¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

jueves, 30 de diciembre de 2010

¡Feliz Año Nuevo!



Una bella oración para agradecer por el año que termina y para pedir por el Año Nuevo que está por comenzar.

Señor, Dios

Dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el Hoy y el Mañana,
el pasado y el futuro.
Al terminar este año 2010 quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la Vida y el Amor,
por las flores, el aire y el sol,
por la alegría y el dolor,
por cuanto fue posible
y por lo que no pudo ser.

Te ofrezco cuanto hice en este año,
el trabajo que pude realizar
y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir.

Pongo en tus manos a todas las personas
que a lo largo de estos meses amé,
las amistades nuevas
los más cercanos a mí
y los que están más lejos,
los que me dieron su mano
y aquellos a los que pude ayudar,
con los que compartí la vida,
el trabajo, el dolor y la alegría

Pero también, Señor ,
hoy quiero pedirte perdón,
perdón por el tiempo perdido,
por el dinero mal gastado,
por la palabra inútil
y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías
y por el trabajo mal hecho,
y perdón por vivir sin entusiasmo.

También por la oración
que poco a poco fui aplazando
y que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos,
descuidos y silencios
nuevamente te pido perdón.

Pronto iniciaremos un NUEVO AÑO
y detengo mi vida
ante el nuevo calendario aún sin estrenar
y te presento estos días
que sólo TU sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz
y la alegría, la fuerza y la prudencia,
la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un
corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra Tú, mis oídos a toda falsedad
y mis labios a palabras mentirosas,
egoístas, mordaces o hirientes.

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno, que mi espíritu se llene sólo
de bendiciones, y las derrame a mi paso.
Cólmame de bondad y de alegría
para que cuantos conviven conmigo
o se acerquen a mí
encuentren en mi vida.
un poquito  o un mucho de TI.

Danos un Año 2011 Feliz y enséñanos a repartir felicidad
Amén


martes, 28 de diciembre de 2010

ORACION




A lo largo de este tiempo de Adviento,en el contacto y dialogo con muchos hermanos y hermanas, veo una gran necesidad y deseos de cambio…si de cambio de actitud, de vida…pero veo tambien una gran frustracion porque esos cambios, a pesar de los esfuerzos…no llegan, cuesta trabajo cambiar!!…pero sucede asi, porque queremos hacerlo solos y no nos damos cuenta que la sanacion EFECTIVA Y REAL debe de empezar desde nuestro interior, pues traemos cargando mucha basura y grandes heridas…que debemos a su vez , tirar y sanar.

Por eso mismos amados hermanos, nuevamente los invito a creer el la fuerza de la ORACION. No estamos solos!! Invoquemos al Espiritu Sanador y consolador de Nuestro Amado Dios y con verdadera Fe y entrega, digamos esta plegaria...
Esta Oracion de Sanacion interior.

OREMOS!!

Señor Jesús, Tú que has venido a curar los corazones heridos y atribulados…te ruego que cures los traumas que provocan turbaciones en mi corazón;te ruego, en especial que cures aquellos que son causa de pecado.
 
Te pido que entres en mi mente,que me cures de los traumas psícologicos  que me han afectado en tierna edad y todas  aquellas heridas que han provocado a lo largo de toda mi vida. 

Señor Jesús, Tú conoces mis problemas,los pongo todos en Tu corazón de Buen Pastor.

Te ruego, en virtud de aquella gran llaga abierta en Tu Corazón, que cures las pequeñas heridas que hay en el mío.

Cura las heridas de mis recuerdos,a fin de que nada de cuanto me ha acaecido me haga permanecer en el dolor, en la angustia, en la preocupación.

Cura, Señor,Todas esas heridas que, en mi vida,han sido causa de raíces de pecado.Quiero perdonar a todas las personas que me han ofendido,mira esas heridas interiores que me hacen incapaz de perdonar.

Tú que has venido a curar los corazones afligidos,cura mi corazón.

Cura, Señor Jesús, las heridas mas intimas y secretas de mi mente, de mi alma y dame la fuerza y sabiduria para rehabilitarlas, con  perdon, aceptacion, respeto y Amor,  hacia mi mismo…y hacia mis hermanos y hermanas…hacia mi projimo.

Yo te ofrezco mi corazón,acéptalo, Señor, purifícalo y dame los sentimientos de Tu Corazón Divino.

Ayúdame a ser humilde y benigno.Concédeme, Señor,la curación del dolor que me oprime por la muerte de mis seres queridos.

Haz que pueda recuperar la paz y la alegría por la certeza de que Tú eres la Resurrección y la Vida.

Hazme testigo autentico de Tu Resurrección,de Tu Victoria sobre el pecado y la muerte,de Tu Presencia Viva, real y cercana entre nosotros…en nosotros.


Amén
 Revdmo. David Falcon

CRISTO VIVE!!!

sábado, 25 de diciembre de 2010

Lecturas y Homilia del Domingo 26 de Diciembre del 2010

Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (3,2-6.12-14):

Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 127,1-2.3.4-5

R/.
Dichosos los que temen al Señor
y siguen sus caminos


Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,

en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,12-21):

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (2,13-15.19-23):

Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»

José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.»
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño.»
Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno.
Palabra del Señor


Sagrada Familia

Hoy, Primer Domingo después del Nacimiento de Dios-hecho-Hombre, celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia. Y en el Evangelio de hoy vemos a esta Familia en un trance muy difícil. La narración simplificada de la Huída a Egipto tal vez nos impide captar en toda su dimensión lo que debe haber sido esta circunstancia para la Santísima Virgen Y San José.

Nos dice el Evangelio (Mt. 2, 13-23) que, luego de la visita de los Reyes Magos, “el Angel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma la Niño y a la Madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo”.
¡Qué fe y qué obediencia la de San José! ¡Ni lo piensa! “Esa misma noche”, nos dice el Evangelio, hizo lo que el Angel le había indicado. No esperó. No titubeó. No buscó excusas. Sencillamente interrumpió el sueño, se levantó, y tomaron José y María camino hacia Egipto con el Niño, en obediencia al mandato del Señor.

Comienzan, entonces, nuevos imprevistos y dificultades para la Sagrada Familia. Esta orden del Señor significaba cruzar el peligroso desierto para escapar a un país extraño y lejano. Cruzar el desierto significaba estar expuestos a sed, hambre, riesgos, cansancio, etc. Irse a Egipto significaba un exilio en tierra extranjera. Pero tanto la Virgen como San José aceptaban con una fe inquebrantable los planes de Dios para con ellos. Así como partieron para Belén justo antes de María dar a luz, sin ningún temor, así como aceptaron tener como aposento para ellos y para el “Rey de Reyes”, la humildísima Cueva de Belén, así aceptan marcharse de allí a una tierra desconocida y lejana, sin saber siquiera por cuánto tiempo sería ese exhilio.

La Segunda Lectura de la Carta de San Pablo a los Colosenses (Col. 3, 12-21) así como la Primera tomada del Libro del Eclesiástico (Eclo.3, 3-7/14-17), nos dan pautas de comportamiento en medio de la familia.
Sin embargo esas formas de comportarse en familia que nos presentan estas Lecturas, no son posibles si no vivimos en una continua búsqueda de la Voluntad de Dios. Porque ... ¿cómo podemos ser como nos dice San Pablo: “compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes, soportándonos mutuamente y perdonándonos” si no vivimos en Dios? ¿Cómo podemos llegar “a la perfecta unión” de que nos habla San Pablo, si no dejamos que sea Dios Quien nos una?
Veamos, entonces, cómo puede unirnos Dios en esa “perfecta unión”. Dios puede unirnos así si buscamos y hacemos su Voluntad, si le amamos a El sobre todas las cosas y dejamos que sea El Quien ame a través nuestro. Así nuestro amor no será un amor egoísta, sino que será el Amor de Dios en nosotros. Y ese Amor de Dios en nosotros poco a poco nos va llevando a esa unión perfecta de la cual nos habla San Pablo en la Segunda Lectura.

Sin embargo esto no es posible si nosotros -que pertenecemos a una familia, bien como esposos, bien como hijos, bien como hermanos- no vivimos atentos a cumplir la Voluntad de Dios. Hacer la Voluntad de Dios es dejar que El nos vaya transformando y nos vaya haciendo compasivos, magnánimos, humildes, afables, pacientes, capaces de perdonar y de apoyarnos mutuamente. Entregados cada uno a la Voluntad de Dios podremos amar con ese amor que une, ese amor que une en forma perfecta, porque es el Amor de Dios viviendo en cada uno de nosotros y en medio de cada familia.
Eso lo comprendió a cabalidad la Sagrada Familia, el modelo de familia que Dios nos dejó. Ellos obedecían ciegamente la Voluntad del Padre. Ellos respondían con prontitud a la llamada del Señor. Ellos creían con fe ciega en los planes del Señor para con ellos, por muy inconvenientes que parecieran.

La Sagrada Familia tuvo sus momentos muy difíciles. Este de la Huída a Egipto no fue el único, ni el peor. Pero todo lo entregaban al Padre y se ponían en manos de El, con una confianza absoluta en su Voluntad.
Los momentos difíciles vendrán más tarde o más temprano, más frecuentes o menos frecuentes, para cada familia o para cada uno en particular. Pero, confiando en la Voluntad Divina, todo se hace posible y todo se hace más fácil, porque todo está en manos del que nos guía. Y Ese que nos guía es el mismo que guió a la Sagrada Familia por el desierto hacia Egipto, la acompañó durante el duro exhilio allí y luego la guió de vuelta a Nazaret. Ese es Dios Padre, que desea sólo nuestro bien. Y nuestro bien personal y nuestro bien familiar están en el cumplimiento de su Divina Voluntad.

El que tenga oidos…que oiga.
Revdmo. David Falcon.
CRISTO VIVE!!!

viernes, 24 de diciembre de 2010

Lecturas y Homilia del Viernes 24 de Diciembre del 2010

Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (7,1-5.8b-12.14a.16):

Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.»

Natán respondió al rey: «Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.»
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: «Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre."»
Palabra de Dios

Salmo
Sal 88

R/.
Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,

anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R/.

Sellé una alianza con mi elegido,

jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.» R/.

Él me invocará: «Tú eres mi padre,

mi Dios, mi Roca salvadora.»
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R/.

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,67-79):

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»

Palabra del Señor

HOMILIA

“NOS HACE A NOSOTROS
ETERNOS”


¡Si pudiéramos imaginar realmente cómo era la situación de la humanidad antes de la venida de Cristo! ¡Si pudiéramos penetrar realmente lo que sentía la gente que esperaba al Mesías prometido! Es tan fácil -ahora que ya Cristo vino- tomar su venida como un derecho adquirido, y hasta darnos el lujo de rechazar o de no importarnos lo que Dios ha hecho para con nosotros: todo un Dios se rebaja desde su condición divina para hacerse uno como nosotros. ¿Nos damos cuenta realmente de este misterio que además de misterio, es el regalo más grande que se nos haya podido dar?

¿Cómo podemos acostumbrarnos a esta idea tan excepcional? ¿Cómo podemos no conmovernos cada Navidad ante este misterio insólito? ¿Cómo podemos no agradecer a Dios cada 25 de diciembre por este grandísimo regalo que nos ha dado?

Los Profetas del Antiguo Testamento, especialmente Isaías (Is. 9, 1-3 y 5-6) nos hablan de que la humanidad se encontraba perdida y en la oscuridad, subyugada y oprimida, hasta que vino al mundo “un Niño”.. Entonces “el pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz ... se rompió el yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano”.
 
Podemos imaginar, entonces, la alegría inmensa ante el anuncio del Angel a los Pastores cercanos a la cueva de Belén: “Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido en la ciudad de David, un salvador, que es el Mesías, el Señor” (Lc. 2, 1-14).

¿Hemos pensado cómo estaríamos si ese “Niño” no hubiera nacido? Estaríamos aún bajo “el cetro del tirano”, el “príncipe de este mundo”. Pero con la venida de Cristo, con el nacimiento de ese Niño hace dos mil años, se ha pagado nuestro rescate y estamos libres del secuestro del Maligno.

Con su nacimiento, vida, pasión, muerte y resurrección, Cristo vino a establecer su reinado, “a establecerlo y consolidarlo”, desde el momento de su nacimiento “y para siempre”. Y su Reino no tendrá fin.

Y ese Dios que se rebaja hasta nuestra condición humana, levanta nuestra condición humana hasta su dignidad. En efecto, nos dice San Juan al comienzo de su Evangelio (Jn. 1, 1-18) que Dios concedió “a todos los que le reciben, a todos los que creen en su Nombre, llegar a ser hijos de Dios”
.
Esto que se repite muy fácilmente, pues de tanto oírlo sin ponerle la atención que merece, se nos ha convertido en un “derecho adquirido”, es un inmensísimo privilegio. ¡Hijos de Dios! ¡Lo mismo que Jesucristo! El se hace Hombre y nos da la categoría de hijos de Dios; nos lleva de nuestro nivel a su nivel de dignidad.
Y esto significa que “podemos compartir la vida divina de Aquél que ha querido compartir nuestra vida humana” (Oración Colecta).
Es así como “el pueblo que caminaba en tinieblas vio un gran Luz”. Y esa Luz que es Cristo nos hace, además de hijos de Dios, herederos del Reino de los Cielos y confiere a nuestra humanidad derechos de eternidad. 

Por eso, como reza el Prefacio de Navidad III: “resplandece ante el mundo el maravilloso intercambio que nos salva; pues al revestirse el Hijo de nuestra frágil condición, no sólo confiere dignidad eterna a la naturaleza humana, sino que por esta unión admirable nos hace a nosotros eternos”. 

!! Por eso aclamemos todos juntos llenos de alegría y gozo , con los coros celestiales…en este día de Navidad: !!

 ¡“Gloria a Dios en el Cielo”!   !Dicha y Felicidad para todos!

El que tenga oidos..que oiga.
Revdmo. David Falcon
CRISTO VIVE !!!

miércoles, 22 de diciembre de 2010

MENSAJE DE NAVIDAD DE NUESTRO PASTOR + REVDMO. MONSENOR, DOM. DAVID FALCON CEC, OBISPO DE NUESTRA DIOCESIS “CRISTO RESUCITADO” U.S.A.

