¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 30 de junio de 2012

Lecturas Domingo 13º del Tiempo Ordinario +01 de Julio del 2012

Primera lectura
Lectura del libro de la Sabiduría (1,13-15;2,23-24):


Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo; y los de su partido pasarán por ella.

Palabra de Dios
 
Salmo
Salmo responsorial 29

R/.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R/.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.
 
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,7.9.13-15):

Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá igualdad. Es lo que dice la Escritura: «Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba.»

Palabra de Dios
 
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (5,21-43):

En aquel tiempo Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda, su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que, había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio le la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿quién me ha tocado?"»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).»
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar –tenía doce años–. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor
 
Homilia
Muchas curaciones y unas cuantas revivificaciones realizó Jesús entre sus milagros. Hay un pasaje del Evangelio que nos trae una curación y una revivificación conectadas entre sí. Se trata de la hijita de Jairo, que muere mientras el Señor se retrasa en la curación de la hemorroísa (Mc. 5, 21-43).

Sucedió que al llegar Jesús con los Apóstoles a Cafarnaún, al bajar de la barca se le acercó mucha gente. Entre la muchedumbre estaba el jefe de la sinagoga, llamado Jairo, quien le pide muy preocupado: “Mi hijita está muy grave. Ven a poner tus manos sobre ella para que se cure y viva”. Mientras comenzó su camino junto con Jairo, el gentío seguía a Jesús y muchos lo tocaban y lo estrujaban.

Entre éstos una mujer que desde hacía 12 años sufría un flujo de sangre tan grave que había gastado todo su dinero en médicos y medicinas, pero iba de mal en peor. Ella, llena de fe y esperanza en el único que podía curarla, se metió en medio de la multitud, pensando que si al menos lograba tocar el manto de Jesús, quedaría curada.
Nos cuenta el Evangelio que el Señor sintió que un poder milagroso había salido de El, por lo que preguntó -como si no lo supiera- quién le había tocado el manto. Se detuvo hasta que logró que la mujer se le identificara. Y al tenerla postrada frente a El, le dijo: “Tu fe te ha salvado”. Notemos que el Señor no le dice que su fe la había “sanado”, sino que la había “salvado”. Y es así, porque toda sanación física en que reconocemos la intervención divina -y en todas interviene Dios, aunque no nos demos cuenta o no lo entendamos- no sólo sana, sino que salva. La sanación física no es lo más importante: es como una añadidura a la salvación. Si no hay cambio interior del alma, por la fe y la confianza en Dios, de poco o nada sirve la sanación física para el bienestar espiritual.

A todas éstas, Jairo debía estar impaciente por el retraso. En efecto, en ese mismo momento, avisan que ya su hijita, de 12 años de edad, el mismo tiempo que tenía la mujer con hemorragias, había muerto. Jesús prosigue el camino hacia allá. Al llegar a la casa, declara que la niña no está muerta, sino que duerme. Y sólo delante de los Apóstoles y de los padres de la niña, la hizo volver del sueño de la muerte.

Para el Señor la muerte es como un sueño. Para El es tan fácil levantar a alguien de un sueño, como lo es levantarnos a todos de la muerte.
Y de ese “sueño” nos despertará cuando vuelva para realizar la resurrección de todos los muertos. Esta niña volvió a la vida terrena, a la misma vida que tenía antes de morir. Todas las revivificaciones realizadas por el Señor -la del Lázaro, la del hijo de la viuda de Naím y ésta- son ciertamente milagros muy grandes. Pero mayor milagro será cuando a todos nosotros nos haga volver a una vida gloriosa, cuando nos resucite en el último día.Y nuestro ultimo dia sera por supuesto el dia de nuestra muerte...

Volveremos a vivir, pero en una nueva condición: con cuerpos incorruptibles, que ya no se enfermarán, ni sufrirán, ni envejecerán, sino que serán cuerpos gloriosos similares al de Jesús después de su resurrección. Más importante aún, nuestros cuerpos resucitados serán ya inmortales: ya no volverán a morir.

