¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

viernes, 26 de abril de 2013

Lecturas y Homilia del Domingo 5º de Pascua -Domingo 28 de Abril del 2013


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,21b-27):

 En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.

Palabra de Dios               

 Salmo
Sal 144,8-9.10-11.12-13ab
R/. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey.

 El Señor es clemente y misericordioso,
ento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

 Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
 que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

 

 Explicando tus hazañas a los hombres,
 la gloria y majestad de tu reinado.
 Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

               
Segunda lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (21,1-5a):

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: «Ésta es la morada de Dios con los hombres: acamparé entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Todo lo hago nuevo.»
Palabra de Dios

               
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35):

 Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en si mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»
Palabra de Señor

 Homilía

En la Última Cena, Jesús lega a sus discípulos el mandamiento del amor como su última voluntad, su testamento. Este amor es la clave para un mundo nuevo…

En nuestras parroquias y monasterios  a los niños se les enseña en la catequesis que los mandamientos son diez más uno. No son once. Son diez más uno.

El mandamiento que Jesús nos deja y pide que cumplamos no se refiere solamente al prójimo. Esta vez se hace referencia al amor interno que debemos de tener los seguidores de Jesús. Muchas veces nos cuesta menos amar "al prójimo" que no conocemos que al hermano o hermana cristiano que tenemos cerca y que estamos viendo casi cada día. Ya ustedes saben que la cercanía a la vida de las personas, nos hace ver sus miserias y errores que pueden empequeñecer sus grandes cualidades si los miramos con unos ojos sin amor.

Nos dice el Señor, "Si se aman los unos a los otros, todo el mundo conocerá que son mis discípulos." Fíjate que el Maestro no se refiere a una señal cualquier de identidad, ni tan siquiera el tener una señal de identidad. Lo que Él propone es mucho más; es la identidad en el amor y el amor en el corazón. Somos lo que somos en el corazón. Lo que hay en lo más profundo de nuestro corazón es lo que realmente somos.

Hay cristianos preocupados por todo: la ortodoxia, la litutrgia, la pureza de la fe, la exigencia a los demás... No se dan cuenta que todo lo que hay de bueno y todo lo que viene de Dios tiene que venir del amor y hacernos crecer en él.

No hay vida cristiana si no crecemos en el amor. Aunque acudamos a la Palabra de Dios, a la Misa, a las oraciones frecuentes, a la ayuda a los pobres... si lo hacemos sin amor de nada nos sirve. Todo lo que la Iglesia nos ofrece es para poder crecer y seguir creciendo en el amor.

En la vida podemos hacer cosas buenas; en la fe las cosas buenas las tenemos que hacer con amor y por amor, todo lo demás es sólo buena voluntad…y no vale.

El "amarse unos a otros" es un desafío para nuestra vida de creyentes. La verdad es que el mundo no ofrece muchas propuestas de amor sino todo lo contrario. El testimonio que Jesús nos deja es que, al menos nosotros los que creemos en Él, seamos esos oasis de amor en el gran desierto del mundo. El amor entre nosotros supone una correspondencia recíproca. No es sólo hacer cosas buenas sino ir a la fuente de donde mana la bondad.

Amar al prójimo como a sí mismo puede caer en un estéril mensaje, sobre todo a las personas que llevadas de sus traumas y problemas internos ni se aceptan ni se aman personalmente. En este caso el amor al otro será siempre escaso, breve, frágil.!! NO PUEDES DAR LO QUE NO TIENES!!...

Jesús lo sabe y da un paso más: "Así como yo les amo, así deben amarse los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo conocerá que son discípulos míos."

El amor de Jesús es el modelo a seguir. Un amor hasta el extremo, que da la vida por los demás, de esta manera se conseguirá el objetivo propuesto.

Amar es la clave para hacer presente a Jesús en el mundo.En tu vida!!...Sin Amor, llevas una vida sin Dios…

Hemos de tener amor, no sólo manifestarlo, sino tenerlo en la raíz del corazón y en la conducta, así siempre estaremos dispuestos a tener buenas obras. El amor fraterno es el distintivo de los discípulos de Cristo, un amor generoso que se olvida de sí mismo para entregarse a los demás. Cuando descubrimos que alguien ama como Jesús podemos estar seguros que es uno de sus discípulos. Pero hay que aprender a amar como Dios nos ama.

