¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

viernes, 29 de julio de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo del Tiempo Ordinario 31 de Julio del 2011

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (55,1-3):


Así dice el Señor: «Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David.»
Palabra de Dios


Salmo
Sal 144

R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores


El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.


Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R/.


El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,35.37-39):

¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,13-21):


En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.»


Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.»


Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.»


Les dijo: «Traédmelos.»


Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Palabra del Señor


HOMILIA


Uno de los milagros más recordados de Jesús fue el de la Multiplicación de los Panes y los Peces: comida multiplicada… y gratis. Y es interesante al leer el texto del Evangelista San Mateo (Mt. 14, 13-21), descubrir algunos detalles que rodearon este impresionante milagro.


Lo primero que llama la atención es el hecho de que para el momento de este acontecimiento, Jesús se acaba de enterar de la muerte de su primo, su Precursor, San Juan Bautista. Nos dice el Evangelista que “al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar solitario”. Es decir, que en ese momento el Señor estaba de duelo y quería retirarse a solas, seguramente a orar, o simplemente a recuperarse de la tristeza de este hecho, que -como Dios- conocía ya de antemano, pero que como Hombre verdadero que era también, sentía aflicción por tal pérdida y por tan vil asesinato (cfr. Mt. 14, 1-12).


¿Por qué llama la atención esto? Llama la atención por lo que enseguida nos cuenta el Evangelista: al saber la gente que Jesús estaba por allí, lo siguieron por tierra y al ver aquella muchedumbre de gente “se compadeció de ella y curó a los enfermos ... y posteriormente, les dio de comer. Es decir que Jesús se olvida de lo que inicialmente iba a hacer, se olvida de su retiro en soledad, y se somete a la solicitud de una muchedumbre hambrienta de pan material y de pan espiritual.


Y nosotros, que debemos ser imitadores de Cristo, ¿es así como actuamos con relación a las necesidades de los demás? ¿Qué necesidades van primero: las nuestras o las de los demás? ¿Cómo atendemos a quien nos necesita para que le demos una palabra de aliento, una atención porque está enfermo o simplemente un trozo de pan? ¿Hacemos como Jesús, olvidándonos de nuestra tristeza o preocupación personal para atender a otros, aún dentro de nuestra propia tristeza o preocupación? ...


El otro detalle que llama la atención de este milagro multiplicador de comida es el hecho de que Jesús le pregunta a sus discípulos cuánta comida tienen: son sólo cinco panes y dos pescados. La muchedumbre era grande: cinco mil hombres, más mujeres y niños. Si tomamos en cuenta que a Jesús lo seguían muchas más mujeres que hombres, probablemente en total podían haber sido unas quince mil personas.


¿Cómo podían los discípulos, preocupados por el gentío, seguir la indicación del Señor que les dice: “Denles ustedes de comer”? Pero sucedió que sí pudieron cumplir esta instrucción, pues, acto seguido, Jesús efectúa el milagro: de los cinco panes y dos peces iban saliendo muchísimos panes y pescados... ¡tantos! que al final se recogieron doce cestas de sobras.


Las cifras que pone el Evangelista dan una idea de la espectacularidad del milagro. Pero este milagro fue ¡nada! en comparación con otro milagro que este milagro pre-anuncia: la Sagrada Eucaristía, en la cual Jesús se convierte El mismo en nuestro “Pan bajado del Cielo” (Jn. 6, 41).


En efecto, Jesús es nuestro “Pan de Vida” que alimenta nuestra vida espiritual, que se da a nosotros como alimento en la Hostia Consagrada, por eso es tan importante y fundamental que cada vez que asistamos a misa, aceptemos con gran hambre y felicidad este alimento para nuestro espíritu, la salud,fuerza y fortaleza que obtendremos de verdad que nos ayudara a llevar y vivir de mejor forma nuestra semana…y podemos tenerlo cada vez que queramos recibirlo: diariamente, si deseamos.


Dios se ocupa de nuestras necesidades materiales y de las espirituales. Espera de nosotros, eso sí, que depongamos nuestros gustos y deseos para dar prioridad a los de los demás. Y también espera que pongamos lo poco que tengamos (nuestros cinco panes y dos pescados) para El multiplicarlos para los demás.


EL QUE TENGA OIDOS…QUE OIGA.


REVDMO. JUAN DAVID FALCON*HERMANO JUAN PABLO CORC


CRISTO VIVE!!!






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