Es aquí...en el momento de nuestra muerte donde hemos de escuchar y entender las palabras de Jesús en todo su significado: “no está muerta, está dormida”. La muerte no es para el cristiano una destrucción, ni una disolución en la nada, sino un tránsito, un instante...una dormición: cerrar los ojos a este mundo para pasar por el fuego y el crisol de Cristo, en el que se consume todo lo inauténtico y efímero (la paja), y queda lo verdadero, auténtico y permanente (el oro) (cf. 1 Cor 3, 12-15). Nuestros seres queridos, los que murieron antes de tiempo y los que vivieron una larga vida, todos los que han muerto, no están muertos para Dios, sólo están dormidos. A algunos esto les da risa, como expresión de una ingenua esperanza. Pero la fe en Cristo significa la fe en un Dios que ama la vida, que no ha hecho la muerte (más que, en todo caso, como final biológico en esta vida y como tránsito a la vida plena), porque en este vida hay dimensiones que traspasan las condiciones efímeras del espacio y el tiempo: la justicia es inmortal, nos recuerda la primera lectura, y también lo son la verdad, la honestidad, la generosidad y bsobre todo el amor…
La vida eterna no es una mera vida sin fin, sino una vida plena, liberada de la amenaza del mal y de la muerte, una vida en comunión con Dios en Cristo (cf. Jn 17, 3). Y, puesto que Cristo se ha hecho hombre y vive con nosotros, podemos empezar ya en este mundo caduco a gozar de la vida eterna: una vida como la de Cristo basada en el amor, abierta a todos, a favor de todos, en la que, como el Dios Creador, no destruimos, ni gozamos destruyendo, sino que estamos al servicio de la vida, de la justicia, viviendo con la generosidad a la que nos exhorta hoy Pablo.

Ante la muerte humana, ante nuestros muertos, ante nuestra propia muerte Jesús afirma: no están muertos, están dormidos. Y luego añade “contigo hablo, levántate”; o, con otras palabras: “Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz” (Ef 5, 14). Así es si participamos ya, por la Palabra y los Sacramentos, en la muerte y resurrección de Jesucristo, si tratamos de seguirlo en esta vida, si procuramos vivir como Él nos ha enseñando.

Está claro que para que la muerte sea sólo eso, una dormición que nos abre a la vida plena, en esta vida caduca tenemos que vivir en vela, tenemos que estar despiertos. !!DESPIERTOS!!...deseo de todo corazon, estas palabras fortalescan tu Fe y te den alegria y esperanza real y plena...y a partir de hoy permanescas en vela, despierto y deseoso de trascender y ser inmortal en Cristo Jesus...

Yo he sido testigo del poder sanador de Cristo Jesus y de lo grande y maravilloso de su Obra, por lo mismo hoy mas que nunca reafirmo y comparto con ustedes amados hermanos, mi conviccion y compromiso de seguir sirviendo con amor, verdad y fe, entregando mi vida, aun mas, al servicio pastoral que Dios me ha encomendado...como Pastor, como amigo y como hermano, que soy de cada uno de ustedes...Dios nos siga bendiciendo y guiando.




Oremos!!

“Oremos intensamente para que en este domingo... día electoral reine la paz, la convivencia armoniosa y el respeto a la libertad de conciencia que tiene cada ciudadano de ejercer libremente el voto tal como está consagrado en nuestra Constitución.


“Asimismo, oremos para que pasado el torneo electoral la voluntad del pueblo, expresada en las urnas, sea respetada por todos los partidos políticos y sus respectivos candidatos.


Pidamos al Señor que quien resulte vencedor entienda que el pueblo lo elige para un servicio de mucha responsabilidad y verdaderamente vele por los intereses de las mayorias...y los que no resulten ganadores acojan con respeto la voluntad soberana de la mayoria del pueblo y sumen su buena voluntad en procura de una justa gobernabilidad y una buena gestión administrativa del Estado a favor de todos”,


Encomiendamos confiadamente nuestra Patria “a nuestra Madre Santísima, para que interceda ante su Hijo y tengamos unas elecciones presidenciales ejemplares y en Paz”. Amen.

