¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 16 de junio de 2012

Lecturas y Homilia del XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO+17 de Junio del 2012

Lectura del Profeta Ezequiel 17,22-24

Esto dice el Señor Dios:

- Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré.
De sus ramas más altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado;
la plantaré en la montaña más alta de Israel; para que eche brotes y dé fruto y se haga un cedro noble.
Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas.
Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, que seca los árboles lozanos y hace florecer los árboles secos.
Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 91,2-3. 13-14. 15-16

R. Es bueno darle gracias, Señor


Es bueno dar gracias al Señor

y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad. R

El justo crecerá como una palmera,

se alzará como un cedro del Líbano;
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios. R

En la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad. R

Segunda Lectura (2Cor 5, 6-10)

Hermanos:


Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavia. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor.


Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida.


Palabra de Dios


Evangelio (Mc 4, 26-34)

En aquel tiempo
, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha".

Les dijo también: "¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa rama tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra".


Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.


Palabra del Señor

Homilia

Jesús nos habla de semillas que germinan y plantas que crecen, para explicarnos cómo es el Reino de Dios.  Y germinan y crecen porque Dios lo hace.  El que siembra ni se da cuenta de lo que sucede.             
Así es nuestra vida espiritual:  Dios va actuando en nuestro crecimiento, si lo dejamos hacer su labor en nosotros.  Y lo hace de manera escondida y lenta.
Tenemos que hacernos terreno fértil, dejando que Dios penetre en nuestra alma para que El haga germinar su Gracia dentro de nosotros.  Así, la semilla del Reino va germinando y creciendo secretamente dentro de cada uno de nosotros.

Venga a nosotros tu Reino, rezamos en el Padre Nuestro.  ¿Cómo viene ese Reino?  Con la siguiente frase del mismo Padre Nuestro:  Hágase tu Voluntad.  El Reino va creciendo en nosotros, secretamente, pero con la fuerza vital de la semilla, cuando buscamos y hacemos la Voluntad de Dios en nuestra vida, tratando de que aquí en la tierra se cumpla la voluntad divina como ya se cumple en el Cielo:  Hágase tu Voluntad así en la tierra como en el Cielo.

Si imaginamos a la semilla germinando dentro de la tierra … ¿se creerá que es ella la que se hace crecer a si misma?  Pues igual resulta en la vida espiritual.  Ese crecimiento es obra de Dios…aunque tengamos que esforzarnos,  debemos tener en cuenta que todo es obra de Dios –como en la semilla.  ¿Nos damos cuenta que hasta la capacidad de disponernos y de esforzarnos nos viene de Dios?

Esta parábola es también un llamado a la paciencia:  si observamos el crecimiento de una planta, veremos que este proceso se sucede más bien lentamente.  ¿Qué más nos quiere decir el Señor con esta comparación?
Hay que tener constancia y paciencia para perseverar en este esfuerzo hasta el final –es la gracia de la perseverancia final- pero confiando en Dios, no en uno mismo, porque sólo El puede hacer eficaces nuestros esfuerzos y nuestras acciones.
Las lecturas sobre las semillas también nos hablan del final, cuando mencionan el momento de la siega.  Notemos que se nos habla de premio o castigo según lo que hayamos hecho en esta vida.  No se nos habla sólo de premio, como muchos hoy en día dicen:  “es que Dios es infinitamente Misericordioso”.
Cierto.  Pero Dios no es infinitamente alcahueta, para permitir que nos portemos de manera contraria a sus designios y a su Voluntad.  Eso no es lo que rezamos en el Padre Nuestro.  Dios es Misericordioso y Justo.  Misericordioso para hacer crecer nuestra semilla de santidad con todas las gracias que necesitamos.  Justo para actuar en consonancia con nuestro comportamiento:  si hemos aprovechado o desperdiciado todas sus gracias.

Cuando nos habla del grano de mostaza que crece hasta ser un arbusto donde anidan aves, pareciera que nos está hablando de su Iglesia. ¿Quién hubiera pensado que aquel grupo pequeño de 12 hombres podía resultar en lo que es la Iglesia Cristiana hoy?     Sólo Dios mismo podía hacer germinar esa semilla desde aquel  pequeño núcleo que comenzó hace 2000 años en Palestina y se expandió por el mundo entero.
La expansión de la Iglesia ante la opresión y la persecución de los romanos es una muestra de cómo Dios la hacía germinar igual que al árbol de mostaza.  Hoy también la Iglesia parece acosada desde muchos ángulos.  Dios también es atacado y negado.
      
Las parábolas de la semilla y la planta nos recuerdan que Dios sigue estando al mando.  Que aunque parezca que estamos perdiendo la partida, sabemos Quién gana. Y si cumplimos su Voluntad, pertenecemos al equipo ganador. En que equipo quieres estar tu??!!

El que tenga oidos ...que oiga.

HERMANO JUAN PABLO CORC+OBISPO JUAN DAVID FALCON

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