Si no sabes amar desde ese amor, date tiempo, configura tu corazón, organiza tus sentidos y espera... Al final sólo quedan la fe, la esperanza y el amor, pero lo más importante es el Amor...

 Bendición

Hermanos: En este momento de reflexión y aprendizaje, nos hemos sentido unidos como una comunidad de fe, esperanza y amor. Ahora retornamos a nuestras respectivas tareas y trabajos. Permanezcamos unidos y tomemos muy a pecho el mandamiento del amor de Jesús, nuestro  Señor. Esforcémonos por amarnos unos a otros como él nos amó. Ésta es la verdadera clave para construir un mundo nuevo.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.

Amen!!
Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon.

domingo, 21 de abril de 2013

Lecturas y Homilia del Domingo 4º de Pascua - Domingo 21 de Abril del 2013


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,14.43-52):

 En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge siguieron hasta Antioquia de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios. El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo.

 Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."»

Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios 
              
Salmo

Sal 99,2.3.5
R/. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño


 Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.

 Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo, y somos suyos,
 su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

 
«El Señor es bueno,
 su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R/.               

 Segunda lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (7,9.14b-17):

 Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.

 Y uno de los ancianos me dijo: «Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugara las lágrimas de sus ojos.

 Palabra de Dios               

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (10,27-30):
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»

Palabra del Señor

Homilía

La semana pasada los seguidores de Jesús éramos comparados a pescadores. Hoy el Señor nos compara a las ovejas. Este domingo se ha llamado "El Domingo del Buen Pastor".

Las verdaderas ovejas de Cristo oyen su voz, la disciernen, se deleitan y alegran en ella, y obran de acuerdo a sus instrucciones.Tu eres o te sientes una oveja de nuestro Señor??

  La Biblia no es un manual de autoayuda ni nada parecido. En la Biblia quien nos ayuda es siempre Dios; al ser humano lo que le corresponde es acoger esa ayuda que Dios nos brinda con entusiasmo y gozo. Nuestra vida diaria tiene que estar marcada por la Palabra no en un sentido mágico como quieren hacer algunos, sino con la Palabra dicha con amor por un Dios que nos ama.

 La Palabra de Jesús va incluso más allá. Además de curar nuestro espíritu nos da vida eterna. Fíjate que en el evangelio nos dice "Yo les doy vida eterna". Cristo la da porque el ser humano no puede merecerla ni alcanzarla por sus propias fuerzas, sino que ha de obtenerla por pura gracia. No les dice: "les daré" sino "les doy", en presente porque la vida eterna es un regalo en presente y actual.

La vida eterna tiene escasa repercusión en nuestro tiempo. La Palabra de hoy nos recuerda la necesidad que tanto en la catequesis como en la pastoral hagamos una y otra vez referencia a la vida eterna, no entendiendo la eternidad como algo alejado del mundo en el que aún estamos. La eternidad, el estar con Dios es posible hoy, ya, ahora, aunque todavía no...

Uno de los peligros de los agentes de pastoral es ofrecer el mensaje de Jesús solamente desde claves meramente sociológicas o humanas, olvidando esa eternidad que ya ha comenzado aquí.

Saber presentar a las personas de hoy la vida eterna como herencia que el Señor nos ofrece es un reto delicado y comprometido. En tu trabajo o acción pastoral ¿Cómo presentas la realidad de la vida eterna?

De la misma manera que hay una vida eterna  hay una muerte eterna, de las que las ovejas de Cristo estamos  totalmente libres: "jamás perecerán ni nadie me las quitará." No debemos confundir los distintos momentos de sufrimiento humano con el abandono de Dios. Dios está también diciéndonos algo en los episodios de dolor. No nos abandona; va al paso que nosotros podemos andar.

Si permanecemos en el amor de Dios nadie nos puede arrebatar su amor.

Hace falta ser oveja de Cristo para oír y comprender su voz. Hay muchas voces en nuestro mundo que nos pueden confundir, incluso alejarnos de la Palabra dicha para cada uno de nosotros. La Palabra se ha dicho para que habite en nuestros corazones y desde ahí darnos vida eterna.

Uno de mis salmos preferidos es el mismo que el de muchos de ustedes hermanos. El salmo 23 nos dice: "El Señor es mi pastor, nada me falta..." Si cada cristiano a la hora de acudir a esta oración-proclamación interiorizáramos con gozo lo que en él decimos, viviríamos ya la gozosa experiencia de la vida eterna.

Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon.

 

jueves, 11 de abril de 2013

Lecturas y Homilia del Domingo 3º de Pascua - 14 de Abril del 2013



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27b-32.40b-41):


En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: «¿No os hablamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.»  Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.» Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.


Palabra de Dios


 Salmo

Sal 29,2.4.5.6.11.12a.13b



R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado  y no has dejado que mis enemigos serían de mí.  Señor, sacaste mi vida del abismo,  me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.


Tañed para el Señor, fieles suyos,  dad gracias a su nombre santo;  su cólera dura un instante,  su bondad, de por vida;  al atardecer nos visita el llanto;  por la mañana, el júbilo. R/.


Escucha, Señor, y ten piedad de mí;  Señor, socórreme.  Cambiaste mi luto en danzas.  Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.


Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (5,11-14):


Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo lo que hay en ellos, que decían: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.» Y los cuatro vivientes respondían: «Amén.» Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.


Palabra de Dios


 Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (21,1-19):



En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.  Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.» 


Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.»  Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. 


Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?»  Ellos contestaron: «No.»  Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»  La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.»  Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.  Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.» 


Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.  Jesús les dice: «Vamos, almorzad.» 


Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.  Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»  Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»  Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»  Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» 


Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»  Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»  Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»  Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.» 


Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.  Dicho esto, añadió: «Sígueme.»Palabra del Señor


Homilía


El Evangelio de hoy nos narra la tercera aparición de Jesús después de resucitado. Esta vez se aparece a siete de sus discípulos junto al lado de Tiberiades. En las dos anteriores apariciones el Señor se aparece en domingo, en esta ocasión lo hace cualquier día de la semana, les visita cuando están ocupados en sus quehaceres diarios, en el trabajo.


Simón Pedro es el que lleva la iniciativa de ir a pescar, los demás le siguen. En la vida cristiana necesitamos mujeres y hombres comprometidos con Cristo, que nos saquen de nuestra rutina y nos muevan e inviten a pescas mejores…que nos inviten a una vida mas digna y llena del Espiritu del Resucitado.


 ¡Felices las personas que han encontrado en su vida un Simón Pedro de hoy que sea capaz de hacerles crecer como personas y como cristianos!


Fueron a pescar por la noche y no recogieron nada. Es lo que le ocurre a muchos cristianos después de años y años de duros trabajos apostólicos, donde parece que todos sus esfuerzos han sido inútiles. ¡Cuántas noches trabajando para no conseguir nada!


Jesús llega cuando está empezando el día; está en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Él. En otra ocasión, mientras los discípulos eran zarandeados por una tormenta, fue Jesús quien se acercó a ellos caminando sobre las aguas. En el peligro, es el Maestro quien se acerca a nosotros de muchas maneras, pero muchas veces el miedo a las circunstancias de la vida no nos dejan ver al que se acerca a nuestro lado para ayudarnos. Esta vez son ellos los que terminada la jornada se acercan a la orilla de Dios.


La vida del cristiano estará siempre marcada por las tormentas y por la orilla de Dios. Toda nuestra vida terrena estará entre las veces que Dios se acerca a nuestras tormentas y por las veces que nosotros tenemos que hacer el camino a la inversa.


No habían pescado nada. Llegaron a Jesús necesitados y vacíos. Les manda echar las redes a la derecha y les dice que esta vez sí que pescarían. El que obedece a Cristo nunca se va con las manos vacías. La pesca fue muy abundante!.


Juan, el discípulo amado, fue el primero que lo reconoció y lo dio a conocer a los demás. El amor nos hace reconocer a las personas y a las circunstancias que pueden transformar nuestra vida; no es extraño que sea Juan el que lo proclame; él fue el último discípulo que vio al Maestro con vida antes de su muerte en la cruz. Ahora es el primero que en esta escena lo reconoce resucitado.


Pedro sin pensarlo se echó al mar. Quienes hemos estado con Jesús y le reconocemos resucitado no tenemos miedo en echarnos a las aguas de la vida para llegar hasta Él. Ahora ni hay tormenta ni Pedro se hunde. Está ya a salvo tanto de las tentaciones como de las debilidades.


