¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

jueves, 27 de diciembre de 2012

Lecturas y Homilia del Domingo de la Sagrada Familia: Jesús, María y José - 30 de Diciembre del 2012




Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (3,2-6.12-14):

Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole.
El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha.
Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas.
La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 127,1-2.3.4-5

R/. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos

Dichoso el que teme al Señor 
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,12-21):

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.

Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,41-52)

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. 

Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Él les contestó: « ¿Por qué me buscabais? “¿No sabían que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?”

Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Palabra del Señor



Homilía

Nos puede sorprender oír a Jesús cómo les pregunta a sus propios padres angustiados, María y José:  “¿Por qué me estaban buscando? “¿No sabían que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?”
 Incluso María y José, santos de Dios, tenían que aprender todavía y crecer en su fe. – Como la Sagrada Familia, nuestras familias, y cada uno de nosotros, tenemos también que crecer en la fe.  Quizás será a través de dolorosas pruebas y sufrimientos, como el de María y José, como nuestra fe llegará a madurarse. 

La Navidad es fiesta de familia y es por eso que la Iglesia nos ofrece este Evangelio, que es una invitación a la reflexión sobre nuestras propias familias.

Jesús, María y José.  Tres personajes modelo, formando una familia modelo.  Y fue una familia modelo, porque en ellos todo estaba sometido a Dios.  Nada se hacía o se deseaba que no fuera Voluntad del Padre.

“¿No sabían que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?” (Lc. 2, 41-52), Entendiendo esto, entonces El Padre y las cosas del Padre van primero.  Así, en la casa de Nazaret todo estaba sometido al Padre.  Jesús mismo pertenece al Padre Celestial, antes que a María y José.

Por eso para nosotros los cristianos, la familia es y debe ser la base y la estructura de la sociedad. No es extraño ver que en las últimas encuestas realizadas el primer valor de los entrevistados era la familia, la unidad familiar, que acoge, protege, ayuda y socorre en los momentos difíciles de la vida.

Quien vive sin comunidad familiar se pierde mucho de sí mismo porque es en ese ámbito donde primero comenzamos a ser persona, a descubrir lo que es en verdad la vida, y el profundo valor que nos ofrece el encuentro con la fe.

En la narración que hoy nos ofrece la Palabra es el hijo quien acerca, más, a los padres a Dios. Cuando los niños son bautizados y educados en la fe es la labor de los padres quien actúa en ellos para acercarlos al Padre. En Jesús las cosas cambian. Es el niño quien hace entender a sus padres que su "Padre" es primero.

Si ampliamos el círculo de nuestra familia vemos como hay en nuestras familias y gente cercana, parientes y amigos que saben poco o nada del Señor. Les confieso que esto me preocupa y me cuestiona. Yo que tantas veces he predicado para los demás no sé si he puesto el mismo entusiasmo evangélico en hablar de Dios a mi familia. Puede ser por una u otra cosa no les he planteado a mis primos, tios etc... que Cristo les ama; o bien puede ser porque siento que no me van a tomar en serio. Pero siempre tengo el consuelo de saber que cuando necesiten a Dios su proceso tendrá que pasar por la cercanía familiar que siempre les ofrezco.Y asi a sido...pero eso no me excenta de poner mas atencion y tiempo a la evangelizacion de mi propio nucleo familiar.

¿Cómo relacionarnos con nuestros parientes que no creen en el Señor?

Pues con el mismo amor que el Señor les tiene. Ser cristiano es tener un corazón tan grande que te quepa en el mismo espacio, el que conoce a Dios y el que no le conoce, sin reproches, sin predisposiciones, sin chantajes espirituales. Ten siempre en cuenta que muy cerca de ti, en tu familia, en tu ambiente de vecindad o trabajo siempre existirán personas que no se han dejado tocar por el Señor, pero que en numerosas ocasiones están más cerca de El de lo que ellos creen, sólo hace falta un empujoncito de nuestras parte, compartiendo el calor del amor de Dios y esperar, sobre todo esperar...Pero si es importante que nosotros tomemos la iniciativa y con el testimonio y palabra los evangelizemos y los acerquemos mas a Dios...

