¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 9 de julio de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo 10 de Julio del 2011

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (55,10-11):


Así dice el Señor: «Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»
Palabra de Dios


Salmo
Sal 64,10.11.12-13.14
R/. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto


Tú cuidas de la tierra,
la riegas y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales. R/.


Riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes. R/.


Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,


y las colinas se orlan de alegría. R/.

Las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,18-23):

Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-23):


Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.


Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»
Palabra del Señor


HOMILIA


El evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre qué papel tiene la palabra de Dios en nuestra vida.


Es curioso ver que personas cristianas de toda la vida viven casi de espaldas a la palabra del Señor. Esta realidad de no tener en cuenta la palabra debilita mucho nuestras fuerzas espirituales.


Para referirse a la importancia de la palabra el Señor acude a las parábolas. Las parábolas son un modo de enseñar muy sencillo y muy provechoso, a la vez de ser muy agradable de escuchar y fácil de recordar.


No es un tratado de sagrada escritura lo que nos propone Jesús sino un acercamiento vital a la palabra de Dios.


¿Qué lugar ocupa la palabra de Dios en tu vida diaria?


¿Eres capaz de leer, meditar e intentar vivir la palabra?


La palabra se reparte pero cae en desigual terreno. Es la misma palabra pero cada persona se tiene que convertir en tierra para que germine.


El versículo once nos dice que “A ustedes, Dios les da conocer los secretos de su reino; pero a ellos no”. Los discípulos de Jesús tenían un conocimiento de las cosas de Dios que la gente común no tiene, la gente debe ser enseñada.


Esto nos demuestra la gran responsabilidad que tenemos como creyentes. Ser conocedores de los misterios de Dios es entrar en la hondura del Señor, sabernos en Él. Tener la seguridad vital que Dios está con nosotros incluso en medio de la duda, de la inseguridad y de nuestra propia indigencia.


¿Crees que Dios sigue estando presente en nuestro mundo a pesar de tantas y tantas calamidades? ¿Sabes descubrir la presencia de Dios? ¿Cómo sabes tú que Dios está presente incluso en lo que no entendemos?


Jesús repasa después la parábola con sus discípulos, a ellos les amplía el sentido de las cosas de Dios. Cada creyente debe ser un portador de Dios para los demás.


El terreno donde tiene que caer la semilla de la palabra es el corazón humano, pero sabemos que no todos los corazones están hechos ni preparados para lo mismo. Las inquietudes, deseos, miedos, ambiciones, son las encargadas de dar base a nuestro interior.


Los diferentes caracteres humanos están representados por los distintos tipos de terreno. Hay cuatro clases de corazones, de terrenos, en los que se siembra la palabra:


1.-Terreno junto al camino: los que oyen pero no entienden. La palabra no cala en ellos, no hay mayor interés en profundizar. Están distraídos, poco interesados en lo que oyen.


2.-Terreno entre las piedras: reciben y les impresiona la palabra pero por poco tiempo; no tienen duración. No hay firme convicciones en sus mentes y en su corazón. No tienen raíz, o sea, profundidad en lo que quieren. No saben qué quieren…


3.-Terreno entre espinos: aventaja a los dos anteriores: recibió la semilla y dejó que echara raíces hondas, pero tampoco dio frutos debido a los estorbos que encontró en su crecimiento. Los espinos no dejaron que la raíz prosperara e impidieron que diera fruto. ¿Cuáles son estos espinos? La palabra nos recuerda en otro texto que fundamentalmente son tres las cosas que nos alejan de Dios:


1. Las preocupaciones (los afanes del mundo, las preocupaciones de la vida).


2. Los placeres (pues entregan el corazón humano a otros que no son Dios).


3. Las riquezas (cuando son endiosadas por el ser humano).


4.-Terreno bueno: es el resultado lógico del encuentro de una buena tierra con una buena semilla. Este es el que oye y entiende la palabra, y da fruto (v.23). Éste es el terreno productivo; no significa que no haya estorbos, pero todo queda superado por la fuerza de la vida que crece. El cristiano es aquel que permanece fuerte incluso en medio de las dificultades, anclado solamente en Dios.


Dar fruto es poner en práctica la palabra. Hay distintos niveles de frutos, todos no tenemos que dar el mismo ni con la misma intensidad.


Hay un versículo un tanto desconcertante: Pues al que tiene, se le dará más y tendrá de sobra; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará (v. 12)


¿Es real esto que ha dicho el Señor? ¿No es una injusticia este planteamiento de un Dios que dice que está de parte de los más débiles, de los que menos tienen…?


El versículo 12 se refiere a la libertad del ser humano con respecto a la palabra de Dios. Cada persona es libre de aceptarla o rechazarla. Cuando una persona acepta la palabra y la hace germinar en su vida empieza a dar fruto una y otra vez, en las diferentes cosechas de la vida. Cuando una persona la olvida, esa semilla queda estéril y se muere. Es lo que nos sucede cuando empezamos a estudiar un idioma, por ejemplo el inglés. Si nos ponemos a estudiar, a profundizar cada vez más, a practicarlo, cada día entenderemos y nos comunicaremos mejor… si, en cambio, abandonamos este aprendizaje diremos aquello. Yo sabía un poco de inglés, pero como no lo he practicado, hasta lo poco que sabía se me olvidó… Algo parecido sucede con la palabra: cuando no la ponemos por obra, se muere.


Revdmo David Falcon CORC


Cristo vive!!!






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