¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 22 de diciembre de 2012

Lecturas y Homilia del Domingo 4º de Adviento - 23 de Diciembre del 2012



Primera lectura
Lectura de la profecía de Miqueas (5,1-4):

Así dice el Señor: «Pero tu, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornará a los hijos de Israel. En pie, pastorea con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 79,2ac.3c.15-16.18-19

R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve

Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece. 
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.

Dios de los ejércitos, vuélvete: 
mira desde el cielo, fíjate, 
la cepa que tu diestra plantó, 
y que tú hiciste vigorosa. R/.

Que tu mano proteja a tu escogido, 
al hombre que tú fortaleciste. 
No nos alejaremos de ti: 
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (10,5-10):

Cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy yo para hacer tu voluntad".» Primero dice: «No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias,» que se ofrecen según la Ley. Después añade: «Aquí estoy yo para hacer tu voluntad.» Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según San Lucas (1,39-45):

En aquellos días, María se puso de camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1,39-45

En aquellos días, María se puso de camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»

Palabra de Dios


Homilia

En el tiempo de adviento se nos presentan dos grandes personajes que nos introducen con sus vidas y acciones en la Navidad. Estas dos eminentes figuras son Juan el Bautista y María. Podemos decir que el tiempo del nacimiento de Jesús es la síntesis de las dos vidas, de las dos actitudes espirituales, de los dos ejemplos de fe.

Estos dos grandes modelos de fe son reconocidos con gran respeto y veneración por parte de la Iglesia, Por lo mismo no es casualidad que los cristianos sólo celebremos tres nacimientos: el de Jesús, el 25 de diciembre; el de María el 8 de septiembre; y el de Juan el Bautista, el 24 de junio. El resto de los santos los celebramos el día de su muerte.

Las actitudes interiores que debemos de tener para vivir en profundidad la Navidad, fueron las que se dieron en estas dos grandes personas anunciadoras de la venida del Señor.

La Palabra de hoy nos recuerda el momento que María se encuentra con Isabel. Es el encuentro entre dos madres y es también una visita que beneficia a ambas. Dice el Evangelio que María de dirigió "deprisa" a la casa de Zacarías. La fe siempre demanda una cierta urgencia. La fe no es estancamiento sino encuentro.

Desde que Isabel oyó el saludo de María se produjo en ella dos situaciones:

"la criatura se movió en su vientre"
"quedó llena del Espíritu Santo"

Todo encuentro espiritual verdadero debe provocar algo parecido: un movimiento interno que nos lleve a un encuentro con la realidad que hay en nosotros y una auténtica acogida del Espíritu Santo.

Podemos vivir una fe rutinaria que no se conmueve ni mueve por las cosas que nos suceden, ni por los encuentros con el Señor. Debemos de tener cuidado para que la fe sea siempre un encuentro vibrante para que lo que llevamos y sentimos dentro se haga sensible a lo que sucede a nuestro alrededor. Isabel capta la presencia interior que hay en María y es capaz de vibrar.

¿Somos nosotros capaces de vibrar ante las personas que nos ofrecen la presencia amorosa de Cristo? ¿O nos hemos acostumbrados a mirar al Señor con la indiferencia y la lejanía con la que vemos las demás situaciones de la vida?

Isabel no envidió ni tuvo celos de la Virgen María, supo acoger su grandeza con humildad y realismo.

Buena enseñanza para todos aquellos que quieren buscar un reconocimiento en su tarea pastoral.

Las personas en las cuales el Espíritu de Dios ha hecho su morada están siempre inclinadas a pensar con sencillez sobre sí mismas y sobre los favores y beneficios que Dios le concede. La persona que recibe así la presencia del Espíritu puede estimular a otros en su camino de fe, esto fue lo que sucedió en este encuentro.

Cuándo tú te encuentras con las personas que te rodean ¿Puedes transmitir esa presencia escondida de Dios a la otra persona? ¿Ven los demás en ti esa referencia al Señor?

Termina la lectura de hoy proclamando dichosa a María por creer en lo que Dios le había prometido. La vida del cristiano siempre estará surcada por las promesas de Dios y en nuestra mano estará aceptarla con alegría y plenitud. En el fondo nuestra vida cristiana queda vacía cuando faltan la alegría y la esperanza.

María fue dichosa porque sin pedir nada a cambio, supo esperar en las promesas que Dios le había hecho. Acogió su maternidad como una tarea pastoral a la que destinó todos sus esfuerzos y todos sus horizontes. No se guardó nada para sí. La Historia nos enseña que quien se entrega totalmente a Dios, sin guardarse nada para sí mismo, recibe la plenitud de la gracia y en esa persona se realiza a la perfección todos las promesas que el Señor estableció.


Fe y entrega a la Voluntad de Dios, tanto en la Madre como en el Hijo, son condiciones indispensables para que se cumpla en nosotros lo que Dios nos ha prometido y lo que nos trae en esta Navidad:  ¡nada menos que nuestra salvación!


El que tenga oidos...que oiga.


OREMOS!!

Oremos para que con María
nos preparemos con entusiasmo
para la venida del Señor.
(Pausa)

Oh Dios siempre fiel:
Que podamos ver el rostro de tu Hijo,
y seremos salvados.

Que Jesús venga con tanta vida a nosotros, su pueblo,
que con él podamos buscar tu voluntad en todo lo que hacemos.

Ayúdanos a servirte a ti y  a nuestros hermanos
junto con María, tu humilde sierva, 
y cantar con ella el himno alegre
de quienes has hecho libres,

Todo esto te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Amen.

Hermano Juan Pablo CORC- Obispo Juan David Falcon

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