HERMANO JUAN PABLO CORC+OBISPO JUAN DAVID FALCON.

sábado, 16 de junio de 2012

Lecturas y Homilia del XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO+17 de Junio del 2012

Lectura del Profeta Ezequiel 17,22-24

Esto dice el Señor Dios:

- Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré.
De sus ramas más altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado;
la plantaré en la montaña más alta de Israel; para que eche brotes y dé fruto y se haga un cedro noble.
Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas.
Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, que seca los árboles lozanos y hace florecer los árboles secos.
Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 91,2-3. 13-14. 15-16

R. Es bueno darle gracias, Señor


Es bueno dar gracias al Señor

y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad. R

El justo crecerá como una palmera,

se alzará como un cedro del Líbano;
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios. R

En la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad. R

Segunda Lectura (2Cor 5, 6-10)

Hermanos:


Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavia. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor.


Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida.


Palabra de Dios


Evangelio (Mc 4, 26-34)

En aquel tiempo
, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha".

Les dijo también: "¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa rama tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra".


Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.


Palabra del Señor

Homilia

Jesús nos habla de semillas que germinan y plantas que crecen, para explicarnos cómo es el Reino de Dios.  Y germinan y crecen porque Dios lo hace.  El que siembra ni se da cuenta de lo que sucede.             
Así es nuestra vida espiritual:  Dios va actuando en nuestro crecimiento, si lo dejamos hacer su labor en nosotros.  Y lo hace de manera escondida y lenta.
Tenemos que hacernos terreno fértil, dejando que Dios penetre en nuestra alma para que El haga germinar su Gracia dentro de nosotros.  Así, la semilla del Reino va germinando y creciendo secretamente dentro de cada uno de nosotros.

Venga a nosotros tu Reino, rezamos en el Padre Nuestro.  ¿Cómo viene ese Reino?  Con la siguiente frase del mismo Padre Nuestro:  Hágase tu Voluntad.  El Reino va creciendo en nosotros, secretamente, pero con la fuerza vital de la semilla, cuando buscamos y hacemos la Voluntad de Dios en nuestra vida, tratando de que aquí en la tierra se cumpla la voluntad divina como ya se cumple en el Cielo:  Hágase tu Voluntad así en la tierra como en el Cielo.

Si imaginamos a la semilla germinando dentro de la tierra … ¿se creerá que es ella la que se hace crecer a si misma?  Pues igual resulta en la vida espiritual.  Ese crecimiento es obra de Dios…aunque tengamos que esforzarnos,  debemos tener en cuenta que todo es obra de Dios –como en la semilla.  ¿Nos damos cuenta que hasta la capacidad de disponernos y de esforzarnos nos viene de Dios?

Esta parábola es también un llamado a la paciencia:  si observamos el crecimiento de una planta, veremos que este proceso se sucede más bien lentamente.  ¿Qué más nos quiere decir el Señor con esta comparación?
Hay que tener constancia y paciencia para perseverar en este esfuerzo hasta el final –es la gracia de la perseverancia final- pero confiando en Dios, no en uno mismo, porque sólo El puede hacer eficaces nuestros esfuerzos y nuestras acciones.
Las lecturas sobre las semillas también nos hablan del final, cuando mencionan el momento de la siega.  Notemos que se nos habla de premio o castigo según lo que hayamos hecho en esta vida.  No se nos habla sólo de premio, como muchos hoy en día dicen:  “es que Dios es infinitamente Misericordioso”.
Cierto.  Pero Dios no es infinitamente alcahueta, para permitir que nos portemos de manera contraria a sus designios y a su Voluntad.  Eso no es lo que rezamos en el Padre Nuestro.  Dios es Misericordioso y Justo.  Misericordioso para hacer crecer nuestra semilla de santidad con todas las gracias que necesitamos.  Justo para actuar en consonancia con nuestro comportamiento:  si hemos aprovechado o desperdiciado todas sus gracias.

