¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

viernes, 17 de agosto de 2012

Lecturas y Homilia del Domingo 20º del Tiempo Ordinario+19 de Agosto del 2012

Primera lectura
Lectura del libro de los Proverbios (9,1-6):

La Sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas, ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado a sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: «Los inexpertos que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: "Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia."»

Palabra de Dios
 
Salmo
Sal 33,2-3.10-11.12-13.14-15

R/.
Gustad y ved qué bueno es el Señor

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.

Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor.
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad? R/.

Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella. R/.
 
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5,15-20):

Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu. Recitad, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Palabra de Dios
 
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,51-58):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron;,el que come este pan vivirá para siempre.»

Palabra del Señor
 
Homilia

 
¿En quién está fundada nuestra fe?


Esta es una pregunta que nos tenemos que hacer con cierta frecuencia para no perder el verdadero camino de Jesús. Nosotros los que amamos a Cristo no fundamentamos lo que hacemos y creemos en una moralidad, ni en una doctrina ni, mucho menos, en una ideología. El fundamento de nuestra fe es el propio Señor.


Los líderes humanos sucumben con el paso de los años. Hay personas que tuvieron un protagonismo importantísimo en la historia de la humanidad y hoy son auténticos desconocidos para nuestra realidad cotidiana. A los líderes humanos se les seguían mientras vivieron, pero una vez fallecidos quedó sólo su doctrina, su ideología. Jesús no entra dentro de ese esquema. Podemos decir y asegurar que Jesús nunca se ha ido, siempre ha estado y estará entre nosotros. Los cristianos aún seguimos a Jesús por el camino de la vida.


El Evangelio de hoy nos recuerda nuevamente la presencia de Jesús en la Eucaristía. La Eucaristía es la continuación de la encarnación de Cristo a través del tiempo. Cuando san Juan habla de carne con respecto a Jesús, lo hace para designar ambos aspectos: Encarnación y Eucaristía.
Creo que la mayoría de los creyentes y muchos de los no creyentes, no saben bien que los cristianos creemos en la presencia real de Jesús en el sacramento de nuestra fe. Si lo intuyeran se escandalizarían como los judíos de la época del Maestro. No es fácil aceptar algunas realidades de la fe. Para aceptar sin resquicios ni dudas estas verdades hace falta precisamente la fe. Para el que no tiene fe, la Eucaristía se vuelve un mero rito con mayor o menor belleza, pero sin hondura, sin aportar nada al ser humano que participa en ella. Para el verdadero creyente en cambio, la Eucaristía se convierte en un espacio privilegiado de encuentro con el Señor. Hablamos con Él. Él nos habla. Compartimos su mesa y su sacrificio... son muchas las claves espirituales que podemos descubrir y sentir en una Eucaristía realmente vivida.


¿Nos damos cuenta de la grandeza de este misterio? Todo un Dios se da a nosotros para ser alimento de nuestra vida espiritual. ¿Cómo vemos la Eucaristía los hombres y mujeres de hoy? Tal vez algunos -la mayoría- la descartan como innecesaria o no creíble. Otros la toman como un derecho adquirido, sin detenerse a pensar en su grandeza, en el gran misterio que encierra. Unos y otros cuantos sentimos que estamos en deuda con el Señor que se da a nosotros con su infinita generosidad para ser nuestro alimento.


La Eucaristía es, ciertamente, un alimento especial -especialísimo. Mientras los demás alimentos son asimilados por nuestro organismo y pasan a formar parte de nuestro cuerpo y de nuestra sangre, Cristo recibido en la Eucaristía, funciona a la inversa: nosotros nos asimilamos a El.Nos fusionamos a El!!


En efecto, la Eucaristía está destinada a nutrir nuestra vida espiritual. Y de tal manera, que Cristo nos dice que “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en Mí y Yo en él”. Y el misterio llega a tal punto que Jesús compara la unión nuestra con El en la Eucaristía con la unión suya con el Padre. “Como el Padre posee la vida y Yo vivo por El, así también el que me come vivirá por Mí”.¡Qué misterio!

Pero cuando la misa aburre hermanos es que la fe no ha llegado a su madurez. Puede ser que algunos rechacen incluso la realidad de la propia fe. Pueden que digan que la fe es un invento. Se están perdiendo dimensiones fundamentales en el seguimiento del Señor. Puede ser que en nuestras parroquias las catequesis no tengan ya esa referencia explícita y central a la Eucaristía. No sé si a los niños se les transmite en profundidad el amor por el Señor en la Eucaristía. Hemos tenido épocas donde se han contrapuesto las realidades de Jesús-Eucaristía frente al Jesús-prójimo. Algunos se olvidan con frecuencia que nuestra propia entrega a los más pobres y necesitados, tiene que tener su origen y modelo en la entrega salvadora y sin condiciones de Jesús. Vamos a la Eucaristía para aprender a entregarnos como el Señor.


Me gusta mucho la naturaleza; en ella se refleja la acción amorosa de Dios. Si admiro un bello paisaje en ese momento no estoy "haciendo nada" por los más pobres y débiles. Sin embargo, la fuerza que imprime en mi espíritu tal contemplación renueva mis energías para una entrega más completa a los más débiles y necesitados. Luego entonces amados hermanos(a) nuestro paisaje tiene que ser siempre el Señor. Si miramos otras vistas nuestra tarea no tendrá el resultado querido por Jesús.


Comer su carne y beber su sangre es creer en Cristo. Es necesario alimentarnos de Cristo. Nuestro organismo necesita de todo para poder vivir: vitaminas, proteínas, etc. etc. para ello ingerimos distintos tipos de alimentos. Todo lo que necesita nuestra vida espiritual lo tenemos en Jesús. ¡Cuántas personas acuden en busca de alimento espiritual a muchos mesas y a muchos platos o sea muchos templos e diferentes iglesias,pero de ninguna salen satisfechos!...No nos equivoquemos!! solo Cristo podra saciarnos!!, pues recuerden: " Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él".


Pero no se queda allí el misterio. Continúa Jesús diciendo: “El que come de este Pan vivirá para siempre”. Cristo es el Pan que alimenta nuestra vida espiritual mientras vivimos en la tierra. Pero, además, ese Pan que nos nutre ahora, nos devolverá el día de la resurrección la vida que perdemos con la muerte física. Pero será una nueva Vida; no una vida como la que ahora tenemos, sino una Vida en gloria y en eternidad.
 

¿No tendríamos que estar postrados en adoración continua ante tal generosidad … ante tal misterio? ¡Vivir en Cristo como El vive en el Padre! Tal es la unión que produce el comer este Pan Divino. Y luego vivir con El para siempre ... siempre ... siempre ... !!que privilegio!! ojala todos de corazon deseemos llegar juntos a gozar de esa Divina realidad..Asi sea!.

EL QUE TENGA OIDOS...QUE OIGA.

HERMANO JUAN PABLO CORC+OBISPO JUAN DAVID FALCON

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