¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

sábado, 2 de octubre de 2010

Lectura y Homilia del Domingo 03 de Octubre del 2010

Primera lectura

Lectura de la profecía de Habacuc (1,2-3;2,2-4):
¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches? ¿Te gritaré: «Violencia», sin que me salves? ¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos, violencias y catástrofes, surgen luchas, se alzan contiendas?


El Señor me respondió así: «Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido. La visión espera su momento, se acerca su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse. El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe.»
Palabra de Dios

Salmo
Sal 94,1-2.6-7.8-9
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:


«No endurezcáis vuestro corazón»
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.


Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.


Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R/.

Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1,6-8.13-14):
Reaviva el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios. Ten delante la visión que yo te di con mis palabras sensatas y vive con fe y amor en Cristo Jesús. Guarda este precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,5-10):
En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."»
Palabra del Señor

HOMILIA



Una de las preguntas que con más frecuencia me hacen los incredulos es: "¿Para qué sirve la fe? ¿Acaso el que tiene fe no va a caer en el desempleo, en la enfermedad, en la ruptura matrimonial, en la depresión...? ¿Para qué sirve entonces tener fe...?"


En un mundo tan utilitarista como el nuestro las cosas se buscan para que "sirvan" para algo. Vale lo que me sirve. Es inútil lo que no me aporta nada. Esa es la concepción que tienen muchas personas de nuestro mundo.


La Fe se mueve en otras claves totalmente diferentes. La fe no es una conquista humana, ni se compra, ni se obtiene por el propio esfuerzo personal. La fe es un magnífico regalo que Dios nos hace. Es un Don Divino.


¿Qué hay que hacer para recibir la fe que Dios nos regala?


Dice la Escritura en Hebreos 11,6: "Pero no es posible agradar a Dios sin tener fe, porque para acercarse a Dios es necesario creer que existe y que recompensa a quienes le buscan."


La búsqueda constante de Dios debe ser la tarea más urgente en nuestra vida. Tenemos fe, claro que tenemos fe, pero nunca nos olvidemos que es una fe llena de tentaciones. Una fe que sucumbe muchas veces con cierta facilidad. Unas veces pueden más las tentaciones que la propia fe, de ahí que tengamos los creyentes que estar más que atentos a ejercitar nuestra vida cristiana en todos los aspectos. Quien no vive en intensidad lo que cree tarde o temprano termina por debilitarse.


Los Apóstoles piden al Señor que les aumente la fe ya que sin ella quedarán incapacitados para entender y vivir el Reino de Dios. Nuestra fe tiene que estar cimentada en Cristo por encima de todas las circunstancias de la vida. Mi fe no se sostiene porque cumpla con unas severas leyes morales, ni tan siquiera porque tenga conceptos teológicos sólidos.


Mi fe está anclada y alimentada en Cristo Resucitado. Mi diálogo interior y mi oración no es conmigo mismo o aun con las ideas que se mueven en mi mente, es un dialogo directo e intimo con mi Amado Dios. Mi fe no es un sentimiento. Mi fe es un asentimiento y un experimentar al Señor vivo en mi vida. El Señor que me salva y me da vida. Es simplemente…Creer.


¡Cuánto sufrimiento se ahorrarían muchos creyentes si tuviesen más fe en Cristo y menos en sus propias ideas o convicciones aprendidas!


¿Para qué sirve la fe?


Me atrevo a dar una respuesta sabiendo que la "utilidad" sea desde la óptica de Dios y no la humana. La fe sirve para que vivas las mismas cosas que viven los demás seres humanos pero de manera diferente, de una optica diferente.


Situaciones como el desempleo, la enfermedad, la ruptura matrimonial, la muerte propia y la de nuestros seres queridos... se viven de manera muy distinta con Fe …que sin ella.


La creencia y la confianza en Jesús nos lleva hacia nuevos caminos, hacia una vision nueva y diferente y nos permite ver todos los acontecimientos de nuestra vida, buenos y malos, desde una pespectiva mas real, mas optimista, mas segura y esperanzadora…sin miedos y con la seguridad de que no estamos solos.


