¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 21 de abril de 2012

lecturas y Homilia del Domingo 3º de Pascua +22 de Abril del 2012

Saludo

Dios ha glorificado a Jesús, su siervo,
el Santo, el Justo,
el príncipe de vida.
Dios le resucitó de entre los muertos
y nosotros somos testigos de ese acontecimiento.
En su nombre estamos reunidos aquí.
Que el Señor Resucitado esté siempre con ustedes.


 
Introducción por el Celebrante

Nuestra fe en el Señor Resucitado es una fe concreta, una fe en alguien que ha resucitado, sí, pero que no es un “fantasma”, ni un producto de la imaginación, sino alguien real y totalmente como nosotros en todo menos en el pecado, sin excluir heridas, cicatrices y dificultades. ¿Es éste el Cristo en quien creemos, que camina con nosotros en el camino de la vida, que nos sostiene con su amor y fortaleza cuando tenemos problemas y nos sentimos heridos? Él ha resucitado realmente, y viene con nosotros para ayudarnos a levantarnos ahora ya en esta vida por encima de nuestros problemas, temores y cobardía, hasta que nos acoja en su eterna alegría y felicidad. Que sea este Jesús el que esté con nosotros, con el que nos podemos identificar y del que damos testimonio en la vida de cada día.



¿Acaso no tenemos todos, con frecuencia, experiencia en nuestra vida de cometer disparates y compensarlos, de dar un traspié y ponernos firmes otra vez, de caer y levantarnos de nuevo? Esto no es sólo una imagen o metáfora, sino que es básicamente la realidad misma como resurrección; para un cristiano esta vida es ya un repetido morir y resucitar con Cristo. La resurrección no es meramente algo que nos ocurrirá en el juicio o cuando entremos a la morada de Dios después de la muerte. La resurrección está aquí con nosotros, de forma bella y repetida. Por la gracia de la Resurrección de nuestro Señor seguimos, incluso ahora, muriendo y resucitando. Compartamos en esta eucaristía el banquete de resurrección con nuestro Señor Resucitado.


Acto Penitencial
Si tuviéramos más fe en la cercanía del Señor Resucitado caeríamos menos en el pecado.
Imploremos el perdón del Señor.
(Pausa)



  • Jesús, Señor resucitado, tú nos muestras tus manos y tus pies, pues estás cerca de nosotros.
    R/. Señor, ten piedad de nosotros.
  • Cristo Jesús, Señor Resucitado,antes de resucitar sufriste y te entregaste a la muerte para traernos perdón y vida.
    R/. Cristo, ten piedad de nosotros.
  • Jesús, Señor Resucitado, tú nos invitas a comer contigo para compartir con nosotros tu fuerza y tu vida.
    R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, por el poder de tu amor transfórmanos, perdona todos nuestros pecados y acompáñanos en el camino que nos conduce a la vida eterna.


Oración Colecta
Oremos para que sepamos vivir la nueva vida de Jesús Resucitado.
(Pausa)



Oh Dios de los vivientes,
¿quién creerá que tu Hijo ha resucitado
si Él no vive entre nosotros hoy?
No permitas que la muerte del pecado nos atrape,
ya que él nos ha hecho libres por su sangre.
Que su vida se desborde en nosotros,
de modo que fluya sobre los que nos rodean
con obras de perdón compasivo y de generosidad sin medida.
Nútrenos con esa vida en la eucaristía,
banquete de Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.
 
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (3,13-15.17-19):Pedro, Testigo del Señor Resucitado
En esta predicación, Pedro da testimonio firme de que Cristo resucitó de entre los muertos. Pide a sus oyentes volver a Cristo y permitirle que los renueve.


En aquellos días, Pedro dijo a la gente: «El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.»
Palabra de Dios
 
Salmo
Sal 4,2.7.9

R/.
Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor

Escúchame cuando te invoco,
Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración. R/.

Hay muchos que dicen:
«¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro
ha huido de nosotros?» R/.

En paz me acuesto
y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor,
me haces vivir tranquilo. R/.


Segunda Lectura (1Jn 2,1-5a): Fieles al Señor Resucitado
Cuando seguimos los mandamientos del amor de Cristo, somos fieles a Cristo Resucitado y crecemos en el amor de Dios.
 
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,1-5):

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.
Palabra de Dios


Evangelio (Lc 24,35-48): Testigos del Señor Resucitado
Jesús se apareció a sus discípulos, que dudaban, para fortalecer su fe de que él había resucitado. Después los envió -como nos envía a nosotros- para dar testimonio de su perdón y de su nueva vida.
 
Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,35-48):
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros.»
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.
Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les mostró las manos y los pies.
Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo que comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo: «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»

Palabra del Señor
 
HOMILIA
 
Hay personas que opinan que la vida de cada ser humano está escrita. Dicen que el destino de cada uno ya está predeterminado. Los cristianos no creemos en esta afirmación. Nosotros no creemos en el destino. La vida de cada ser humano está basada en el amor y la libertad personal que nos hace realmente dueños de nuestra existencia. El Evangelio de hoy nos dice que "así estaba escrito..." pero no referido a un cumplimiento ciego de un supuesto destino. Jesús entregó su vida libre y conscientemente por la salvación de todos. Aceptar al Señor pide de nosotros esa entrega libre y consciente a la voluntad de Dios.

