¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 19 de mayo de 2012

Lecturas y Homilia del Domingo 20 de Mayo del 2012+Ascensión del Señor

FIESTA DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Saludo
Hagan todo lo que puedan para preservar la unidad del Espíritu
por medio de la paz que les une como un cuerpo.
Que el Señor les envíe su Espíritu de unidad
y esté siempre con ustedes.

Introducción por el Celebrante


Celebramos hoy la Ascensión del Señor. ¿Quiere esto decir que Jesús nos ha dejado, que ha desaparecido para siempre? Es cierto que ya no podemos verle ni tocarle como pudieron hacerlo los apóstoles y los primeros discípulos. Jesús no pertenece ya sólo a un grupo minúsculo, sino a todos los hombres y mujeres de la tierra que quieran aceptarle. Él es ahora el Señor de todo y de todos, el Señor de la gloria, y aun así todavía uno de nosotros, muy cercano, más intimo a nosotros que nosotros mismos; él es el corazón de nuestro corazón por medio de su Espíritu, vive en nosotros.

Nosotros, su Iglesia, tenemos que continuar el trabajo y misión que él comenzó y dar testimonio de que él es nuestro Señor vivo y resucitado. Escuchémosle en esta Eucaristía y démosles gloria y alabanza a él y al Padre.

Sin olvidar que... Hoy es el día de la Ascensión del Señor a los cielos!!!...por lo mismo día de alegría, porque una parte de nosotros está ya ahora muy cerca de Dios: nuestro hermano Jesús, que es uno de nosotros, el primero en resucitar de entre los muertos y el primero en vivir plenamente en la gloria y alegría de Dios. Él nos conduce y nos muestra el camino. Pero, en el entretanto, tenemos que llevarle a nuestro mundo y a la gente de nuestro tiempo. Proclamemos con nuestra vida que él vive. Demos a conocer la Buena Noticia de Salvación. Jesús actuará con nosotros por medio del Espíritu que él mismo nos da; y él confirmará todo lo que decimos y hacemos.

Acto Penitencial
Nuestro testimonio del Señor vivo y resucitado es seguramente pobre.
Nuestra forma de vida no siempre muestra que creemos
que su Espíritu nos guía. – Pidamos al Señor que nos perdone.
(Pausa)

  • Señor Jesús, tú fuiste elevado a la gloria del Padre, y, aun así, permaneces presente donde dos o tres se reúnen en tu nombre:
    R/ Señor, ten piedad de nosotros.
  • Cristo Jesús, tú preparas un lugar en el cielo para los que creen en ti y viven en tu amor:
    R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
  • Señor Jesús, tú nos envías a todos los rincones del mundo para ser tus testigos y compartir la Buena Nueva de tu amor:
    R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor; No nos abandones a nuestros pecados, sino otórganos tu perdón, ayúdanos a vivir en tu presencia y llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta
Oremos y alabemos al Padre por medio de Cristo, que fue por delante de nosotros.
(Pausa)
Oh Dios y Padre nuestro:
No te hemos visto nunca,
pero por medio de tu Hijo Jesús
hemos llegado a conocerte.
Él vive ahora en tu gloria.
Danos la gracia de no sentirnos abandonados,
sino más bien fortalécenos con la convicción
de que él permanece con nosotros en nuestros hermanos
hasta el fin de los tiempos.
Que su Espíritu nos guíe y fortalezca
para dar testimonio de que él está vivo
en nuestras comunidades de fe y de amor
y para proclamar a todo el mundo
su Buena Noticia de Salvación.
Te lo pedimos por medio del mismo Jesucristo
Nuestro Señor.

Primera Lectura (¿Por Qué Os Quedáis Embobados Mirando al Cielo?): Hch 1,1-11
En su Ascensión, Jesús confía su misión a los apóstoles. El Espíritu Santo les dará fuerza para ser testigos de Cristo, el Señor, en todo el mundo.


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (1,1-11):
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 46,2-3.6-7.8-9

R/.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas


Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.

Segunda Lectura (Ascendió para Darnos Sus Dones): Ef 1,17-23
Para Pablo el misterio de la Ascensión significa que Jesús, el Señor, comenzó a derramar sus dones a los hombres cuando subió a los cielos.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23):
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Palabra de Dios

Evangelio (Vayan al Mundo Entero): Mc 16,15-20
En nombre de Jesús, sus misioneros -y cada cristiano- proclaman el mensaje gozoso de su Evangelio.
Conclusión del santo evangelio según san Marcos (16,15-20):
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en m¡ nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor
 
HOMILIA
La Fiesta de la Ascensión de Jesucristo al Cielo es una fiesta importante y de gran significación. Sin embargo, hace evocar sentimientos encontrados de nostalgia y de alegría. El mismo Señor nos muestra esos sentimientos las veces que en el Evangelio hace el anuncio de su ida al Padre. “He deseado muchísimo celebrar esta Pascua con vosotros ... porque ya no la volveré a celebrar hasta ...” (Lc.22, 15-16). “Me voy y esta palabra los llena de tristeza” (Jn. 16, 6)

En cada uno de los anuncios de su partida, Jesús trataba de consolar a los Apóstoles: “Ahora me toca irme al Padre ... pero si me piden algo en mi nombre, yo lo haré” (Jn. 14,12 y 14). Inclusive trató de convencerlos acerca de la conveniencia de su vuelta al Padre: “En verdad, les conviene que Yo me vaya, porque si no me voy, no podrá venir a ustedes el Consolador. Pero si me voy, se los enviaré ... les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que Yo les he dicho” (Jn. 16, 7 - 14, 26).

A pesar de todos estos anuncios, los Apóstoles y discípulos no alcanzaban a entender la trascendencia de lo anunciado. La Santísima Virgen María seguramente fue preparada por su Hijo para el momento de su partida, con gracias especiales para poder consolar y animar a los Apóstoles. Jesucristo estaba dejando a Pedro como cabeza de la Iglesia y como su Representante. Pero también estaba dejando a su Madre como Madre de su Iglesia, ya que siendo Ella Madre de Cristo, era también Madre de su Cuerpo Místico. Por eso Ella los reunió y los animó, orando con ellos en espera del Espíritu Santo.
Si la Transfiguración del Señor fue algo tan impresionante, ¡cómo sería la Ascensión! Quedaron todos los presentes tan impactados de esa triste, pero gloriosa despedida, en la que el Señor subía para sentarse a la derecha del Padre, que aún después de haber desaparecido Jesús, ocultado por una nube, los Apóstoles y discípulos seguían mirando fijamente al Cielo. Fue, entonces, cuando dos Ángeles interrumpieron ese éxtasis colectivo de amor, de nostalgia, de admiración al Señor, cuyo cuerpo radiantísimo había ascendido al Cielo, y les dijeron: “¿Qué hacen ahí mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al Cielo, volverá como lo han visto alejarse” (Hech. 1,11).

Importantísimo recordar ese anuncio profético de los Ángeles sobre la segunda venida de Jesucristo, en la que volverá de igual manera: en gloria y desde el Cielo. Jesucristo vendrá, entonces, como Juez a establecer su reinado definitivo. Así lo reconocemos cada vez que rezamos el Credo: de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin.
Pero por encima de la nostalgia de su partida, el misterio de la Ascensión de Jesucristo es un misterio de fe y esperanza en la vida eterna. La misma forma física en que se despidió el Señor -subiendo al Cielo- nos muestra nuestra meta, ese lugar donde El está, al que hemos sido invitados todos, para estar con El. Ya nos lo había dicho al anunciar su partida: “En la Casa de mi Padre hay muchas mansiones, y voy allá a prepararles un lugar ... Volveré y los llevaré junto a mí, para que donde Yo estoy, estén también ustedes” (Jn. 14,2-3).

La Ascensión de Jesucristo al Cielo en cuerpo y alma gloriosos nos despierta el anhelo de Cielo, la esperanza de nuestra futura inmortalidad, también en cuerpo y alma gloriosos, como El, para disfrutar con El y en El de una felicidad completa, perfecta y para siempre.

nos invita a llevar la Palabra de Dios a todos, seguros de que el Espíritu Santo, Quien es el verdadero protagonista de la Evangelización, nos capacita para responder a este llamado. Así contribuimos a construir el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, en esta época en que hay que realizar la Nueva Evangelización, atrayendo a la Iglesia a aquéllos que se han alejado.

UNIDOS EN CRISTO JESUS...SEGUIMOS CAMINANDO HACIA LA ETERNIDAD!!

EL QUE TENGA OIDOS...QUE OIGA.