Mientras Juan contempla a Cristo y Pedro se lanza al mar los otros discípulos continúan en la barca "arrastrando la red llena de peces"…. Cada miembro de la Iglesia tiene una misión específica. Es bueno que cada uno de los cristianos tengamos bien claro que formamos parte de un cuerpo inmenso donde cada uno cumple su función. Muchas veces la inmadurez espiritual lleva a los miembros activos de la Iglesia a tener celos de los hermanos y hermanas que tienen una mayor cercanía de Jesús. En lugar de alegrarse con la experiencia gozosa del hermano que está cerca de Dios, se pierde el tiempo envidiando al que ha logrado con su ayuda mantenerse en Él. Cada vez que tengas celos de cualquier agente de pastoral pregúntate si eres uno de aquellos discípulos que arrastraba la barca llena de peces y convierte tus celos y tu envidia en oración por él, así lo harás grande a él y te engrandecerás tú...en Cristo Jesus.

Jesús les dice que traigan algunos peces de los que acaban de pescar. Los cristianos debemos de presentar ante Cristo a los que hemos pescado por El y para Él.Después de la comida empiezan las tres preguntas a Pedro. Si tres veces negó ahora por tres veces se le pregunta si ama a quien traicionó. Las tres respuestas fueron afirmativas. 

Quien le dio la espalda ahora le mira cara a cara con amor. Pedro hizo lo que tenemos que hacer nosotros tantas y tantas veces en la vida…si se ha traicionado a Cristo, dandole la espalda y prefiriendo vivir en pecado, ahora con valentia y humildad vean cara a cara a Cristo y contestenle…lo aman?


En nuestra vida diaria y a pesar de las traiciones del pecado cuando nos acercamos al Señor la pregunta es siempre la misma: "¿Me amas?" En el fondo, superar el pecado es siempre una opción del amor que le debemos a Dios. Porque amo a Dios no me quiero separar de Él. Porque amo a Dios veo a los demás como hermanos. Porque amo a Dios, Él mismo me pregunta... : "¿Me amas?"


A mi me toca dar cada día una respuesta al amor de Dios…y hoy respondo, SI !!  TE AMO CRISTO…TE AMO MI DIOS!!


Y…TU?


El que tenga oidos …que oiga.


Hermano Juan Pablo CORC- Obispo Juan David Falcon. 


sábado, 6 de abril de 2013

Lecturas y Homilia del Domingo 2º de Pascua - 07 de Abril del 2013


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,12-16):

Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacia lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor. La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno. Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos se curaban.

Palabra de Dios
Salmo
Sal 117,2-4.22-24.25-27a

R/.
 Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia

Diga la casa de Israel: 
eterna es su misericordia. 
Diga la casa de Aarón: 
eterna es su misericordia. 
Digan los fieles del Señor: 
eterna es su misericordia. R/.

La piedra que desecharon los arquitectos 
es ahora la piedra angular 
Es el Señor quien lo ha hecho, 
ha sido un milagro patente. 
Éste es el día en que actuó el Señor: 
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/.

Señor, danos la salvación; 
Señor, danos prosperidad. 
Bendito el que viene en nombre del Señor, 
os bendecimos desde la casa del Señor; 
el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.
Segunda lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (1,9-11a.12-13.17-19):

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra, Dios, y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía: «Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia.» Me volví a ver quién me hablaba, y, al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: «No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde.»

Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. 
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» 
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. 
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» 
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» 
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» 
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» 
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.» 
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» 
Contestó Tomás: «¡Señor Mío y Dios Mío!» 
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor

Homilía


El Evangelio nos ofrece la primera aparición de Jesús resucitado el mismo día de su resurrección. Se les aparece a los apóstoles estando ausente Tomás. Tomás no creyó cuando le dieron la noticia.

Ya María Magdalena había informado a los amigos de Jesús sobre la resurrección, pero ahora Él mismo quiso venir en persona a ver a los suyos para confirmar la fe de ellos y para que fuesen testigos de primera mano de su resurrección.

Los apóstoles estaban con las puertas cerradas y con los corazones llenos de miedo porque ellos presentían que les podía ocurrir lo mismo que a su Maestro. Fue la primera asamblea cristiana después de la resurrección. Esa reunión era totalmente privada porque no se atrevían a presentarse en público. Es curioso como un Mensaje tan lleno de vida, que aporta tanta y tanta seguridad a los que le siguen, en esta primera escena apostólica tras la muerte de Jesús aparece con tintes más que sombríos. Era una reunión cuya dirección la llevaba el miedo que había en el ambiente. Tenían las puertas cerradas con los candados del miedo, pero no hay cerraduras que puedan impedir la presencia del Señor en medio de ellos.



¿Cómo fue esta aparición?



Jesús les saluda con mucha cordialidad; es el saludo de todos los días como si nada hubiese pasado. Les enseña las manos y el costado como eficaz forma de identificación.
Las heridas de Jesús quedaron marcadas incluso en su resurrección. Buena señal para los convertidos cuyas heridas del pasado siguen estando presentes, pero ya reconvertidas en resurrección. Las heridas que están presentes en la nueva condición ya no duelen, sólo están demostrando que realmente aquel cuerpo que sufrió la muerte se perpetúa ahora en la vida eterna.



Nada más ver al Señor la fe de los apóstoles quedó robustecida. Dice la Escritura que "ellos se alegraron de ver al Señor." De nuevo la alegría desbanca al miedo. Hay algunos que se dicen cristianos y viven rodeados de miedos y son enemigos de la alegría que viene de Dios. Más que cristianos padecen de cristianismo. Más que la alegría de la resurrección son anunciadores del miedo que llevan dentro.



La fe queda robustecida porque produce una profunda y gran alegría.



Jesús les saluda por segunda vez y les da una misión: les encarga que continuaran su obra. Él tenía poder para enviarlos a la nueva tarea. Si durante su vida mortal llamó a los suyos y les encomendó muchos trabajos, ahora desde la eternidad resucitada nuevamente les invita a seguir la labor iniciada.

Hay ocasiones que perdemos esta interesante perspectiva. La misión que Jesús nos encarga no es ya desde su propia realidad terrena, sino que desde el primer momento de su resurrección nos envía a dar testimonio a los demás. Importante tiene que ser lo primero que ocupa la atención de Jesús resucitado. Para lograr ese objetivo les ofrece la fuerza del Espíritu Santo. El Espíritu es aliento de Cristo. Les ofrece seguridad con su presencia.



Tomás no estaba. ¿Qué ocurrió con Tomás? ¿Tomás no tenía miedo de salir a la calle? ¿No participaba del temor de los demás apóstoles? ¿Fue quizás el único valiente?



En nuestras parroquias hay personas alejadas de nuestras celebraciones y cultos, son los descendientes de ese Tomás que no quiere o no puede creer sin evidencias más que palpables. Esas personas piden pruebas cuando en realidad no han sido capaces de abrir la puerta y estar con los demás. Tomás no valoraba el testimonio de todos los otros; se consideraba a sí mismo o muy prudente o excesivamente superior. Pensaba que los demás eran demasiado crédulos.



A los ocho días vuelve de nuevo Jesús a aparecerse un domingo. Las puertas seguían cerradas. Parece como si la primera aparición no terminara de lanzar al mundo a los nuevos testigos. ¿Sería que estaban buscando la unidad de la fe de aquellos once para, a una sola voz, proclamar un único mensaje? 



Esta vez estaba Tomás entre ellos. Jesús les saluda y se dirige directamente al que dudaba. El Maestro le responde palabra por palabra al apóstol desconfiado. Aquél seguidor de Jesús no pensemos que era un inconverso. Tomás tenía una calidad suficiente de fe como para estar siguiendo a Cristo, pero lo que le faltaba era fe para dar crédito al testimonio de otros. Avergonzado exclama: "¡Señor mío y Dios mío!" Ahora la duda se ha vuelto confesión de fe explícita y sincera. Lo que le pasó a nuestro apóstol es que fue lento en el creer.



Hay veces que en la vida muchos tienen las puertas del corazón cerradas por la desconfianza y por el miedo, no a los judíos, sino a su conciencia, a Dios.El Señor no nos quiere dejar solos y entra sin pedir permiso; nos saluda con ese saludo profundo de paz, y nos habla ahora a todos nosotros. No tenemos escapatoria. En cambio nos excusamos a nosotros mismo no queriendo ver que el Señor está tan cerca de csada uno de nosotros que podemos  ver con claridad sus heridas y su resurrección. Nos saluda de nuevo... Y muchos, cual modernos Tomás, siguen lentos en el creer...por todo esto, solo debemos orar..." Sólo te pido Señor que a pesar de mi lentitud, entra sin miedo a mi vida aunque yo tenga mis puertas cerradas, Tú puedes hacerlo y yo deseo que lo hagas".



¡Señor mío y Dios mío! Recuérdame tu presencia y tu resurrección aunque las puertas de mi yo estén cerradas!!!.



Creo que la historia de Tomás es la de muchos creyentes que esperan ver para creer, cuando en realidad tendríamos que creer para ver...



Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon


!!CRISTO VIVE!!