Muchas veces podemos pensar que el cristianismo es una religión complicada donde la filosofía se ha hecho teología y viceversa. Para algunos la filosofía les es suficiente para llenar sus vidas. Ya existen en muchas ciudades el "consejero filosófico" además de los consejeros espirituales y psicológicos... ¿Pero qué es lo que necesitamos realmente para encontrar al Señor en nuestra vida?


La resurrección del Señor es algo razonablemente increíble. Sólo desde la fe podemos penetrar en su hondura y su amplitud. Siempre nos quedaremos cortos a la hora de transmitir la trascendencia de este suceso que cambió la faz de la Humanidad. Necesitamos un asentimiento para descubrir la trascendencia de la resurrección.
Para muchas personas, incluso para algunos que se dicen cristianos , la resurrección es un tema incómodo. Es difícil de explicar y mucho más complicado el sentir interiormente esa experiencia. Pero todos estamos llamados, invitados, a experimentar esa resurrección.


Nuestra fe está basada en la resurrección. No recordamos y vivimos a Jesús porque hiciera milagros ni por sus parábolas, ni siquiera por su actitud de rebeldía... de todas esas situaciones tenemos innumerables ejemplos en la Historia. Recordamos a Jesús porque dio su vida por nosotros redimiendo nuestra debilidad espiritual y porque resucitó, todo lo demás debe girar alrededor de este gran acontecimiento. En la pastoral muchas veces hacemos justo lo contrario. Presentamos todas las exigencias de la fe, adoctrinamos más que evangelizamos, normatizamos más que liberamos y dejamos la cuestión de la realidad de la resurrección casi escondida. Llenos de miedos disfrazamos la vida auténtica (Jesús resucitado) como un personaje cargado de historia y de teología en lugar de vitalidad que ayude al ser humano a encontrar el sentido trascendente de su vida.


Hay que tener cuidado que nuestra tarea pastoral se convierta en un "contentar al personal". Decirles lo que quieran escuchar y de la forma que quieran escucharlo...no se nos vaya a ir la "clientela"....Cuantas veces las personas alejadas dicen que vienen a nuestras reuniones si no se les habla de "religión..." En otras ocasiones cristianos de buena voluntad adoctrinan bajo una espesa estela de "espiritualidad". Creo que ninguna de estas posturas ofrecen plenamente la densidad de la resurrección de Jesús. Para predicar sobre la resurrección hay que estar en caminos de resurrección. Tenemos que ir constantemente de la muerte a la vida y de la vida a la Vida. Nuestro mensaje tendrá que tener siempre estos referentes.


No es suficiente la realidad de la resurrección para seguir al Señor. Los amigos de Jesús cuando le experimentaron resucitado le confundieron. María Magdalena le confunde con el "hortelano". Los discípulos de Emaús con "un caminante". Algunos de sus discípulos con "un fantasma". También en nuestro tiempo a Jesús le podemos confundir con tantas y tantas cosas: "un revolucionario", "un justiciero", "un reivindicador de...", "un iluminado".
La única manera de no confundir a Jesús con alguien que no es, es precisamente zambullirnos el resto de nuestra vida en el misterio de su resurrección. Meditar, orar y vivir la resurrección es la mejor predicación que podemos hacer sobre ella.


Los apóstoles están reacios a conocer a Jesús resucitado. Cristo abre a los apóstoles el "entendimiento para comprender las Escrituras"....Entonces sólo Dios puede abrirnos la mente y el corazón para aceptar la grandeza de este mensaje!!.Pidamosle con humildad este Don!!!


Vivimos en una sociedad que se ha acostumbrado a vivir sin la grandeza de las palabras grandes y prefiere las mínimas realidades, la intrascendencia a la trascendencia. Este es el peaje que tenemos que pagar a nuestra debilidad humana. La resurrección es la redención de nuestra débil humanidad.
Cuando las luces se apagan y los sueños se acaban, vuelven una y otra vez los fantasmas a la vida, que nos traen la soledad. Cuando las puertas se cierran y las lágrimas quiebran y la incertidumbre de saber qué pasará, entonces es cuando no queda nada...


!! Resucitar es encender las luces, despertar de los sueños, despejar los fantasmas y recuperarnos de la soledad. Resucitar es abrir las puertas y secar las lágrimas y saber la seguridad de lo que pasará. Entonces es cuando lo tendremos todo !!.
La vida de cada cristiano es ir de la cruz a la resurrección y en el camino nos encontraremos con los auxilios de la Palabra, la Iglesia, los demás. Debemos hacer este trayecto sin miedos. Jesús va delante abriéndonos el camino.
Termina el Evangelio de hoy recordándonos que nosotros somos testigos de esto...Y SI ERES TESTIGO DE LA RESURRECCION...TU COMPROMISO ES ACEPTARLA Y VIVIRLA EN PLENITUD, GOZANDO DEL AMOR DE TU DIOS VIVO!! Y DE LA VIDA PLANA QUE EL TE OFRECE...HOY, DE FORMA REAL!!.


El que tenga oidos...que oiga.


Oración de los Fieles
Oh Dios, Padre nuestro, tú nos ayudas a los que acudimos a ti porque tu Hijo Jesucristo permanece con nosotros y habla en nuestro nombre. Te decimos:
R/. Señor, Dios nuestro, escucha a tu pueblo.
  • Te pedimos, Señor, que entre nosotros haya más fe, más confianza en el futuro, porque estamos seguros de que Cristo vive y está presente entre nosotros. Y así te decimos:
R/. Señor, Dios nuestro, escucha a tu pueblo.
  • Te pedimos, Señor, una actitud más positiva hacia toda clase de vida en la tierra, mayor comprensión y solidaridad entre los pueblos y culturas, sea cual sea su lengua, porque estamos seguros de que tú llamas a todos a la paz y a la amistad. Y así te decimos:
R/. Señor, Dios nuestro, escucha a tu pueblo.

  • Te pedimos, Señor, el espíritu de amor cristiano y de perdón hacia todos y cada uno de nuestros prójimos, pues estamos seguros de que todos están invitados en Cristo a participar de tu infinita felicidad. Y así te decimos:
  • Te pedimos, Señor, por los bautizados en nombre de Cristo, para que sigan las huellas del mismo Cristo; y por todos los matrimonios, para que sean fieles a ti y a sí mismos, ya que tenemos la certeza de que tú eres fiel a ellos. Y así te decimos:
  • Te pedimos para nosotros humildad, ya que estamos seguros de que Cristo no ha completado todavía su obra en nosotros y de que tenemos todavía que crecer en esta vida. Y así te decimos:

Oh Dios Padre amoroso, que tu Hijo Resucitado viva entre nosotros, en nuestras palabras y acciones. Oye las súplicas de tu pueblo, a causa de Aquél que permanece contigo y con nosotros, Jesucristo, nuestro Señor, por los siglos de los siglos.


Oración de Ofertorio

Oh Padre bondadoso, fuente de vida:
Con pan y vino celebramos en esta eucaristía
la presencia de tu Hijo en medio de nosotros,
aquí alrededor de esta mesa
y en la vida de cada día.
Que le podamos experimentar aquí
como el gran don que tú nos brindas
y que permanezca con nosotros
en nuestra inacabada búsqueda
de ser tu pueblo libre de pecado
y de vivir la vida nueva
de Jesucristo Resucitado, nuestro Señor.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística
¿Dónde puede Jesús estar más cerca de nosotros que aquí en la eucaristía? Él nos habla y le escuchamos; le comemos y bebemos. Aquí él nos asegura que él nos acompaña en nuestro caminar, a veces agotador. Demos gracias al Padre por darnos a Jesús su Hijo.



Introducción al Padrenuestro

Jesús está con nosotros
y vive en la presencia del Padre
para interceder por nosotros.
Con él oramos a nuestro Padre del cielo:
R/. Padre nuestro…
 

Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y concédenos la fe y la paz en nuestros días
por medio de la presencia de tu Hijo Resucitado.
Que él esté con nosotros en nuestras penas y temores
para que con él podamos superarlos.
Que él esté también con nosotros
en días de risa y de alegría,
para que él haga más profunda nuestra felicidad.
Que la esperanza crezca en nosotros
mientras anhelamos el día de su venida gloriosa
como Señor y Salvador nuestro, Jesucristo.
R/. Tuyo es el reino…
 

Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo .
Él murió por nosotros, pero vive para siempre.
Dichosos nosotros de tocarle
y de recibirle como nuestro pan de vida.
R/. Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión
Oh Dios de vida y de amor salvador:
Hemos gozado de la presencia de tu Hijo entre nosotros
porque nos hemos reunido en su nombre.
Él nos ha proclamado su palabra de vida
y hemos participado en su banquete de salvación.
Que él siga viviendo en nuestra comunidad
por nuestra presencia atenta hacia los otros,
por nuestra fe común expresada
en nuestras obras de amor y servicio,
de gratitud y perdón,
por nuestros esfuerzos en crear un mundo mejor
donde haya justicia y esperanza para todos.
Y de este modo queremos caminar juntos hacia ti
y dar testimonio de que Jesucristo
es Señor y Salvador nuestro, por los siglos de los siglos.

 

Bendición
Hermanos: Cristo nos llama a dar testimonio de su presencia entre nosotros como nuestro Señor Resucitado.
Vivamos, pues, como nuevo Pueblo de Dios, llenos de fe, esperanza, amor y perdón mutuo.
Y, para que podamos llevar este don al mundo, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

AMEN!!


HERMANO JUAN PABLO CORC+OBISPO JUAN DAVID FALCON


CRISTO VIVE!! 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario