¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

viernes, 21 de octubre de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo del Tiempo Ordinario+16 de Octubre del 2011

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (45,1.4-6):

Así dice el Señor a su Ungido, a Ciro, a quien lleva de la mano: «Doblegaré ante él las naciones, desceñiré las cinturas de los reyes, abriré ante él las puertas, los batientes no se le cerrarán. Por mi siervo Jacob, por mi escogido Israel, te llamé por tu nombre, te di un título, aunque no me conocías. Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí, no hay dios. Te pongo la insignia, aunque no me conoces, para que sepan de Oriente a Occidente que no hay otro fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.»

Palabra de Dios
 
Salmo
Sal 95,1.3.4-5.7-8.9-10a.10e

R/.
Aclamad la gloria y el poder del Señor

Cantad al Señor un cántico nuevo,

cantad al Señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

Porque es grande el Señor,

y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/.


Familias de los pueblos, aclamad al Señor,

aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. R/.


Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,

tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.
 
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,1-5b):

Pablo, Silvano y Tirnoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz. Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones. Ante Dios, nuestro Padre, recordarnos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor. Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda.

Palabra de Dios
 
Evangelio 
Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,15-21):

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.

Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.»
Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César.»
Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»
Palabra del Señor

Homilía 

Muchas veces este Evangelio se explica para hablar de las relaciones entre Dios y el mundo, Dios y la sociedad. Esta interpretación surge en la Edad Media que fue cuando se empezó a interpretar así.
En la época de Jesús, Palestina estaba ocupada por los romanos, y en esta ocasión los líderes judíos quieren meter a Jesús en un aprieto.
Los judíos pagaban impuestos a Roma ¿Qué opinaba el Señor sobre esto?
En aquella época los judíos pagaban a los romanos tres impuestos:
  1. El impuesto de la tierra que lo pagaban los labradores al gobierno, y que era un décimo del grano y un quinto del vino y del aceite que produjeran. Se pagaba parcialmente en especie y parcialmente en el dinero equivalente 
  2. El impuesto sobre la renta que era el uno por ciento de los ingresos de cada persona.
  3. El impuesto de capitación, lo tenían que pagar todos los varones de 14 a 65 años y todas las mujeres de 12 hasta los 65 años. Su importe era un denario (algo así como - 0,09 centavos de dólar americano). El salario medio de la época estaba en unos 0,06 $
Para los judíos pagar estos impuestos era un insulto a Dios. Su sociedad tenía una organización teocrática donde Dios era su único y exclusivo rey. Los más fanáticos entre los judíos decían que cualquier impuesto que se pagara a un rey extranjero era ilegal por necesidad.
Lo que se está tratando en este Evangelio no es la mera obligación de pagar o no pagar impuestos al invasor. Su contenido es mucho más profundo. Es el reconocimiento de quien tiene poder sobre ti y tu vida.
Con los medios de comunicación es muy fácil endiosar personas, situaciones y a acontecimientos de la vida. Quién no ha visto masas fanatizadas por el líder político, por el futbolista o cantante de turno. A cada uno de ellos hay que pagarles un impuesto no dinerario pero sí de vasallaje. 
Es el impuesto de la admiración cuando no hay nada que admirar; el impuesto de identificación cuando existe muy poco en lo que identificarse con nuestro personaje… De esta manera se va creando un sistema de pago, de intereses y de esclavitudes que sólo cuando las personas se dan cuenta es cuando se pueden liberar de ellas. 

Ante estas esclavitudes es Jesús quien nos advierte que el ser humano está llamado a ir más allá de las cosas, de los impuestos sean del tipo que sean, de los liderazgos temporales pues nada de esto llena ni sacia nuestra vida.

Jesús nos propone otra respuesta desconcertante: el ser humano debe reconocer a Dios como único Señor, pues es en el ser humano donde Dios ha dejado su imagen (Gn 1,27). Para el ser humano sólo Dios debe ser su Señor.
 
El que tenga oidos...que oiga.
 
Hermano Juan Pablo CORC+Obispo Juan David Falcon
 
CRISTO VIVE!!!!!

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