Cuando nos habla del grano de mostaza que crece hasta ser un arbusto donde anidan aves, pareciera que nos está hablando de su Iglesia. ¿Quién hubiera pensado que aquel grupo pequeño de 12 hombres podía resultar en lo que es la Iglesia Cristiana hoy?     Sólo Dios mismo podía hacer germinar esa semilla desde aquel  pequeño núcleo que comenzó hace 2000 años en Palestina y se expandió por el mundo entero.
La expansión de la Iglesia ante la opresión y la persecución de los romanos es una muestra de cómo Dios la hacía germinar igual que al árbol de mostaza.  Hoy también la Iglesia parece acosada desde muchos ángulos.  Dios también es atacado y negado.
      
Las parábolas de la semilla y la planta nos recuerdan que Dios sigue estando al mando.  Que aunque parezca que estamos perdiendo la partida, sabemos Quién gana. Y si cumplimos su Voluntad, pertenecemos al equipo ganador. En que equipo quieres estar tu??!!

El que tenga oidos ...que oiga.

HERMANO JUAN PABLO CORC+OBISPO JUAN DAVID FALCON

viernes, 8 de junio de 2012

Lecturas y Homilia del domingo 10 de Junio del 2012 SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

Primera lectura: Ex 24,3-8

En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: «Haremos todo lo que dice el Señor.» Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel.

Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos, y vacas como sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: «Haremos todo lo que manda el Señor y lo obedeceremos.» Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo: «Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos.»

Palabra de Dios

Salmo responsorial: 115

R/. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.


¿Cómo pagaré al Señor

todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.

Mucho le cuesta al Señor

la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Segunda lectura: Hb 9,11-15

Hermanos: Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, cuánto más la
sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo. Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.

Palabra de Dios

Evangelio: Mc 14,12-16.22-26

El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?» Él envió a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.» Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo.» Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.» Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.


PALABRA DEL SENOR


HOMILIA

Si alguna vez comentamos con algún hermano alejado o no creyente la realidad de la resurrección de Cristo, es muy probable que nos diga "…y si resucitó… ¿dónde está?…" Es muy curioso ver cómo incluso los alejados, los hermanos que no van seguido a la iglesia, entienden lo que significa ser cristiano desde la presencia o no de Cristo...ya sea en  la Eucaristía o en sus vidas. Para los alejados, ser cristiano "practicante" es ir a misa y ser "no practicante" es no ir a misa. Esta identificación con practicar la fe relacionada con la Eucaristía tiene mucha importancia. Para ellos la práctica de la fe fundamentalmente pasa por participar en la misa; no pongo en práctica mi fe porque no voy a la Eucaristía. Ser cristiano según ellos no es sólo rezar, orar...leer la Palabra, ayudar a los pobres… amar al projimo...El vivir de verdad la fe está íntimamente ligado con el ir a misa y lo que ello conlleva… Para contestar a la primera pregunta tenemos hoy esta fiesta que nos viene a recordar las múltiples presencias de Dios en el mundo en el que vivimos.


El Señor resucitado está en la Eucaristía, en la Palabra, en la Iglesia, en la comunidad, en los pobres y desvalidos, en todo los acontecimientos, etc. etc.en tu corazon!!!... En realidad, Jesús está siempre presente en todo lugar y circunstancia donde se deja una puerta abierta a su presencia.


La vida cristiana es en un primer momento descubrir la presencia de Cristo resucitado y luego adorar y experimentar esa presencia cada día, cada instante. El creyente sabe que con la muerte de Jesús no ha terminado su comunión con los seres humanos, sino, por el contrario, se ha perfeccionado en una forma totalmente nueva y más intensa que hasta ahora.
A Jesús lo encontramos en los caminos de la vida, en la fuerza de su Palabra y de una manera muy especial en esta comida fraterna...La Eucaristia.
Al final del camino de Cristo no hubo ni un retiro, ni una charla, sino una cena con los que le seguían. Esa cena se multiplica espiritualmente en la historia humana millones y millones de veces a través de la Eucaristía.


La Iglesia nos recuerda que la Eucaristía es creadora de fraternidad y comunidad. Muchas veces puede ser que vayas a la misa de manera rutinaria, mas bien por costumbre que por devoción activa. Puede ser incluso que el lenguaje que utilice el sacerdote ni tan siquiera te llegue o le entiendas; que no conecte con esta realidad tan inmensa de la presencia de Jesús.
La Eucaristía es un punto de llegada y un punto de partida. Para muchas personas el acercarse a ella puede suponer una auténtica activación de su vida espiritual y un recomenzar el camino olvidado… Para otros significa un encuentro profundo e íntimo con el Señor que está presente en su vida…
Los católicos no somos caníbales. No debemos de entender literalmente que comemos el cuerpo y la sangre de Cristo...comer el cuerpo y la sangre de Cristo significa aceptar su vida y su mensaje en nuestra propia existencia. Cristo se ha hecho tan cercano a nosotros que no está solamente a nuestro alrededor en la Palabra, los acontecimientos, los mil gestos diarios que utiliza para acercarse a nosotros. Ha decidido que tiene que estar dentro de nosotros en íntima unión con nuestro yo para desde ahí ir forjando esa tarea interior que tiene todo creyente.



La Eucaristía es también una llamada en un contexto pascual. La Pascua significaba para los judíos la experiencia de libertad y de justicia, a ambas realidades nos invita esta fiesta del Corpus. No podemos comer el cuerpo y la sangre de Jesús si previamente no nos hemos dejado liberar de nuestras esclavitudes internas: miedos, cobardías, obsesiones, debilidades
toleradas, etc. Tenemos que ser libres para que  la libertad de Jesús esté muy por encima de nuestras aptitudes meramente humanas.



Muchas veces me he preguntado si los que celebramos o vamos a misa hemos descubierto la hondura de lo que estamos celebrando. Si cada persona que acude a la Eucaristía experimentara aunque fuese superficialmente, qué estamos haciendo y con quien estamos, muy probablemente nuestras misas tendrían otro tono y otras consecuencias prácticas en nuestra vida. La Eucaristía no es una celebración personal, íntima y alejada de los demás. Cuando Jesús establece ese contacto íntimo con Él lo hace en comunidad.
Hoy en el mundo se habla mucho de comunidad, se invita a ser comunidad incluso desde la política y todas las instituciones sociales. La reunión en torno al Señor tiene una referencia especial a los demás. No hay cuerpo y sangre de Cristo entregado para aquel que vive cerrado en su pequeñez egoísta , ni donde no existe la justicia para con los otros, ni donde no se es capaz de perdonar y de retomar el camino que conduce al Maestro.

La misa tiene que hacernos descubrir a Dios que está entre nosotros y al hermano y a los hermanos que tenemos al lado. No podemos ir a recibir al Señor si nuestro corazón está enfrascado en odios, rencores o falta de perdón, ni tampoco cuando el corazón se nos ha endurecido tanto que somos incapaces de conmovernos ante el dolor y la injusticia que sufren los demás. Justicia es el nombre que tiene que aparecer en la entrada de cada una de nuestras celebraciones. Justicia es uno de los nombres del amor. Una justicia práctica y real que se compromete con los más débiles y necesitados. Sólo de esta manera pasamos de unas celebraciones abstractas al amor concreto de Dios entre nosotros.


La entrega del cuerpo y de la sangre de Cristo es la mayor autodonación jamás realizada. Si tengo que estar agradecido por alguien que me haya donado algún órgano físico para poder seguir viviendo, ¡¡Cuánto tengo que estar agradecido a quien por amor dio su vida entera y me dejó su cuerpo y su sangre, para que yo tenga vida en plenitud!!...bendito seas por siempre Señor !!


El que tenga oidos...que oiga.


HERMANO JUAN PABLO CORC+OBISPO JUAN DAVID FALCON

sábado, 2 de junio de 2012

Lecturas y Homilia del domingo de la Santisima Trinidad -03 de Junio del 2012

 
Primera lectura: Dt 4,32-34.39-40

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos? Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

Palabra de Dios
 
Salmo
Salmo responsorial: 32

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.


La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos,
porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
 
Segunda lectura: Rm 8,14-17

Hermanos: Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.
Palabra de Dios

 
Evangelio: Mt 28,16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»

Palabra del Señor
 
HOMILIA
El domingo anterior, vimos la presencia del Espíritu en nuestra Iglesia y en nuestra vida; este domingo toca que ahondemos en el misterio de Dios.
En la Biblia no aparece por ningún lado la palabra "Trinidad", pero sí lo que significa: Dios es sólo uno; y es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Con este término de "Trinidad" no se expresa uno más de los atributos de Dios, sino la constitución de su esencia misma.
Tampoco aparece esta doctrina en ninguna de las otras religiones monoteístas. Ni en el judaísmo ni en el Islam se ve el menor vestigio de la misma. La doctrina de la Santísima Trinidad es exclusiva del cristianismo.
Ni que decir de la dificultad qe implica y encierra para su comprensión este dogma, no pocas son las dificultades que tanto la filosofía como la teología se han encontrado para siquiera intentar explicarlo. El ser humano intenta explicar el misterio, pero la hondura de Dios es inabarcable para nuestra limitada capacidad terrenal. Incluso nos faltan palabras para poder precisar con exactitud tan grandioso misterio.
¿Cómo Dios siendo uno es tres? ¿Cómo tres pueden ser uno?
El cristianismo puede dar la impresión para el alejado, el que no cree, de ser una fe complicada, llena de explicaciones a medias, de misterios cuya profundidad todavía en el camino de la vida es poco menos que inaccesible. Puede que algo de esto sea verdad. El mismo san Pablo nos decía que "ahora vemos a Dios como en un espejo, pero entonces lo veré cara a cara". No me extraña por tanto dos reacciones muy humanas que se dieron en este último episodio del evangelio de san Mateo.
Dice el evangelio que los discípulos reaccionaron de dos maneras:
  • "le adoraron" .- Descubrir la grandiosidad de Dios siempre produce adoración. Recuerdo en mis años de juventud como después de unos intensos ejercicios espirituales los todos salíamos llenos de Dios, de admiración, amor y respeto a nuestro creador. Algo de esto sentirían aquellos primeros hermanos en la fe.
    Pero no todo es grandiosidad y hermosura. El evangelio nos devuelve casi en la misma línea al realismo diciendo:
  • "pero algunos dudaban".- Incluso entre los que adoran puede haber quienes duden. La debilidad y la vacilación no significa que la fe no sea sincera. Las dudas se repiten constantemente en los seguidores de Jesús:"¿Será ahora cuando va a proclamar su reino?" "¿Eres tú el que ha de venir...?" y así infinidad de dudas a las que cada uno tiene que dar su respuesta; su propia y personal respuesta.

Por el texto podemos comprobar que los discípulos no estaban inclinados a la credulidad ni a sufrir alucinaciones, sino que primero quisieron tener pruebas seguras de la verdad, para adherirse después a ella de todo corazón. "Sus dudas —dice san Jerónimo— aumentan nuestra fe".
Las personas nos movemos en nuestra existencia terrena en estos dos parámetros: adoración y duda. Tener dudas no es malo; lo malo es no encontrar la respuesta que Dios nos da a cada una de ellas.

En el fondo la Trinidad es ni más ni menos la entrega total, plena y profunda de Dios. Descubrir al Padre al Hijo y al Espíritu Santo actuando en tu vida, es la mayor aventura espiritual que puede hacer un ser humano en todo el caminar de su existencia.
Dejarse llenar por Dios es con mucho la mejor manera de seguirle. En esta tarea Jesús nos deja el encargo de bautizar y proclamar la Trinidad. ¿Por qué Jesús dice que hay que bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo?, porque sabe perfectamente que en ellos está el mismo núcleo de Dios. Descubrir esto en nuestra vida de creyentes es dejar que sea Dios mismo quien nos guíe.
El Padre es Dios por nosotros. El Hijo, Dios con nosotros. El Espíritu Santo es Dios en nosotros.Mas que preocuparnos por entenderlo...debemos preocuparnos por creerlo y vivirlo en plenitud y entrega.

CRISTO VIVE!!

HERMANO JUAN PABLO CORC_OBISPO JUAN DAVID FALCON.