¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 17 de septiembre de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo del Tiempo Ordinario 18 de Septiembre del 2011

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (55, 6-9):


Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esté cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos –oráculo del Señor–. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes que vuestros planes.
Palabra de Dios


Salmo
Sal 144
R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan


Día tras día, te bendeciré, Dios mío
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor y merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.


El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.


El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,20c-24.27a):


Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo (20,1-16):


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»
Palabra del Señor






HOMILIA

¿Qué voy a obtener por seguir a Jesús? ¿Qué voy a ganar por seguirle?


Estas preguntas bien se las puede hacer cualquier persona que en este tiempo sea invitada a la conversión al Señor. Ya saben ustedes que en el mundo de hoy nadie hace nada por nada…


En la parábola de hoy se nos explica las recompensas que recibiremos en ese seguimiento.


La jornada judía de aquel entonces comenzaba a las 6 de la mañana, al amanecer, y desde entonces se contaban las horas hasta las 6 de la tarde, que es cuando oficialmente empezaba el nuevo día.


La paga de los jornaleros de la época era al equivalente de nuestra moneda actual de unos 0,06 euros (unos seis céntimos de dólar americano) al día. Esta era una cantidad, como hoy, totalmente insuficiente. Un día sin trabajo era una auténtica desgracia ya que significaba que al vivir al día, esa jornada no podrían ni comer tanto el trabajador ni su familia. El Evangelio de hoy toca estos dos aspectos y los proyecta a la dimensión del reino de Dios.


Cuantas veces vemos en parroquias, grupos cristianos, movimientos eclesiales, a personas, hermanos y hermanas en la fe, que llevan toda una vida trabajando por los demás; ya se han acoplado tan bien a la dinámica eclesial que se consideran dueños y señores de lo que hacen. Pero cuando llegan nuevos hermanos a nuestros grupos, comunidades, los creyentes que están estrenando su fe, los ven como una amenaza, se sienten amenazados, piensan que les vienen a quitar el puesto... todo lo que han construido...hecho…todo lo que han trabajado!... me lo van a quitar!!...sin pensar, ni considerar que todo lo realizado es para el bienestar y servicio del projimo y es merito exclusivo de Dios, pues nosotros solo hemos sido instrumentos...


Es una actitud muy humana, pero poco cristiana. Tenemos que acostumbrarnos a saber que nuestra vida entregada en Cristo es desgastarse por los demás, sin encumbrarnos, sin creernos más que los otros, sin esperar nada a cambio, sin despreciar a los nuevos en la fe y sus inexperiencias… Tener un corazón acogedor es el primer requisito para trabajar en los campos del Señor.


Jesús en esta parábola nos ayuda a entender cuál debe ser nuestra actitud y cuál es la actitud de Dios.


La recompensa por la fe será dada al creyente, no según el tiempo en que se haya convertido, ni según la edad en que se convirtieron, sino según la medida o estatura espiritual que hayan alcanzado en Cristo. El Evangelio de hoy nos habla de un contrato y de la paga estipulada.


¿Estás de responsable en alguna actividad eclesial? ¿La vives como servicio? ¿Cómo te sientes a la llegada de algún miembro nuevo: intranquilo, con miedos, con celos, con envidias…?


Los jornaleros de la parábola se quejan no porque se les pagara menos de lo que se les habia prometido, sino de que se les pagara a los demás igual que a ellos. Eso es lo que ocurre con muchos agentes de pastoral de toda la vida. Ya va siendo hora que establezcamos los tiempos en nuestros grupos para que una persona deje paso a otra con la misma alegría con la que recibió el primer encargo.


El murmurador no tenía razón de quejarse de que los últimos hubiesen recibido el mismo pago, al haber venido tan tarde, pues no habían venido antes por la sencilla razón de que no habían sido llamados antes.


Todas las personas son iguales ante Dios, da igual el que ha recibido la gracia de la fe en la infancia que en la edad adulta. Cada uno tendrá que dar un fruto proporcional al momento de ser llamado, no antes. Para quien seguimos al Señor, la vida, el atardecer, no termina ni demasiado pronto ni demasiado tarde.


En este encuentro de hoy con el Evangelio podemos también preguntarnos sobre dos realidades, muchas veces dolorosas que nos afectan socialmente:


El derecho al trabajo.


El derecho al salario justo que permita vivir a las personas.


Estos dos aspectos no se agotarán nunca de la reflexión cristiana. Lograr mayor justicia en las relaciones laborales es una tarea siempre por hacer.


La paga final que nos dice la Palabra nos hace caer en la cuenta que no es la cantidad de servicio lo que cuenta, sino el amor con el que se hace. Todo lo que Dios nos da nos lo da por su gracia, sin nosotros merecerlo. Lo que Dios da no es paga, sino regalo; no es un salario, sino una gracia.


El cristiano no va buscando un salario sino que trabaja por el gozo de servir a Dios y a sus semejantes. No hay para el trabajo evangelizador que pensar en términos de compensaciones. Todos tenemos que aprender de la bondad de Dios.


Trabajar por el Evangelio es un honor. Es un honor sentirse llamado a participar en la aventura de acercar a los demás a la presencia de Dios.


Entonces...! a trabajar!!...que hacen ahi de ociosos!


El que tenga oidos..que oiga.


Revdmo. Juan David Falcon-hermano Juan Pablo CORC


CRISTO VIVE!!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario