Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles
(14,21b-27):
Palabra de Dios
R/. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey.
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Explicando tus
hazañas a los hombres,
la gloria y majestad
de tu reinado.Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.
Segunda lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (21,1-5a):
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el
primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la
ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios,
arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz
potente que decía desde el trono: «Ésta es la morada de Dios con los hombres:
acamparé entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su
Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni
llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Todo lo hago
nuevo.»Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan
(13,31-33a.34-35):
Cuando salió Judas
del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es
glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en
si mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con
vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he
amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que
sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»
Palabra de Señor
En la Última Cena, Jesús lega a sus discípulos el
mandamiento del amor como su última voluntad, su testamento. Este amor es la
clave para un mundo nuevo…
En nuestras parroquias y monasterios a los niños se les enseña en la catequesis que
los mandamientos son diez más uno. No son once. Son diez más uno.
El mandamiento que Jesús nos deja y pide que cumplamos no se
refiere solamente al prójimo. Esta vez se hace referencia al amor interno que
debemos de tener los seguidores de Jesús. Muchas veces nos cuesta menos amar
"al prójimo" que no conocemos que al hermano o hermana cristiano que
tenemos cerca y que estamos viendo casi cada día. Ya ustedes saben que la
cercanía a la vida de las personas, nos hace ver sus miserias y errores que
pueden empequeñecer sus grandes cualidades si los miramos con unos ojos sin
amor.
Nos dice el Señor, "Si se aman los unos a los otros,
todo el mundo conocerá que son mis discípulos." Fíjate que el Maestro no
se refiere a una señal cualquier de identidad, ni tan siquiera el tener una
señal de identidad. Lo que Él propone es mucho más; es la identidad en el amor
y el amor en el corazón. Somos lo que somos en el corazón. Lo que hay en lo más
profundo de nuestro corazón es lo que realmente somos.
Hay cristianos preocupados por todo: la ortodoxia, la
litutrgia, la pureza de la fe, la exigencia a los demás... No se dan cuenta que
todo lo que hay de bueno y todo lo que viene de Dios tiene que venir del amor y
hacernos crecer en él.
No hay vida cristiana si no crecemos en el amor. Aunque
acudamos a la Palabra de Dios, a la Misa, a las oraciones frecuentes, a la
ayuda a los pobres... si lo hacemos sin amor de nada nos sirve. Todo lo que la
Iglesia nos ofrece es para poder crecer y seguir creciendo en el amor.
En la vida podemos hacer cosas buenas; en la fe las cosas
buenas las tenemos que hacer con amor y por amor, todo lo demás es sólo buena
voluntad…y no vale.
El "amarse unos a otros" es un desafío para
nuestra vida de creyentes. La verdad es que el mundo no ofrece muchas
propuestas de amor sino todo lo contrario. El testimonio que Jesús nos deja es
que, al menos nosotros los que creemos en Él, seamos esos oasis de amor en el
gran desierto del mundo. El amor entre nosotros supone una correspondencia
recíproca. No es sólo hacer cosas buenas sino ir a la fuente de donde mana la
bondad.
Amar al prójimo como a sí mismo puede caer en un estéril
mensaje, sobre todo a las personas que llevadas de sus traumas y problemas
internos ni se aceptan ni se aman personalmente. En este caso el amor al otro
será siempre escaso, breve, frágil.!! NO PUEDES DAR LO QUE NO TIENES!!...
Jesús lo sabe y da un paso más: "Así como yo les amo,
así deben amarse los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el
mundo conocerá que son discípulos míos."
El amor de Jesús es el modelo a seguir. Un amor hasta el
extremo, que da la vida por los demás, de esta manera se conseguirá el objetivo
propuesto.
Amar es la clave para hacer presente a Jesús en el mundo.En
tu vida!!...Sin Amor, llevas una vida sin Dios…
Hemos de tener amor, no sólo manifestarlo, sino tenerlo en
la raíz del corazón y en la conducta, así siempre estaremos dispuestos a tener
buenas obras. El amor fraterno es el distintivo de los discípulos de Cristo, un
amor generoso que se olvida de sí mismo para entregarse a los demás. Cuando
descubrimos que alguien ama como Jesús podemos estar seguros que es uno de sus
discípulos. Pero hay que aprender a amar como Dios nos ama.
Si no sabes amar desde ese amor, date tiempo, configura tu
corazón, organiza tus sentidos y espera... Al final sólo quedan la fe, la
esperanza y el amor, pero lo más importante es el Amor...
Hermanos: En este momento de reflexión y aprendizaje, nos hemos sentido unidos como una comunidad de fe, esperanza y amor. Ahora retornamos a nuestras respectivas tareas y trabajos. Permanezcamos unidos y tomemos muy a pecho el mandamiento del amor de Jesús, nuestro Señor. Esforcémonos por amarnos unos a otros como él nos amó. Ésta es la verdadera clave para construir un mundo nuevo.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.
Amen!!
Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon.