¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 19 de febrero de 2011

Lecturas y Homilia del Domingo 20 de Febrero del 2011

Primera lectura
Lectura del libro del Levítico (19,1-2.17-18):

El Señor habló a Moisés: «Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor."»

Palabra de Dios

Salmo
Sal 102,1-2.3-4.8.10.12-13

R/.
El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.

Como dista el oriente del ocaso,

así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles. R/.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (3,16-23):

¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros. Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia.» Y también: «El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos.» Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,38-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente." Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas. Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»


Palabra de Dios


HOMILIA

Una de las  instrucciones más controversiales que nos ha dado Cristo es aquélla de poner la otra mejilla:  "Yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda”. (Mt. 5, 38-48)
Y es controversial porque pareciera que Jesús nos está pidiendo dejarnos agredir más allá de la agresión inicial.  ¿Será así?  Pareciera que no, porque cuando Jesús fue interrogado por Caifás en el juicio antes de su condena a muerte, un guardia lo cacheteó.  Y ¿qué hizo Jesús?  Veamos cómo confrontó al guardia: 

Uno de los guardias que estaba allí le dio a Jesús una bofetada en la cara, diciendo: «¿Así contestas al sumo sacerdote?»  Jesús le dijo: «Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas?»  (Jn 18, 22-23)
Si continuamos con el Sermón de la Montaña, vemos que Jesús da dos consejos más que van en la misma línea de mostrar la otra mejilla:  el entregar el manto además de la túnica, es decir, quedarse sin ropas, y el caminar una milla extra (ir más allá de la distancia requerida y permitida por la ley, llevando la carga de un soldado romano).
 
Sin entrar en detalles legales y costumbristas de aquella época, vale la pena destacar que biblistas que han estudiado las leyes, las normas y las costumbres hebreas piensan que lo de la mejilla -y otros dos consejos que da Jesús enseguida de éste- tenían como objetivo el poder desarmar anímica y moralmente al agresor.  En ese sentido pueden tomarse como consejos para resistir todo acto irrespetuoso y todas las injusticias sin tener que recurrir a la violencia.

Y para nosotros hoy –porque la Palabra de Dios es para todas las personas y para todos los tiempos- significan quea quien nos ha hecho daño debemos perdonar, no podemos guardarle rencor.  Tampoco podemos distraer pensamientos de venganza y –mucho menos- realizar alguna acción de venganza personal.

Pero Cristo sigue profundizando en el amor a los demás:  “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos”.
El amor a los demás hay que extenderlo a los enemigos y a los que nos odian y nos persiguen y nos calumnian.  Ya la exigencia se pone más difícil, ¿no? Pero si Dios pide esto, será difícil, pero no imposible.  Y es posible porque El nos proporciona todas las gracias para cumplir con lo que nos pide. 

Una cosa muy interesante es la finalidad que nos da para tener ese comportamiento magnánimo con los enemigos:  “hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial”. 

¿Qué nos quiere decir el Señor?  Que cuando tratamos bien a los enemigos, también los desarmamos, y eso puede servirles de estímulo para que sean amigos de Dios y amigos nuestros.  Sólo así podremos ser -nosotros y nuestros enemigos- hijos de Dios.  Todos somos creaturas de Dios, pero para ser hijos de Dios hay unas cuantas exigencias.  Una de ellas parece ser el trato magnánimo a los enemigos.    

Esto que nos propone Jesús fue lo que sucedió con los adversarios del Cristianismo al comienzo de la Era Cristiana:  muchos enemigos se convertían por el amor y el perdón que les dejaban ver los primeros cristianos.Muchos hermanos que siguieron el ejemplo de Jesus y se exigieron a seguir estas normas, lograron sin lugar a dudas llegar a la meta y cumplir con el llamado de todo cristiano…la santidad.

 Pues bien, mis queridos hermanos estamos llamados a ser santos. Todos los cristianos. No sólo los sacerdotes u obispos. No sólo las religiosas o religiosos. Todos estamos llamados a la santidad. Pero la santidad del cristiano no consiste en hacer muchas penitencias ni mortificaciones. Tampoco estriba en dedicar la vida a la oración y a la meditación. Ser santos es amar y amar hasta el extremo. Es amar a los enemigos. Es renunciar a lo que podría ser justo según este mundo para optar por la fraternidad a cualquier precio. Hasta el precio de pagar con la propia vida. Exactamente igual que hizo Jesús. Porque ser cristiano no es más que seguir el camino del Maestro.Dificil??

!!TODO LO PODEMOS EN CRISTO JESUS!! ANIMO! SI SE PUEDE!

El que tengas oidos que oiga.

Revdmo. David Falcon.

CRISTO VIVE!!


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