¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

viernes, 2 de diciembre de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo 2 de Adviento+ 04 de Diciembre del 2011

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (40,1-5.9-11):

«Consolad, consolad a mi pueblo, –dice vuestro Dios–; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.»


Una voz grita: «En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres juntos –ha hablado la boca del Señor–.»


Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: «Aquí está vuestro Dios. Mirad, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres.»
Palabra de Dios


Salmo
Sal 84,9ab-10.11-12.13-14
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.


La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.


El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.

Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro (3,8-14):


No perdáis de vista una cosa: para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan. El día del Señor llegará como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con gran estrépito; los elementos se desintegrarán abrasados, y la tierra con todas sus obras se consumirá. Si todo este mundo se va a desintegrar de este modo, ¡qué santa y piadosa ha de ser vuestra vida! Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e irreprochables.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,1-8):

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."»


Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
Palabra del Señor


HOMILIA


San Juan Bautista es uno de los principales personajes bíblicos de este tiempo preparatorio de la Navidad, que llamamos Adviento. La Liturgia de estos días nos recuerda las cosas que hacía y que decía el Precursor del Señor. Este personaje ya había sido anunciado en el Antiguo Testamento como “una voz que clama en el desierto” y que diría: “Preparen el camino del señor ... Rellénense todas las quebradas y barrancos, aplánense todos los cerros y colinas; los caminos torcidos con curvas serán enderezados y los ásperos serán suavizados” (Is. 40, 1-5).


Efectivamente, de repente apareció en el desierto San Juan Bautista. Nos dice el Evangelio que usaba un“vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre”.


Apareció como un mensajero delante de Jesús para preparar el camino a éste, predicando “un bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados” (Mc. 1, 1-8).

Con esta descripción de la predicación de San Juan Bautista ya podemos ir viendo que la preparación para recibir al Señor consiste en arrepentirnos y en recibir el perdón de los pecados...Entonces el Bautista llego con una buena noticia!...una noticia esperanzadora de cambio!... la buena noticia de "Jesucristo, el Hijo de Dios".
Esto me da para pensar en nuestros métodos y formas de evangelizar actualmente...estamos predicando a ejemplo de Juan el Bautista, verdaderamente la buena noticia de "Jesucristo, el Hijo de Dios"?!o muchas veces más que predicar la buena noticia de Jesús lo que hacemos, consciente o inconscientemente es predicarnos a nosotros mismos.


Resulta que hacemos como una especie de filtrado del mensaje evangélico y lo transmitimos desde nuestra manera de ser y entender, desde nuestros esquemas mentales y desde la estrechez de nuestro corazón... Perdonen ustedes, pero es la realidad...varios al predicar tienen muchas veces más palabras sobre sí mismo que sobre Cristo.


En más de una ocasión he llegado a preguntarme si ese filtro personal que utilizamos desde nuestros esquemas psicológicos, emocionales, espirituales... llegan a transmitir lo que realmente Jesús quiere que transmitamos a los demás... Pero tengo una certeza: nuestra palabra torpe siempre se verá iluminada por la luz del Espíritu Santo en aquellos corazones que de verdad quieren escuchar...


Transmitir esa palabra interior de Jesús, esa noticia que traspasa la dureza de los corazones, sólo se puede hacer desde una actitud profética y desde una sincera conversión...desde la conviccion de que nosotros solo somos instrumentos y que Dios es quien realmente nos dirije y utiliza...el que habla es El!!


"menos palabras de los hombres...mas palabras de Dios"


Ser profeta no es fácil, nunca lo ha sido. El profeta también se encuentra traspasado por la Palabra, pero es consciente de ello y debe saber que las frases de Dios necesitan tiempo para ser escuchadas. Los verdaderos profetas no se desesperan ni se amargan, de ahí que su mensaje esté lleno de vida y esperanza más que de dolor y tristeza.


¿Somos tú y yo profetas? Puede que sí, quizá en algunos momentos...Pero lo sabremos hasta que nos decidamos recorrer, al igual que el Bautista el desierto de nuestras vidas y asi despojarnos de toda atadura, prediquemos a Cristo y su mensaje...y no a nosotros y nuestros intereses...El profeta no debe herir con sus interrogantes sin respuestas sino que debe sanar de muchas dolencias a los que rodea con su humildad y sus certezas.


Juan el Bautista aparece en este camino asi, humilde y sencillo... y dice que estaba en el desierto...pero que es el desierto? El desierto para todo cristiano no debe ser un lugar de muerte sino de vida. Algunos predicadores enfatizan lo baldío, solo y seco del desierto, olvidando que todo lo que hay en el desierto busca la vida. Lo hacen las montañas de arena que animadas por el viento buscan siempre un mejor acomodo. Los árboles, los animales, las plantas están acostumbradas a vivir en un ambiente más que incómodo, pero son capaces de subsistir con poco, con casi nada, con más ganas que realidades...aferrandose a la vida!


En el Nuevo Testamento cuando se utiliza la palabra desierto como adjetivo, en referencia a las personas quiere decir "abandonado", desolado, privado de los amigos y familiares... No es el que se encuentra en soledad, es el que se encuentra alejado de la vida, de los amigos, de lo que te hace vivir... No es de extrañar pues que Juan bautizara en el desierto, en el lugar que por identidad menos agua tiene. El agua es el símbolo de la vida y la buena noticia es precisamente que la vida, la verdadera vida!puede florecer incluso en los lugares y situaciones más contrarios a la misma.


Por esto mismo al pensar en nuestros momentos de dificultades y problemas... recordemos siempre el desierto de Juan el Bautista...y seguro nacera en nosotros la fortaleza...la esperanza...y podremos seguir caminando buscando nuestro propio "oasis"


Juan decía a la gente que "debían de convertirse a Dios". Convertirse significa CAMBIO!! si, cambiar nuestra manera de pensar, cambiar nuestra manera de actuar...y vivir mas al estilo de Dios. En el fondo la vida de todo ser humano transcurre en la aridez del desierto, buscando con perseverancia, con fe el agua viva y generativa de Dios.


La Palabra nos describe a Juan adornado con muy pocas cosas materiales. Simplemente nos habla de su vestido y de su pobre comida. Mientras las narraciones bíblicas nos describen el poder material de muchos, nuestro Juan es citado como el que apenas tiene lo imprescindible para poder subsistir. Buena enseñanza para nosotros que nos creamos tantas y tantas necesidades... Creo que para Juan lo que de verdad le importa es permanecer en Dios no tener las cosas que la vida nos ofrece.


Es bueno y legítimo el aspirar a ser más. Es cristiano equilibrar la resignación con la lucha por la superación diaria. Estancarse es morir!... pero superarse a costa de lo que sea, viviendo solo por lo material, ciegos y avaros , creando envidias y odios es peor.!.es un infierno!. El Bautista se humilla en su poder mientras actualmente otras personas lo que hacen es humillar a otros con su poder.


Termina el Evangelio diciéndonos por palabras de Juan que el agua se convertirá en Espíritu Santo. Lo material se unirá a la realidad de Dios. Buen anuncio para la Navidad donde la carne se une a Dios para formar una sola realidad. Dios tomó nuestra carne para que el desierto de nuestra vida se llene de vida cada día, en cada instante. No sé si nuestros corazones estarán tan abiertos para experimentar no los ecos vacíos del desierto, sino la presencia amorosa de Dios que se hace hombre para salvarnos... Lo que nos deja el adviento es la espera confiada en que nuestro corazón estará si no convertido, al menos expectante para que Jesús nazca en él.!! abramos nuestros corazones para que en esta espera podamos sentir, muy a pesar del calor y el desierto...el agua viva y fresca del Espiritu de Nuestro Amado Dios!! Asi sea...Aleluyaa!!


Hermano Juan Pablo CORC+obispo Juan David Falcon

CRISTO VIVE!! ! VEN SENOR JESUS!!

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