidad, fuera del tiempo, para que nos demos cuenta que nuestra vida y relación con Él es para siempre. Dios no tiene nunca prisas con nosotros...

Adorar en espíritu y verdad.

La adoración a Dios no está en Jerusalén o en el templo del Garizim, sino en la actitud de fe. Una persona puede estar todo el día metido en una catedral o en cualquier templo queriendo descubrir a Dios y, en cambio, su corazón estar espiritualmente a miles de kilómetros de distancia. Para descubrir a Jesús en el sagrario, en la Eucaristía o en la Palabra hay primero que adecuar un sitio en nuestro interior; uno o varios motivos por los cuales darle las gracias y tener un oído espiritual más que atento para que se nos haga presente en los locales divinos. Te invito a que el sagrario, la Eucaristía y la Palabra no estén solo en los muros de tu Iglesia, sino que tengan sede en tu corazón.

El auténtico templo de culto es Jesús o la Palabra de Jesús que fructifica en el corazón de las personas por medio del Espíritu Santo. Dios está por encima de los lugares. Nuestro verdadero contacto con Dios es la persona de Jesús. Quien quiera encontrar a Dios, lo encontrará en Jesucristo.


El que tenga oidos...que oiga.

Revdmo. David Falcon

Cristo vive!!!!

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