¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

domingo, 16 de enero de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo 16 de Enero del 2011

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (49,3.5-6):

El Señor me dijo: «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.» Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel –tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza–: «Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.»

Palabra de Dios

Salmo
Sal 39,2.4ab.7-8a.8b-9.10

R/.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Yo esperaba con ansia al Señor;

él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/.


Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,

y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/.


Como está escrito en mi libro:

«Para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.


He proclamado tu salvación

ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.

Segunda lectura 
primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,1-3):

Yo, Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por Cristo Jesús, a los santos que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (1,29-34):

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Ése es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel.»

Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»
Palabra del Señor


HOMILIA


La frase del Evangelio de hoy es una de las que más repetimos en la Eucaristía justo antes de recibir la Comunión. La entrega de Jesús por todos los seres humanos se culmina en cada Misa donde se da como alimento para los que creemos en Él.
Juan da testimonio de quién es Jesús: dice que es el Cordero de Dios.


El Bautista recuerda a los corderos que se ofrecían diariamente por la mañana y por la tarde en el templo de Jerusalén. Hace también alusión al cordero pascual cuya sangre libró a los israelitas de la muerte de los primogénitos llevada a cabo por el ángel exterminador.


Tengo la impresión que muchos cristianos no han captado la hondura del sacrificio de Jesús. Me gustaría que cada persona pudiese sentir lo que significa que alguien dé su vida por ti.


¿Qué hizo Jesús por nosotros?


Los cristianos tenemos claro quién es el Señor. Sabemos de su entrega y capacidad de redimir a quien estaba caído. Hemos experimentado su muerte y resurrección. Pero ¿Cómo entiende la persona de Jesús quien nunca lo ha experimentado?
Puede que la terminología usada por Juan Bautista no sea muy comprensible para el alejado de hoy. Decir que Cristo es nuestra Pascua teniendo en cuenta el cordero pascual (Ex 12,1-13), que iba a ser el sustituto por nuestros pecados (Is 53,7), puede que no diga mucho a las personas que se inician en la fe. Quienes comienzan tienen que empezar a experimentar todo el proceso de la Historia de la Salvación. Tiene que ir desde el inicio del mundo, desde el Génesis, hasta la resurrección, pasando por el paraíso terrenal y el desierto, y todo ello acompañado por otras personas que ya han realizado ese recorrido (la Iglesia).


El cordero es el símbolo del ser inocente, que no puede hacer mal a nadie sino sólo recibirlo. Nuestro mundo de hoy tan cargado de dolor inocente tendría que servirnos para descubrir la multitud de personas que sufren y mueren a manos de los malvados.
Tanto dolor abruma a muchas personas. Depresiones, enfermedades mentales de todo tipo, hacen estragos en las sociedades contemporáneas. Vista la situación alguno se preguntará si valió la pena la muerte de Jesús.


Los cristianos proclamamos que sí. Su muerte nos ha redimido. Su muerte nos ha salvado. ¿Salvado de qué...? En primer lugar de nosotros mismos, de nuestras limitaciones y pecados. Si las limitaciones espirituales y morales vienen con nosotros, el pecado es la libre aceptación de las mismas.


Cristo borró con su sangre mis pecados personales pero también los de toda la humanidad, de ahí que la mirada del cristiano al mundo parte siempre de la misericordia y la esperanza. El cristiano no se hunde fácilmente porque sabe que el ser humano ha sido comprado a un alto precio. En el fondo de la entrega de Jesús está el inmenso amor con el que Dios nos ama.
Un cristiano puede ser un bandido, un golfo, un ladrón o un mentiroso... y luchará por superarlo con la ayuda de Dios; pero lo que nunca podrá hacer un cristiano es sentirse orgulloso de su mediocridad y de sus pecados. La muerte de Jesús nos recuerda que nuestra vida está llamada a cambiar constantemente para ponerla en el camino de Dios.


Jesús se entregó por ti y por mí. Estar con Él es descubrir lo más profundo del amor de Dios para todos los seres humanos, en especial a los más pobres y necesitados, y la promesa de la futura vida eterna.


El quer tenga oidos…que oiga.


Revdmo. David Falcon


CRISTO VIVE!!

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