¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 23 de julio de 2011

Lecturas Domingo del Tiempo Ordinario 24 de Julio del 2011

Primera lectura

Lectura del primer libro de los Reyes (3,5.7-12):


En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: «Pideme lo que quieras.»


Respondió Salomón: «Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?»


Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo: «Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti.»
Palabra de Dios


Salmo
Sal 118,57.72.76-77.127-128.129-130

R/. ¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!


Mi porción es el Señor;
he resuelto guardar tus palabras.
Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.


Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo;
cuando me alcance tu compasión,
viviré, y mis delicias serán tu voluntad. R/.


Yo amo tus mandatos
más que el oro purísimo;
por eso aprecio tus decretos
y detesto el camino de la mentira. R/.


Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma;
la explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,28-30):


Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,44-52):


En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»


Ellos le contestaron: «Sí.»


Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»


Palabra del Señor


HOMILIA


El lenguaje del evangelio de hoy es bastante cercano a nuestro mundo presente: vender y comprar, riquezas y fortuna… Pero, sin duda, nos ofrece un mensaje que va más allá de lo puramente material.


Veamos primero qué significados tienen los símbolos usados en este evangelio:


El tesoro escondido en el campo


Si hoy tú tienes algo de valor lo guardas en una caja fuerte en el banco o en casa; en la época de Jesús cuando alguien poseía algo de gran valor material lo escondía bajo tierra. Decían los rabinos de la época que no había más que un lugar seguro para guardar el dinero: la tierra.


En la Iglesia de la Edad Media se simbolizaba artísticamente a la Virgen María como un campo no cultivado, donde se guardaba la mayor riqueza (Jesús) y que, sin embargo, no había sido tocado por nadie en clara referencia a su virginidad .


¿Dónde escondemos nosotros los valores que Dios nos ha dado? ¿En el miedo, en la vergüenza…? ¿Qué hacemos con el tesoro de la fe? ¿Lo escondemos para que nadie nos lo robe?


La perla


En la tradición de los pueblos antiguos el nacimiento de la perla se debía a la irrupción de un rayo caído del cielo en una concha abierta. En el mundo antiguo una perla era la posesión más maravillosa por la que eran capaz de todo por poseer una de ellas.


En el Nuevo Testamento la perla es una imagen de lo divino, de lo que no es terreno. Jesús dice: no den lo sagrado a los perros ni les echen sus perlas a los cerdos. (Mt 7,6). Jesús se refiere a la perla como un símbolo del Reino de Dios.


En la Iglesia medieval se representa artísticamente a la Virgen María como una concha donde se guarda el tesoro más preciado: Jesús.


¿Qué consideras lo más valioso de tu vida? ¿Por qué? ¿Cuál es la perla de tu vida tanto material como espiritual?


La red


En la antigüedad las redes, lazos y trampas son imágenes para indicar el mal. En el Antiguo Testamento la red es un arma de Dios.


Desde finales del siglo II se representó el bautismo bajo la imagen de una pesca con anzuelo y red; el pescador es símbolo de quien bautiza; el pez del bautizado. La red llena de pequeños peces es un símbolo de la Iglesia. El mar es imagen del mundo.


¿Te sientes Iglesia? ¿Qué es la Iglesia para ti, en tu vida diaria?


En estas tres parábolas vemos una clara diferencia con respecto a la de las anteriores semanas. Hasta este momento Cristo había comparado el Reino de Dios con cosas pequeñas, pero ahora lo compara con dos cosas de gran valor: el tesoro enterrado en el campo y la perla encontrada.


En ambos ejemplos se nos descubre algo valioso pero en los dos existe también una clara diferencia:


1.-el hombre de la primera parábola encuentra accidentalmente el tesoro.


2,-el hombre del segundo ejemplo busca perlas finas.


Algo parecido nos sucede a los seres humanos para con Dios. En algunas ocasiones encontramos ante nuestra propia vida ese tesoro inmenso de la fe, casi sin ningún esfuerzo, con sólo mirar… en muchos otros momentos de nuestra vida vemos como las personas buscan un sentido para su existencia, buscan ese tesoro que les haga sentir vivos y plenos. Entre el buscar y encontrar anda la vida de todos los seres humanos…


Estas parábolas han tenido durante la historia dos interpretaciones:


1. El hombre del campo se aplica a Cristo que dio todo cuanto tenía, incluida la vida para salvarnos.


2. El tesoro escondido es el servir a Cristo. El tesoro no está en un huerto cerrado sino en el campo abierto de la vida.


Muchas veces me pregunto si los cristianos vemos la fe y nuestra pertenencia a la Iglesia como ese inmenso tesoro, ese magnífico regalo que podemos tomar como una presencia de Dios.


Después de la explicación que Jesús hizo de las principales parábolas de este capítulo, preguntó a los discípulos si habían entendido estas cosas, a lo que ellos respondieron afirmativamente. Nosotros también hoy podemos comprender tantas y tantas cosas del Señor profundizando en Él, en su vida, en su oración, en su experiencia constante de encuentro con el resucitado.


Termina el evangelio diciéndonos que tenemos que compaginar lo viejo y lo nuevo, lo que nos anunciaba el Antiguo Testamento con el Nuevo Testamento. Lo que hay de nosotros desde una fe recibida cuando pequeños a la fe adulta que intentamos vivir. En ese encuentro actualizado es donde nuestra fe y nuestra vida se encuentran y se deben de gustar mutuamente…


EL QUE TENGA OIDOS…QUE OIGA.


REVDMO. DAVID FALCON-HERMANO JUAN PABLO CORC


CRISTO VIVE!!!!






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