  
                                !! FELIZ NAVIDAD !!
Amadisimos  Hermanos,,,Obispos, sacerdotes, Diaconos, religiosas y religiosos, fieles hermanos, miembros de Nuestra Santa Iglesia  Anglocatolica y hermanos en Cristo de todas las Iglesias, seguidores de esta  web:
Es tiempo de Navidad y nuestra mirada se dirige al Niño Dios, al pequeño Niño nacido en el pesebre, a quien celebraremos en la Misa de Nochebuena. Durante este día 24 la Liturgia nos va mostrando al Niño Dios, como la luz.
Frente al Niño, queremos pensar en tres actitudes, que debemos cultivar en el corazón para dejarnos renovar por el espíritu de la Navidad. Primero, un aprecio por el silencio; segundo, un gran aprecio por la verdad y tercero, renovar la confianza.
                                                           EL SILENCIO
 Las cosas grandes de Dios no suponen mucho hablar. Su Palabra definitiva tiene el rostro de Jesús. Juan de la Cruz, contemplando el misterio nos dice “Cuando nos entregó a Jesús, el Padre se quedo mudo, así que no busquemos nuevas revelaciones, porque la revelación definitiva es Él y nadie mas que  Él… Jesús”.
Si el Padre guarda silencio, como todo padre o toda madre cuando nace un hijo, aprendamos también nosotros a dejarnos fascinar por el misterio de la Navidad; y es imprescindible para ello, aprender a guardar silencio.
Nuestra época no es muy amiga del silencio, es mas bien amiga de las muchas palabras.Del ruido continuo y ensordecedor. Y cuando uno se acostumbra a recibir muchas palabras, pierde la palabra su sentido, perdemos la posibilidad de recibir los grandes mensajes. Repetimos tantas cosas, escuchamos tan distintos maestros, que se abunda en palabras y a pesar de todo, nos quedamos vacíos. Es importante saber guardar silencio para encontrarnos con nosotros mismos…con los demás, en nuestra casa, para hablar en el corazón del matrimonio y de la familia, de nuestros amigos, para bucear en las profundidades, para superar frivolidades o superficialidades… Es importante guardar silencio.
En la Liturgia, el silencio ocupa un lugar importante, para contemplar. De hecho con la Reforma del Concilio fueron introducidos muchos momentos de silencio, como el de la introducción al acto penitencial, o en la oración de la Asamblea. Se sugiere también el silencio después de la homilía, y la Plegaria Eucarística se acompaña con el silencio. Durante la elevación se debe guardar silencio la Jaculatoria: “Señor mío y Dios mío” no corresponde, que sea dicha en voz alta porque debe dominar el silencio, como domina el silencio las grandes cosas de Dios. También después de la comunión, estamos invitados al silencio.
El silencio permite que el corazón se vacíe, da espacio para el eco. Una habitación llena de muebles y de gentes, no posibilita el eco. El silencio permite ver y escuchar.
Navidad es una invitación al silencio. Puede parecer esto, como un mensaje anacrónico, porque mas bien queremos escuchar, qué opinan todos. Que todos brinden…¿Por qué tenemos que opinar de todo? Terminamos siendo frívolos y superficiales. Tenemos que callar para que hablen las cosas.Para escuchar la voz de Dios.

Qué bueno es arrimarnos al misterio en el silencio de la Virgen. ella es la mujer que calla. En el Evangelio solo tiene una palabra para dirigirse a Dios, que es el Magnificat, que es su Evangelio y una palabra para dirigirse a nosotros: “Hagan lo que Jesús les diga”. El Evangelio de Lucas nos dice que ella meditaba lo que vivía en su corazón. Pienso en tanta de nuestra gente, que es capaz de guardar silencio y madurar el dolor de una familia. Por ejemplo, las madres: a veces los hijos somos rebeldes, gritamos, nos quejamos, les queremos enseñar incluso… y ellas guardan silencio y nos esperan; esperan que crezcamos y después nos damos cuenta de que son muy sabias. Que tenian razon. Tenemos que recuperar el valor sapiencial del silencio.

                     UN GRAN APRECIO POR LA VERDAD
 La fiesta de la Navidad, es la fiesta de la Luz (como lo es la Pascua), es la luz uno de los grandes temas que aparece en la liturgia. “El hombre busca la verdad, como la libélula busca la luz”.
Navidad nos enfrenta en el silencio con la verdad que busca el hombre. Decía al comienzo que podríamos imaginarnos la fascinación del Padre, contemplando a su Hijo hecho Niño. El Padre empieza a mirarlo desde la Navidad hecho un Niño; y en el Niño que ha de crecer y consumar su disponibilidad al Padre en la Cruz, está es la verdad del hombre.
Cristo es el hombre con mayúscula, el hombre que fue capaz de no tener miedo a Dios ni a las consecuencias de lo que Dios le pedía. Nosotros vivimos en un tiempo, en el cual medimos las cosas por la utilidad que producen; callamos o hablamos si es útil, si nos hace quedar bien o mal, no de acuerdo al criterio de prudencia, sino que pensamos ¿Qué va pasar si hablo o si callo?... No vaya ha ser … La gran meta del hombre es  buscar y encontrar la verdad.
Hoy, podríamos decir que todo es propaganda, todo se mide por lo productivo ¿Quién puede discutir con el que está de moda, aunque diga la aberración mas grande? El hombre, si claudica en su búsqueda de la verdad, ha claudicado también en su dignidad. Tenemos que recuperar el amor por la verdad. El joven que estudia, cualquiera que sea la carrera o profesion, tiene que aprender que el estudio es un camino de realización personal, no por el titulo o por el dinero que gane, sino porque le permite acceder a la verdad, al conocimiento o a una parte del todo, pero siempre en el camino liberador de la búsqueda de la verdad.
En este camino de búsqueda, se juega nuestra dignidad. La medida de lo que buscamos, de lo que decimos, de lo que somos, no puede estar en lo que es políticamente correcto o en lo que económicamente es redituable, sino en lo que es humanamente dignificante, que es buscar la verdad.
En Cristo encontramos la verdad, y Él es aquel que nos da la medida, porque él es el Hombre que se entregó a la verdad de Dios, hasta dar la vida por ello. La mentira en cambio, usada al servicio del dinero, del poder político o de cualquier otro tipo de poder, siempre degrada y divide a los hombres.
 Cuando hablamos del comienzo de la historia, nos dice el Génesis: ¿Quién pone la división en el hombre? La imagen es la de la serpiente, la de la lengua bífida, imagen de lo que no busca la unidad, de lo que no busca la verdad sino que divide, que provoca  dudas, medias tintas, es decir, de la mentira.
Y la mentira ha sembrado muchas divisiones y guerras. La guerra se sostiene en la mentira, y hay muchos intentos de  seguir manteniendo las divisiones y conflictos entre las naciones. entre los hombres y entre las mismas Iglesias.
Nosotros, estamos iniciando y fortaleciendo esta Nuestra Santa Iglesia Anglocatolica, constituyendo y poniendo las bases de nuestras Diocesis aqui en los Estados Unidos., en Curazao, Mexico y el caribe; por lo mismo seguimos en preparación, y queremos en este proximo año seguir buscando la verdad de lo que somos como Iglesia y como cristianos, como familia, como persona y como pueblo de Dios. Que el Señor en esta Navidad nos traiga ese amor entrañable por la verdad y nos mantenga unidos, caminando bajo la guia de su  Santo Espiritu…que es Espiritu de Verdad.
 CONFIANZA
 El Señor se nos entrega como un Niño. Nadie confía más  que un niño que cree todo. Así es Dios con el hombre, nadie confía más en nosotros que nuestro mismo Dios.
La navidad es la reiteración anual, de ese mensaje de Dios… “Confío en Ustedes”. Dios sigue Confíando en esta humanidad, en esta comunidad cristiana, en esta Iglesia Anglocatolica, en Ustedes como Iglesia doméstica que vive en cada una de sus familias, en nuestras comunidades religiosas. Ese es Nuestro Dios Misericordioso, que nos da un voto de confianza, a pesar de nuestras fallas y debilidades… nuestro verdadero y mejor Amigo.

Por eso podemos y debemos de empezar de cero en este Nuevo año 2011, con mayor entusiasmo, Alegria y entrega. Unidos al espiritu de Vida, de Nuestro Cristo resucitado!!
¡Qué desafío de parte de Dios para cada uno de nosotros! ¡Cuanto valemos para El!
Si, Él vuelve a confiar, porque vuelve a nacer en cada uno de nosotros! No miremos para otro lado…Abandonemos nuestra vida en manos de El…como reciprosidad a su Confianza.
 Y sobre todo…Nuestros Jóvenes…Jovenes!! también sus padres están confiando en Ustedes y la sociedad entera, porque esperamos un mundo mejor. Nos es difícil a los mayores cambiar, dirigir el timón para otro lado.Los miramos a Uds. con confianza, y vemos que la Navidad es propia de los jóvenes porque el acto de confianza de Dios, tiene el rostro de un Niño…el Niño Dios.
¡Que cada familia renueve su confianza, que todos Unidos como Iglesia, confiemos en nuestros sacerdotes, en nuestros obispos, en Nuestra Iglesia Una y Santa…busquemos la verdad y guardemos silencio!...Para poder escuchar la voz de Nuestro Amado Dios…Asi sea.
Vivamos así la Navidad, con la misma Alegria y Gozo de cuando eramos niños. Felices, Confiados y Esperanzados en un futuro mejor para todos.
Que el Señor, Nuestro Padre Santo los bendiga hoy y siempre…
Y LA BENDICION DE DIOS PADRE, TODO PODEROSO…PADRE, HIJO, Y  ESPIRITU SANTO DECIENDA SOBRE TODOS USTEDES Y LOS ACOMPANE SIEMPRE...AMEN !!!
!!! FELIZ NAVIDAD !!!

sábado, 18 de diciembre de 2010

Lecturas y Homilia del Domingo 19 de Diciembre del 2010

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (7,10-14):

En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»

Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»
Palabra de Dios

Salmo
Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/.
Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,

el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.


¿Quién puede subir al monte del Señor?

¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.


Ése recibirá la bendición del Señor,

le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (1,1-7):

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,18-24):

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.

Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Palabra del Señor


HOMILIA “Ya estamos a punto”

   ¿De qué estamos a punto? Una buena pregunta. La Navidad está tan cerca que podemos pensar que el Adviento ha sido apenas una preparación para que esta celebración nos salga bien, para cantar mejor los villancicos, para que el incienso arome el templo y todos escuchemos atentos el antiguo relato del niño que nace en Belén.

O quizá hay que pensar que el Adviento es mucho más que un tiempo litúrgico que dura cuatro semanas escasas y de lo que se trata es de tocar una de las dimensiones esenciales de nuestra fe. Porque para lo que nos deberíamos de preparar, y lo que debería estar realmente a punto, es para dejar que nazca en nosotros, en nuestra mente y en nuestro corazón, el “Dios-con-nosotros” de que nos hablan la primera lectura y el evangelio de este domingo.
      La lectura de Isaías puede ser muy iluminadora en el momento actual. Hay quienes piensan que ya no hay lugar para la esperanza, que la fe cristiana está a punto de entrar en fase de decadencia definitiva, que la sociedad ha perdido sus raíces. Son personas que tienen una visión de nuestro mundo realmente oscura. Y es posible que sea verdad. Pero es una situación hasta un poco mejor de la que estaba viviendo el rey Acaz. Su ciudad estaba sitiada por el ejército enemigo. No tenía ya muchas posibilidades de defensa. Y en aquella época los ejércitos vencedores no se andaban con chiquilladas. Lo normal era arrasar la ciudad y pasar a cuchillo a los que no convertían en esclavos. Así que Acaz y su pueblo tenían un futuro mucho más negro que el nuestro.

La señal va a ser un niño
      Ahí, en esa situación, el profeta habla en nombre de Dios. Va a tener una señal y va a ser una señal de futuro. ¿Qué mejor prueba se puede ofrecer de que hay esperanza para la vida  que el nacimiento de un niño? El signo es que va a ser una virgen la que va a dar a luz un niño. Ese niño es el signo vivo de la esperanza, de la capacidad de Dios para crear vida allí donde nosotros sólo vemos muerte.
      Ese signo se cumple en María. Ella es la virgen que va a dar a luz la esperanza de la humanidad. En ese niño pequeño recién nacido se hará visible el amor inmenso con el que Dios nos ama a cada uno de nosotros. Es una paradoja porque ese niño precisamente necesitará –como todos los niños– de todos los cuidados y atenciones del mundo para poder crecer y convertirse en una persona mayor. Hasta podriamos pensar que es poco prudente por parte de Dios alumbrar así la esperanza. ¡Es tan frágil! Es como si el amor, la salvación, necesitase ser amado para poder salir adelante y crecer y dar fruto. Pero Dios no se equivoca...Así es Dios. Se hace frágil para estar con nosotros.

El que viene es Emmanuel
Así que eso es la esperanza: un niño que va a nacer y que algo, desde muy dentro de nosotros, nos dice que es “Dios-con-nosotros”. Gracias a él podemos seguir mirando al futuro con esperanza y ver en cada hombre y mujer la presencia del amor de Dios, la dignidad inmensa que nos da el ser fruto de su amor. Esa esperanza se constituye en el mejor motor para empujar nuestros deseos de construir un mundo más unido y más justo, un mundo donde nadie se sienta excluido por ninguna razón.
      Esa esperanza la tenemos que cuidar como se cuida y atiende a un niño recién nacido. Es frágil y liviana. Está en nuestras manos. No podemos dejar que se caiga. Hay que alimentarla para que crezca y llegue a todos los hombres y mujeres de nuestro mundo. Para que los rostros contraídos por el dolor y el sufrimiento de cualquier tipo conozcan la sonrisa que provoca el amanecer.
      El Adviento es mucho más que preparar la celebración de la misa de gallo, la pachanga y cena Navidena. El Adviento toca lo más central de nuestra fe y hace que arraigue en nosotros la esperanza y que, como José, hagamos todo lo que nos mande el ángel para prepararle una casa digna –un mundo más justo– al Emmanuel.
El que tenga oidos…que oiga.
Revdmo. David Falcon
CRISTO VIVE!!!!

miércoles, 15 de diciembre de 2010

!! Ya es tiempo de Adviento !! pero…sabes que es el adviento?



«Si!... ya estamos en Adviento, pero, como lo estas viviendo hasta este momento?  Seguro has escuchado que es tiempo de espera y preparacion...pero lo entendiste? lo estas viviendo?en palabras sencillas quiero explicarte, que esperamos y para que nos preparamos…por eso te pregunto:

+ ¿Has colaborado alguna vez con otros para celebrar un acontecimiento importante?
+¿Has ayudado alguna vez en casa para que todo estuviera listo cuando llegaran los invitados?

El Adviento es preparación: preparación de un camino, preparación de una venida, preparación de un encuentro siempre nuevo.

+ ¿Has deseado alguna vez que se cure de su enfermedad alguien a quien quieres mucho?
+¿Has deseado alguna vez que pase el tiempo rápidamente para poder ver a ese amigo tuyo que viene a verte después de tanto tiempo?

El Adviento es deseo: deseo profundo y verdadero de que algo (Alguien) llegue, de que algo pase. El Adviento es esperar contra toda desesperanza.

+¿Has hecho algo últimamente por cambiar aquello que no funciona en tu vida?
+ ¿Has probado a convertir lo feo y malo que hay dentro de ti en posibilidades para crecer?

El Adviento es conversión: conversión de ideas, de palabras de hechos; conversión de aquello que me impide ver más allá de lo que se ve; conversión de aquello que no hace ni me hace plenamente feliz, conversión de todo lo que me deshumaniza y esclaviza.Es tiempo de cambio.

+¿Has conocido últimamente nuevas personas?
+ ¿Has experimentado alguna vez lo bien que se siente uno cuando es aceptado  por los demás sin más, tal y como es?

El Adviento es acogida de la Vida con mayúsculas, de todo lo que Dios quiere regalarnos, de todo cuanto se esconde en el misterio del amor verdadero: gratuito, incondicional y servicial.
Es tiempo de aceptacion, de union y acercamiento al projimo, de hermandad, de sentirnos familia en Cristo Jesus.

● El Adviento es un tiempo de preparación, de deseo y esperanza, de conversión y de acogida.
● Dura cuatro semanas y finaliza con la Celebración de Navidad (Misa del Gallo), a la que Francisco de Asís llamaba la Fiesta de las Fiestas.
● Los sacerdotes nos revestimos de color morado para recordar que estamos en un tiempo de preparación, de camino, de conversión.
● María, la madre de Jesús, tiene un protagonismo especial durante este tiempo.
● En Adviento es muy importante celebrar el sacramento de la reconciliación: reconocernos necesitados de mucha luz, de mucha vida y agradecidos por ser siempre acogidos...aceptados.
● El Adviento es un tiempo precioso para prepararnos a re-encontrar a Dios en nuestra vida y en la vida de todos aquellos que nos rodean. Es un tiempo para dejar que Dios nazca en nosotros y encuentre un lugar para quedarse. Por eso la exclamación más importante del Adviento es la de los primeros cristianos: ¡Ven! ¡Ven, Señor Jesús! (Maranathá).

● Espero de todo Corazon, si no lo has hecho hasta ahora hermano, tomes conciencia de este tiempo y vivas con toda intensidad, con Esperanza y Alegria lo que todavia nos queda de este Adviento… pues no lo olvides:
¡YA ES TIEMPO DE ADVIENTO!...tiempo de decir a una sola voz…

!VEN!  ! VEN SENOR JESUS!!
 El que tenga oidos..que oiga.
Revdmo. David Falcon
CRISTO VIVE!!

sábado, 11 de diciembre de 2010

12 DE DICIEMBRE DIA DE NUESTRA VIRGENCITA DE GUADALUPË + PATRONA DE MEXICO Y EMPERATRIZ DE LAS AMERICAS.

Hoy como siempre todos los que te amamos en este gran dia,
tu dia nos unimos para celebrarte y honrarte con todo nuestro mas
grande Amor ...y con todo nuestro respeto te venimos a venerar.

!!FELICIDADES EN TU DIA...VIRGENCITA DE GUADALUPE !!

MENSAJE TEOLOGICO Y RESEÑA DE LA APARICION DE NUESTRA VIRGEN MORENA, SANTA MARIA DE GUADALUPE EN EL TEPEYAC.


EL MENSAJE TEOLÓGICO

Antes de todo, es diáfano y claro que el "Acontecimiento Guadalupano", puesto en una terminología religiosa actual, es una "evangelización". Evangelizar es "proclamar una noticia feliz", es "gritar con gozo que una salvación viene de lo alto".

En el caso de Jesús, él evangelizó con sus palabras reveladoras, con sus gestos y con la manifestación del poder de Dios en sus prodigios.
En el suceso del Tepeyac es lo mismo: Se trata de una espléndida evangelización en palabras, en símbolos y en milagros. Y aquí, como allá, el centro y foco del anuncio jubiloso es DIOS, siendo así, no es extraño que el relato que cuenta lo sucedido en diciembre de 1531 esté todo él tejido con reminiscencia y resonancias constantes de la Biblia. 


El "Nican Mopohua"

JUAN DIEGO, llamado Cuauhtlatoatzin antes de su conversión al cristianismo y protagonista de las apariciones, vivió del año 1474 (?) al 1548. Contaba con 57 años de edad en el momento en que la Virgen María se le apareció.


ANTONIO VALERIANO (1520-1605), AUTOR DEL "Nican mopohua", era indígena de raza tepaneca pura, muy culto; hablaba el náhuatl como lengua propia y había aprendido el castellano y el latín. Su padre fue contemporáneo de Juan Diego, de manera que Valeriano bien pudo escuchar el relato de las apariciones de los mismos labios del vidente. Valeriano tenía once años cuando las apariciones, y veintiocho a la muerte de Juan Diego.


El "Nican mopohua" fue escrito en Tlatelolco, posiblemente hacia el año 1549, sobre papel hecho de pulpa de maguey como los antiguos códices aztecas, en lengua náhuatl pero con caracteres latinos.


Un ambiente de "sobrenatural y divino"
La primera aparición es, en todo su conjunto, el pasaje más rico en contenido evangelizador. Y este no se confina únicamente a las palabras de la Virgen María, sino que comienza ya desde el principio de la narración:


"Era sábado, muy de madrugada…. Cerca del cerrito…"
Bíblica y cristianamente hablando, el "sábado" es ya todo un símbolo preñado de sentido, que no es necesario comentar.


En cuanto al "amanecer" o mejor a la "oscuridad de la madrugada", este momento tenía en la mentalidad prehispana, un simbolismo muy fuerte: Era el comienzo, era el principio, era el nacer de algo nuevo y grande.


"La cumbre de los montes" es un punto de particular contacto con la divinidad; es allí donde misteriosamente se conjugan los cielos con la tierra ¿No vienen fácilmente a la memoria la montaña sagrada del Sinaí, el monte alto de la Transfiguración, el monte de los Olivos, la montaña de Sión?

Y viene enseguida la aparición: Juan Diego primero "oyó" una voz lo llamaba: "Juanito, Juandieguito…"
La repetición del nombre evoca naturalmente las teofanías bíblicas: "Abraham, Abraham; Samuel, Samuel; Saúl, Saúl". (Gn 22,1; 1Sam 3,4; Hch 9,4).


Al oír sigue el "ver". Cuando llegó a la cumbre del cerrillo, vio a una Señora que estaba allí de pie y
"Cuando llegó frente a Ella, mucho admiró en qué manera sobre toda ponderación aventajaba su perfecta grandeza: su vestido relucía como el sol, y como que reverberaba, y la piedra, el risco en el que estaba de pie, como que lanzaba rayos; el resplandor de Ella como preciosas piedras, (todo lo más bello) parecía la tierra como que relumbraba con los resplandores del arcoiris en la niebla. Y los mezquites y nopales y las demás hierbecillas que allí se suelen dar, parecían como esmeraldas. Como turquesas aparecía el follaje. Y su tronco, sus espinas, relucían como el oro"


En esta espléndida descripción de sol, rayos, resplandor, arcoiris, niebla, piedras preciosas, esmeraldas, turquesas, oro… no son únicamente adornos poéticos, sino manifiestan algo sobrenatural y divino.
La nube era para los mexicanos, como para los israelitas, un símbolo de la presencia de Dios.
Todo es luz. Y Dios es luz, y Cristo es luz y en la aurora de la creación lo primero que dijo Dios fue "Hágase la luz" (Gn 1,3).


Pero es sobre todo en las palabras de la Virgen María donde se encuentra de manera más explícita la mayor riqueza teológica del mensaje Guadalupano.


La siempre Virgen Santa María
Lo primero que hace la Santísima Virgen es identificarse, haciendo la revelación de sí misma a Juan Diego.
"Sábelo, ten por cierto, hijo mío el más pequeño,
que yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María"


"La perfecta - siempre - Virgen". Quien se presenta es simple y sencillamente la "perfecta - siempre - Virgen" de la más antigua tradición cristiana. La Iglesia es firme en su tradición secular, proclamando la perpetua virginidad de María.
"Santa María". El adjetivo "santa" evoca naturalmente "llena de gracia" del saludo angélico.


EN EL CENTRO: DIOS
Viene luego una nota fundamental, de la más grande importancia, a saber:
"Madre del verdaderísimo Dios por quien se vive,
el creador de las personas
el dueño de la cercanía y de la inmediación,
el dueño del cielo
el dueño de la tierra"


Aquí el mensaje Guadalupano toca el corazón del misterio revelado. María de Guadalupe es la Virgen- Madre de Dios. El relato, en su simplicidad evangélica, no se afana por precisiones teológicas; no puntualiza que es Madre del "Hijo de Dios", sino que habla el lenguaje sencillo de la fe, tal como se expresa en la segunda parte del Ave María: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores…"


Las cualidades divinas mencionadas: "el veraderísimo Dios / por quien se vive / el creador de las personas / el dueño de la cercanía /….. Son las expresiones mismas con que los indígenas caracterizaban el poder y la grandeza de algunos de sus dioses.


La Virgen - Madre, enseña a sus nuevos hijos la fe en el Único Dios a quien se debe toda adoración y todo honor. Con esto el mensaje de Guadalupe toca la cumbre de la evangelización.


Esta revelación queda puesta de relieve cuando la Virgen agrega:
"Deseo vivamente que se me erija un templo, para en él
mostrar y dar todo mi amor…"


Ella se presenta como Madre de un Dios cuya serie de atributos lo hacen el centro de la atención. Y así sigue siéndolo a lo largo de todo el relato.


Maternidad espiritual de María
Enseguida, la Virgen María expresa la manera y el por qué de esa manifestación y entrega:
"Lo daré a las gentes en todo mi amor personal,
en mi mirada compasiva, en mi auxilio,
en mi salvación: porque yo en verdad
soy vuestra madre compasiva"


Este pasaje es revelador. La tarea primordial de la Virgen María será dar a conocer a Dios, manifestar lo que es Dios. Pero para ello se valdrá de un método original, lo dará a conocer y enseñará como es Él, a través de la cálida expresión de su amor de madre, de su mirada misericordiosa y de sus cuidados maternales. Nos parece escuchar de nuevo el diálogo entre Felipe y Jesús. A la palabra de Felipe:
"Señor muéstranos al Padre, y eso nos basta" responde Jesús: "¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: muéstranos al Padre?". (Jn 14, 8-9).


La Virgen María es una imagen, un reflejo, un trasunto, una transparencia de Dios.


Hay que decirlo claramente, en sus palabras hay todo un cántico a la maternidad espiritual:
"Escucha, hijo mío el menor, Juanito:
"Hijo mío el más pequeño de mis hijos"
"Bien está hijito mío"


Y no se diga si recordamos la conmovedora escena de la cuarta aparición:
"Escucha, ponlo en tu corazón, hijo mío el menor, que no es nada lo que te espantó, lo que te afligió, que no se perturbe tu rostro, tu corazón. No temas esta enfermedad, ni ninguna otra enfermedad, no cosa punzante, aflictiva. ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?"


Lo que acabamos de leer es una cascada de expresiones de intenso amor maternal. Recordemos los acentos maternales del Dios del profeta Oseas:
"Yo era para ellos como quien alza a una criatura contra su mejilla; me inclinaba hacia él para darle de comer" (Os 11,4).


Y del Dios del Segundo Isaías: "¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho?. Pues aunque ellas llegasen a olvidar, Yo no te olvido". (Is 49,15)


El mismo Jesús, en un momento trascendental exclama lleno de dolor:
"Jerusalén, Jerusalén….¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como una gallina su nidada bajo las alas, pero no habéis querido….!" ( Lc 13,34)


Un detalle que para nosotros sería casualidad, pero que en Dios se llama providencia, es el nombre del protagonista. Allá, en el Calvario, al pie de la cruz, cuando la Iglesia estaba por nacer, un discípulo de Jesús, símbolo de todos los cristianos, llamado JUAN, escuchó de los labios de su maestro moribundo aquella palabra "¡He ahí a tu Madre!" (Jn 19,27); y aquí en el Tepeyac, otro JUAN, también él símbolo y representante de todo un pueblo que estaba por surgir, era proclamado por la misma Virgen María: "¡El más pequeño de mis hijos!"


Además La Virgen María se presenta a Juan Diego como madre en un horizonte universal que no se cierra a un individuo, ni siquiera se limita a un pueblo:
"Tuya y de todos los hombres que en esta tierra estáis en uno (es decir, los naturales de esta tierra, con sus diferentes tribus y razas) y de las demás variadas estirpes de hombres, mis amadores, los que a mí me clamen, los que me busquen, los que confíen en mí"


" ¡MI CASITA SAGRADA! ….¡MI TEMPLO! "
La Virgen de Guadalupe pidió desde el primer momento una casa, un templo:
"Mucho deseo que aquí me levanten mi casita sagrada" "Que me erija en el llano mi templo"


Allí les escucharé su llanto, su tristeza, para remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores"


Lo que más cautiva en la petición de la Virgen, es que Ella no desea una casa - templo con el fin de recibir allí homenaje y veneración -. "Casa" es el sitio del encuentro familiar, es el lugar de convivencia entre el padre, la madre y los hijos. Pues bien, la Virgen María quiere una casa, un sitio de encuentro familiar, mas no para Ella, sino para Dios y para nosotros. Claramente lo ha dicho. Quiere ocuparse ahí en dar a conocer al verdaderísimo Dios, por quien se vive.


Además hay en la petición un rasgo conmovedor y característicamente evangélico:
"Jesús recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo" (Mt 4,23).


María de Guadalupe, ella desea continuar, por su parte, esa misión evangelizadora llena de misericordia.


Juan Diego profeta de la Virgen
Según los datos tradicionales de la Biblia, un profeta es un hombre elegido personal y gratuitamente por Dios, que recibe una palabra para comunicarla a la comunidad o a sus dirigentes. Habla, en definitiva, en nombre de Dios. Es su mensajero, su heraldo, su embajador (Am 7,14-15; Os 1, 2-9; Is 6, 1-13).


Algunas veces cuando el escogido siente su incapacidad para transmitir con éxito el mensaje, se rehusa, se intimida, resiste. (Jr 1, 4-10)
El profeta es también un siervo, y un siervo recibe un mandato, una orden que tiene que cumplir. El siervo entonces debe simplemente obedecer. Así lo declara en el Nuevo Testamento Pablo de Tarso, siervo de Cristo Jesús (Rm 1,1).


Por lo que en Juan Diego se encuentran los perfiles claros de profeta. Todo profeta es un "enviado" para transmitir un mensaje; y la Virgen le dice a Juan Diego expresamente:
"Yo te envío para que le descubras cómo mucho deseo que aquí me provea de una casa…"


El profeta es un "siervo", y Juan Diego como siervo obediente y fiel, acepta el punto:
"Señora mía, Niña, ya voy a realizar tu venerable aliento, tu venerable palabra; por ahora de ti me aparto, yo, tu pobre indito"
El profeta es consciente de su "indignidad y pequeñez"; y Juan Diego, ante el asomo de un fracaso en su misión, confiesa su impotencia y con humildad y sencillez busca sustraerse:


"Mucho te suplico, Señora mía, Reina, muchachita mía, que a alguno de los nobles, estimados, que sea conocido, respetado, honrado, le encargues que conduzca, que lleve tu amable aliento, tu amable palabra para que le crean. Porque en verdad yo soy hombre del campo, soy mecapal, soy parihuela, soy cola, soy ala; yo mismo necesito ser conducido, llevado a cuestas, no es lugar de mi andar, ni de mi detenerme allá a donde tu me envías. Virgencita mía, Hija mía menor, Señora, Niña. Por favor dispénsame; afligiré con pena tu rostro, tu corazón; iré a caer en tu enojo, en tu disgusto, Señora, Dueña mía"


Pero la vocación de Dios es irrevocable (Rm 11,29) y nadie sino el profeta elegido es quien debe cumplir la misión:
"Escucha, el más pequeño de mis hijos, ten por cierto que no son escasos mis servidores, mis mensajeros, a quienes encargue que lleven mi aliento, mi palabra, para que efectúen mi voluntad; pero es muy necesario que tú personalmente vayas, ruegues, que por tu intercesión se realice, se lleve a efecto mi querer, mi voluntad. Y mucho te ruego, hijo mío el menor, y con rigor te mando, que otra vez vayas mañana a ver al Obispo"


A lo que Juan Diego responde:
"Señora mía, Reina, muchachita mía, que no angustie yo con pena tu rostro, tu corazón; con todo gusto iré a poner por obra tu aliento, tu palabra; de ninguna manera la dejaré de hacer, ni estimo por molesto el camino"


Un rasgo pintoresco asemeja a Juan Diego al del gran profeta Elías. En la vida de éste eran frecuentes las desapariciones repentinas, porque el Espíritu de Dios de apoderaba de él; en el caso de Juan Diego es seguido por los servidores del Obispo y, en un instante, en el momento más interesante, desaparece a sus miradas.


El profeta es un "hombre de fe", y Juan Diego da de ella una prueba heroica. Recordemos la secuencia de los acontecimientos:


Juan Diego va al Obispo.
Este le pide una señal.
Juan Diego da parte a la Virgen María.
Esta le dice que regrese al día siguiente.
Juan Bernardino tío de Juan Diego, se enferma gravemente.
Juan Diego llama al médico. No hay remedio, está desahuciado.
Al otro día se apresura a llamar a un sacerdote que lo auxilie.
Toma otro camino para que la Virgen no lo vea, ni lo detenga;
Ella que "perfectamente a todas partes está mirando" le sale al encuentro.


Juan Diego contesta a su saludo:
Mi Jovencita, Hija mía la más pequeña, Niña mía, ojalá que estés contenta; ¿Cómo amaneciste? ¿Acaso sientes bien tu amado cuerpecito, Señora mía, Niña mía?
Y Juan Diego le participa su pena.
La Virgen lo conforta, le anuncia que su tío ha sanado
Y Juan Diego ¡creyó!
Después de escuchar la consoladora noticia, ruega a la Virgen que inmediatamente lo mande a ver al Señor Obispo a llevarle algo de señal, de prueba, para que crea.


Juan Diego, ejemplo de santidad
Juan Diego, el profeta de María de Guadalupe, es en definitiva un grande santo, su figura es comparable a la de los más grandes santos, mensajeros de las voluntades divinas.


Su actitud es admirable; está hecha de amor de respeto; de fe de abandono filial; de reverencia y de confianza; de sencillez y obediencia; de prontitud y diligencia; de olvido propio, de seguridad en la misión, de solicitud y cuidado; en una palabra de donación personal.


En la providencia de Dios estaba que al Santo Padre Juan Pablo II le tocara glorificar a Juan Diego, reconociendo públicamente su santidad en la Basílica misma del Tepeyac, en el mes de mayo de 1990, con ocasión de su segundo viaje apostólico a tierras de México.


UN VERDADERO CLIMA DE IGLESIA
El Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la Iglesia, enseña que "los Obispos han sucedido por institución divina a los Apóstoles como pastores de la Iglesia, y quien a ellos escucha, a Cristo escucha, y quien los desprecia, a Cristo desprecia y al que le envió" (Lumen Gentium 20)


Es hondamente impresionante constatar cómo el mensaje Guadalupano se sitúa en una perspectiva de Iglesia, en un clima verdaderamente eclesial. María, con ser "la Madre del verdaderísimo Dios por quien se vive", para realizar lo que su clemencia pretendía, envía a su profeta al palacio del Obispo de México, para que le manifieste lo que ella mucho desea; que se le edifique una casa (primera aparición) y en la segunda aparición se lo repite:
"De mi parte hazle saber, hazle oír mi querer, mi voluntad, para que realice, haga mi templo que le pido"


Y respecto de los sacerdotes, hay dos expresiones que es útil destacar. En la misma aparición leemos:
"Llegaré a tu casita de México a seguir las cosas de Dios que nos dan quienes son las imágenes de Nuestro Señor: nuestros sacerdotes".


Y en el curso de la cuarta aparición, Juan Diego dice a la Santísima Virgen:
Ahora iré de prisa a tu casita de México a llamar a alguno de los amados de Nuestro Señor, nuestros sacerdotes, para que vaya a confesarlo…"


En la economía de un cristianismo verdadero, el reconocimiento de la autoridad en la Iglesia es un signo de autenticidad. Y aquí lo vemos claramente. La Virgen María respeta el orden jerárquico instituido por su Hijo.


La teología del signo
A lo largo de la Historia de la Salvación, Dios ha querido utilizar el método del "signo", esto es, del "milagro", para que el hombre, apoyándose en un fenómeno sensible, se levante a creer en una realidad superior.


El "signo - milagro" tiene dos funciones: una se dirige a los sentidos de la razón una cosa que se "ve" pero ésta conduce a una realidad que solamente se "cree".


El mensaje de la Santísima Virgen tiene un carácter "sobrenatural" y "extraordinario".


Juan Diego comunicó a la Virgen María la exigencia del Obispo y ella la aceptó:
"Bien está, hijito mío, volverás aquí mañana para que lleves al Obispo la señal que te ha pedido; con esto te creerá y acerca de esto ya no dudará, ni de ti sospechará"


Y en la mañana del 12 de diciembre, cuando Juan Diego encontró a la Virgen, ésta le dijo:
"Sube a la cumbre del cerrito….Allí verás que hay variadas flores; córtalas, reúnelas, ponlas todas juntas, luego baja aquí; tráelas aquí a mi presencia"


Al punto subió Juan Diego y se asombró de que hubieran brotado tantas variadas exquisitas flores, antes del tiempo en que se dan y en un lugar donde sólo crecen abrojos, espinas, nopales y mezquites. Trajo Juan Diego las diferentes rosas a la Señora del Cielo y cuando las vio, con sus venerables manos las tomó; luego otra vez se las vino a poner juntas en el hueco de su ayate, y le dijo:
"Mi hijito menor, estas diversas flores son la prueba, la señal que llevarás al Obispo; de mi parte le dirás que vea en ellas mi deseo y que por ello realice mi querer, mi voluntad. Y tú… tú que eres mi mensajero… en ti absolutamente se deposita la confianza; y mucho te mando con rigor que nada más a solas, en la presencia del Obispo, extiendas tu ayate y le enseñes lo que llevas"


Y recordemos lo sucedido. Finalmente, habiendo entrado Juan Diego en presencia del Obispo, le entregó las rosas y flores que serían la señal pedida para creer en el mensaje y realizar su voluntad:
"¡Aquí las tienes; hazme favor de recibirlas!" "Y luego extendió la blanca tilma, en cuyo hueco había colocado las flores. Y así como cayeron al suelo todas las variadas flores preciosas. LUEGO ALLI SE CONVIRTIÓ EN SEÑAL, SE APARECIÓ DE REPENTE LA AMADA IMAGEN DE LA PERFECTA VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS, en la forma y figura en que ahora está en su amada casita… en el Tepeyac. Y se llama Guadalupe"


                                      !! OREMOS!!

¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.


Madre de misericordia, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.


Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra.


Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.


Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos Nuestros Obispos y  sacerdotes, para que siendo fieles al magisterio infalible de la Iglesia y fuertes en el testimonio de su fe, conduzcan a sus rebaños por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.


Contempla esta inmensa mies, y intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorga abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.


Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.


Esperanza nuestra, míranos con compasión, enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver a él, mediante la confesión de nuestras culpas y pecados.


Te suplicamos, que nos concedas un amor muy grande a todos los santos Sacramentos, que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.


Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

Interpretación de la Imagen

Los pueblos mesoamericanos desde tiempos remotos ya venereban en el cerro del tepeyac a una deidad llamada Tonantzin (que quiere decir Nuestra Madrecita), por esta razón, fue má fácil la asimilación el mensaje traído por la Virgen María como verdadera Madre de Dios y Madre nuestra.


El nombre de “SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA DE GUADALUPE” ella misma lo dio a Juan Bernardino, tío de Juan Diego, cuando se le apeareció para sanarle de sus enfrmedades.


La Virgen
Cabello: Lleva el cabello suelto, lo que entre los aztecas es señl de virginidad. Es Virgen y Madre.


Rostro: Su rostro es moreno, ovalado y en actitud de profunda oración. Su semblante es dulce, frecso, amable, refleja amor y ternura, además de una gran fortaleza.


Manos: Sus manos estan juntas en señal de recogimiento, en profunda oración. La derecha es más blanca y estilizada, la izquierda es morena y más llena, podrían simbolizar la unión de dos razas distintas.


Embarazo: Su gravidez se constanta por la forma aumentada del abdomen, donde se destaca una mayor prominencia vertical que transversal, corresponde a un embarazo casi en su última etapa.


Edad: Representa a una joven que su edad aproximada es de 18 a 20 años.


Estatura: La estatura de la Virgen en el ayate es de 1.43 centímetros.


El Cinto: El cinto marca el embarazo de la Virgen. Se localiza arriba del vientre. Cae en dos extremos trapezoidales que en el mundo náhuatl representaban el fin de un ciclo y el nacimiento de una nueva era. En la imagen simboliza que con Jesucristo se inicia una nueva era tanto para el viejo como para el nuevo mundo.


Los Rayos: La Virgen esta rodeada de rayos dorados que le forman un halo luminoso o aura. El mensaje transmitido es: ella es la Madre de la luz, del Sol, del Niño Sol, del Dios verdadero, ella lo hace descender hacia el “centro de la luna” (México en nátuahl) para que allí nazca, alumbre y dé vida.


La Luna: La Virgen de Guadalupe esta de pie en medio de la luna, y no es casual que la palabra México en nátuahl son “Metz – xic – co” que significan “en el centro de la luna”. También es símbolo de fecundidad, nacimiento, vida. Marca los cilos de la fertilidad femenina y terrestre.


La Flor: La flor de cuatro pétalos o Nahui Ollin: es el símbolo principal en la imagen de la Virgen, es el máximo símbolo nátuahl y representa la presencia de Dios, la plenitud, el centro del especio y del tiempo.
En la imagen se presenta a la Virgen de Guadalupe como la Madre de Dios y marca el lugar donde se encuentra Nuestro Señor Jesucristo en su vientre.


El ángel: Un ángel esta a los pies de la Guadalupana con ademán de quien acaba de volar. Las alas son como de águila, asimétricas y muy coloridas, los tonos son parecidos a los del pájaro mexicano tzinitzcan que Juan Diego recordó, anunciándole la aparición de la Virgen de Guadalupe.
Sus manos sostienen el extremo izquierdo de la túnica de la Virgen y el derecho del manto.

El que tenga oidos..que oiga.
Revdmo. David Falcon

CRISTO VIVE!!!!