La Sagrada Familia tiene que ser modelo de inspiración para todas las familias humanas. Me temo que en la actualidad esto no siempre se vive así. Nos encontramos familias donde los padres son "amigos" de sus hijos; y se pierde el respeto y los roles familiares, todo es normal y permitido...en otras ocasiones la familia funciona como repúblicas autónomas del "yo", cada quien ve por si mismo, no hay comunicacion, se ignoran y ni hablar de apoyarse o ayudarse, el orgullo es mas fuerte que nada, nadie necesita de nadie ¿Qué falta en nuestras familias de hoy? Más cariño, más amor, mas union más Dios...y a ejemplo de la Sagrada Familia poner a Dios Padre primero y sobre todas las cosas...
Pues cuando los miembros de la familia ponen a Dios en primer lugar y buscan a Dios en la oración, la vida familiar se hace más fácil, los hijos honran a sus padres, éstos se aman y se comprenden mutuamente, aman a los hijos y los educan para que Dios sea también el “primero” en sus vidas.  Ese es el secreto de la felicidad familiar.

Hace unos años se decía que la institución familiar estaba dando sus últimos respiros, que pronto surgiría otra institución que respondiese mejor a las personas de hoy. Se decía aquello de que "para qué casarse... acaso por firmar un papel nos vamos a querer más..." hoy, son precisamente los que decían eso los que demandan papeles, estabilidad y formalidad....Hoy mas que nunca debemos de fortalecer la idea y deseo en nuestros hijos de formar familias unidas y verdaderas, Donde el Amor sea el centro y pilar que sotenga y de sentido cada grupo familiar...porque "donde hay Amor allí está Dios..."

La familia es un "nosotros" en lugar de un "yo". Cuando la unidad familiar deja espacio para que cada uno de sus miembros sea él mismo, es cuando crece la persona. Si el "nosotros" no nos deja ser uno mismo, algo falla, algo anda mal.

La familia debe ser siempre un "nosotros" que nunca cierra el corazón ni a los demás ni a Dios...

El ejemplo de la Sagrada Familia es una profunda invitación a reflexionar y a profundizar en nuestras relaciones con Dios y con los demás.

EL QUE TENGA OIDOS...QUE OIGA.


OREMOS!!

Con la Sagrada Familia de Nazaret confiamos en el Señor, que conoce todas nuestras necesidades, y le pedimos que bendiga a todas las familias del mundo, cristianas y no cristianas. Y digámosle: 
R/ Señor, bendice a nuestras familias.

- Por la gran familia de la Iglesia, para que sea madre bondadosa y hogar cálido para todos, especialmente para los pobres, necesitados y afligidos, roguemos al Señor:
 R/ Señor, bendice a nuestras familias.

- Por todos los matrimonios, para que sepan conservar la frescura de su primer amor,  o al menos volverlo a descubrir y recuperar, roguemos al Señor: 
R/ Señor, bendice a nuestras familias.

- Por todas las familias del mundo, para que sus miembros   -padres e hijos-  sigan creciendo en comprensión, aprecio y servicio mutuo, roguemos al Señor: 
R/ Señor, bendice a nuestras familias.

- Por los niños y por los jóvenes, para que sus padres sean para ellos personas maduras seriamente interesadas por su crecimiento y auténtica felicidad, roguemos al Señor: 
R/ Señor, bendice a nuestras familias.  

- Por nuestras comunidades cristianas, para que como miembros de una sola familia aprendamos  a llevar los unos las cargas de los otros y a compartir también mutuamente las satisfacciones y alegrías, roguemos al Señor:
 R/ Señor, bendice a nuestras familias. 

Padre bondadoso, nosotros confiamos en ti. Que no neguemos los unos a los otros el mismo amor que tú nos muestras en Jesucristo nuestro Señor.

Amen.

Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon.

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