No vemos a Jesús, pero nuestra fe nos dice que él camina en medio de nosotros. La Eucaristía es el signo mayor de su presencia, en el momento en que se hace pan compartido para los hermanos. Dios potencia nuestra fe en la persona humana, en nosotros mismos y en los demás. Dios nos hace ser humildes y reconocer nuestras limitaciones pero al mismo tiempo saber que todo lo podemos en aquel que nos conforta.


Al lado de la fe, el Evangelio de hoy nos recuerda que la humildad tiene que ser un elemento fundamental en el seguimiento del Señor. Ser humilde es reconocer nuestras limitaciones y debilidades y en actuar de acuerdo con este conocimiento.


¿Somos personas lo suficientemente sensatas y espiritualmente equilibradas para descubrir nuestras pobrezas internas?


Por mucho que hagamos en el servicio del Señor siempre tenemos que mantenernos en la actitud de humildad. No soy yo quien he optado de manera unilateral por Cristo. Algo así como hacer una concesión a Dios en mi vida. Es Jesús vivo quien me invita a seguirle y yo respondo desde mi fe con agradecimiento. La cosa no es realizar muchos trabajos pastorales, ni tan siquiera sacrificarse, la respuesta es amar intensamente al Señor y dejar que sea Él quien nos acompañe en el camino de la vida. Que sea El quien nos guie y nos utilice. Todo lo demás tiene que ser una derivación de ese primer amor en el seguimiento.


Somos "servidores inútiles" no porque no sirvamos para nada, sino porque por mucho que hagamos no le daremos a Dios más de lo que tiene. Él es el que tiene que ser nuestra fuente y nuestro motor espiritual.


Hay cristianos llenos de sufrimientos más que de amor, porque el mundo que imaginan en su mente no se parece en nada al mundo real. Sufren porque existe una ruptura entre el ideal y la realidad. Más que en el amor de Dios viven en los propios esquemas personales y eso les produce un dolor intenso. Ya va siendo hora que en nuestra vida de cristianos se hagan más presentes los criterios de Dios que los nuestros, la voluntad de Dios más que la nuestra.


Reavivemos pues el don de Dios! (segunda lectura) y la fe se convertirá en el núcleo de nuestra vida.


Sentiremos asi la gracia que nos impulsa a vivir de una forma nueva, libres y responsables para amar y hacer realidad ya, aquí y ahora la familia de Dios, una familia en la que nadie esta excluido.


El que tenga oidos..que oiga.


Cristo vive!! Revdmo. David Falcon.






OREMOS!!


(repitan hermanos esta oracion..concientes de cada palabra y con una verdadera aptitud de humildad y agradecimiento hacia nuestro Padre…)


ORACION


Señor,
porque soy débil,
necesito tu cuidado, tu Amor incondicional.
Por mis miedos y dudas,
necesito que sostengas mi fe e impulses mis pasos...
Por esa rutina de cada día que puede alinearme y anestesiarme,
necesito que ablandes mi corazón y animes mi misión...
Por el riesgo de acomodarme, de aquietarme...
te pido que mantengas vivo mi compromiso, mi afán por seguirte...
Sólo Contigo, Padre, me siento capaz de ser lo que siento...
Sólo Contigo, seré capaz de superar mis barreras, mis temores...
Sólo Contigo, mi vida será testimonio de tu Palabra...

Sólo Contigo, cobra sentido hacer lo que hago...
Sólo Contigo, podré alumbrar mi mundo y que mi propio mundo sea luz para los demás..
Quiero ser tu instrumento, Padre.
Quiero que aproveches y te sirvas de mi boca, de mis manos, de mis pies...
Y así yo seré verdadero servidor de mis hermanos...
Quiero sentir tu presencia en mí,
para que rebose mi alma y se vierta tu amor desde mí mismo...
Quiero recordar siempre que sin ti estoy perdido, limitado,
que no bastan mis fuerzas para andar mis pasos tras tus huellas...
Dios mío, que me reconozca pequeño,
para saber siempre que la Fe, mi fe,
viene de Ti, es por Ti, para Ti...
y que mi alma necesita tenerte para sentirla...
y después vivirla y entregarla al servicio de mis hermanos.

Amen!!!

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