Oración de los Fieles
Jesús, el Señor, nos ha confiado su misión. Él está con nosotros y actúa en nosotros por medio de su Espíritu, de modo que podamos hacer todo en su nombre. Así le decimos: R/ Quédate con nosotros, Señor.
  • Hazte presente en tu Iglesia, Señor, para que ella difunda la Buena Nueva de tu amor y de tu reino a todos los pueblos, lenguas y culturas, y así te decimos:
  • Hazte presente a todos tus profetas y misioneros, para que proclamen sin miedo tu mensaje de justicia, verdad y misericordia incluso a los que no tienen deseos de escucharle; y así te decimos:
  • Hazte presente a todos los gobernantes y líderes de las naciones, Señor, cuando intentan establecer una paz casi imposible a un mundo roto por la violencia y la guerra. Que sus esfuerzos no sean en vano. Y así te decimos:
  • Hazte presente a los oprimidos y a los que sufren, Señor; reaviva en ellos su esperanza en ti y en los hermanos; abre los ojos y las manos de tus seguidores para otorgarles tu amor y cuidado llenos de ternura; y así te decimos:
  • Hazte presente a nosotros y a todas las comunidades cristianas, Señor; dales señales de tu presencia por su espíritu de oración, su unidad, su amabilidad y paciencia de unos con otros; y así te decimos:
Oh Jesús, Señor nuestro: por la fuerza de tu Espíritu guíanos en nuestra
peregrinación al hogar donde tú vives en gloria con el Padre y el Espíritu Santo, ahora y por los siglos de los siglos.

Oración de Ofertorio
Señor Dios nuestro:
En los signos de este pan y de este vino
tu Hijo Jesús va a estar enseguida con nosotros.
Que él nos dé su Espíritu de fortaleza,
para que no nos quedemos mirando al cielo,
a no ser para implorar tu ayuda para hacer tu trabajo.
Que prefiramos enfrentarnos al mundo
y comprometernos a la misión
de transformarlo en tu mundo,
por el poder del Espíritu de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro
por los siglos de los siglos.

Introducción a la Plegaria Eucarística
Con gran alegría demos gracias al Padre porque Jesús, aunque elevado al cielo, sigue todavía con nosotros por medio de su Espíritu Santo,
aquí en esta eucaristía, en la Iglesia y en los hermanos que nos rodean.

Introducción al Padrenuestro
Jesús, el Señor, vive ahora en la gloria del Padre en el cielo;
Allí intercede por nosotros.
Por medio de él y con sus mismas palabras
oremos a Dios nuestro Padre.
R/ Padre nuestro...

Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de toda forma de egoísmo
que nos aísla de nuestros hermanos.
Guárdanos libres de todo pecado
que ponga en peligro el amor entre nosotros;
y danos la paz de la unidad.
Haznos atentos y abiertos a todos,
mientras aguardamos con gozosa esperanza
la venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino...

Invitación a la Comunión
Éste es Jesús, el Señor, que nos dijo:
Sepan que estoy con ustedes siempre
hasta el fin de los tiempos.
Éste es su cuerpo, glorioso y resucitado.
Felices nosotros, ya que él es nuestro pan
en nuestro caminar hacia el Padre.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Te damos gracias por confiar tanto en nosotros
que nos has entregado la misión misma de tu Hijo:
para hacerle presente en el mundo.
Que reinemos con él aprendiendo de él a servir,
de forma que nuestros hermanos vean palpablemente
que Cristo vive
porque somos su cuerpo visible para el mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Bendición
Jesús, el Señor, nos dice a nosotros como les dijo a los apóstoles:
“Sean mis testigos en el mundo entero”.
No nos quedemos embobados mirando al cielo,
sino que seamos su mensaje de esperanza
para los hombres y mujeres del mundo
por la forma cómo vivimos el Evangelio.
Y pidamos la bendición solemne del Señor.

Que sepamos llevar el mensaje del Señor a nuestro tiempo y a nuestros hermanos. R/ Amén.
Que siga él haciendo el bien por medio de nosotros
y que nosotros le hagamos visible hoy ante nuestros hermanos. R/ Amén.
Que permanezca él con nosotros por medio de su Espíritu
ahora y hasta el fin de los tiempos. R/ Amén.

Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

Amen!!

Pueden ir en paz para amar y servir al Señor en los hermanos que nos rodean.

R/ Demos gracias a Dios.


HERMANO JUAN PABLO CORC+OBISPO JUAN DAVID FALCON

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