Primera lectura
Lectura del Deuteronomio (18,15-20):
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea: "No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero morir." El Señor me respondió: "Tienen razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá”.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 94,1.2.6-7.8-9
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón»
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R/.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta de san Pablo a los Corintios (7,32-35):
Quiero que os ahorréis preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido. Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,21-28):
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor
HOMILIA
“En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo:‘El Señor Dios hará surgir en medio de ustedes, entre sus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharán” (Dt. 18, 15-20). Así lo prometió Dios a Moisés y así fue con toda la serie de profetas de los cuales leemos en el Antiguo Testamento, hasta que llegó “el Profeta”, que no es otro sino el mismo Dios hecho Hombre: Jesucristo.De allí que Jesús, al comenzar a predicar y a actuar, sorprendiera a la gente de su época (cf. Mc. 1, 21-28).
Profeta es quien dice al pueblo de Dios lo que Dios quiere que se le diga.Profeta es quien habla en nombre de Dios y bajo su inspiración.Profeta es quien habla con su boca la palabra de Dios.
Es lamentable que el vocablo “profeta” sea tomado para referirse a quien predice el futuro.Ciertamente el profeta puede hablar del futuro, si Dios así lo desea.Pero el mensaje profético incluye muchísimo más que eso. “La palabra del profeta edifica, exhorta y consuela” (1 Cor. 14, 3).
El profeta no se hace a sí mismo, sino que es Dios Quien lo escoge.Es Dios Quien tiene la iniciativa y domina a la persona del profeta.Y suele Dios llamar al profeta de una manera irresistible y hasta seductora. (Am. 3, 8) y (Jer. 20, 7 y 9).Eso lo supo también Jonás, a quien vimos en las lecturas de la semana pasada en medio de una tormenta, luego en el vientre de una ballena, hasta que predicó lo que Dios le indicó.
¿A quiénes escoge Dios como profetas?Por supuesto, a quienes El quiere.Pero incluye a toda clase de personas:hombres y mujeres, ricos y pobres, adultos y adolescentes, y aún desde el seno materno.
Muchos profetas se resisten, porque su misión suele ser ingrata e incomprendida.Pero Dios no se arrepiente e insiste.Lo vimos con Jónás.Cuando Moisés se resiste, sus excusas de nada le valen (Ex. 3, 11-12).Tampoco las de Jeremías (Jer. 1, 6-7).
¿Han habido profetas después de Cristo?¿Existen profetas en nuestros días?“El profetismo no se extingue con la edad apostólica (con los Apóstoles).Sería difícil comprender la misión de muchos santos en la Iglesia sin observar en ellos el carisma profético.‘Las profecías desaparecerán un día’,explica San Pablo (1 Cor. 13, 8).Pero esto será al fin de los tiempos. La venida de Cristo , muy lejos de eliminar el carisma de profecía, provocó su extensión.
El Papa Juan Pablo II nos dejó dicho lo siguiente respecto del profetismo en nuestros días:“El Espíritu Santo derrama una gran riqueza de gracias ... Son los carismas.También los laicos son beneficiarios de estos carismas ... como lo atestigua la historia de la Iglesia”.“Conviene precisar con palabras del Concilio la naturaleza del profetismo de los laicos ... no sólo de un profetismo de orden natural ... Más bien es cuestión de un profetismo de orden sobrenatural, tal como se nos presenta en el oráculo de Joel (3,2), ‘En los últimos días ... profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas’ ... para hacer vibrar en los corazones las verdades reveladas”.
Es decir, la función principal de los profetas posteriores a Cristo es recordar las verdades reveladas y la doctrina y enseñanzas de la Iglesia de Cristo.
Todos podemos y debemos ser profetas de estos tiempos!!debemos proclamar la buena nueva a todos nuestros hermanos, debemos de dar testimonio de que Cristo vive y sigue hablandonos, orientandonos, guiando nuestros pasos, hermano este el el tiempo de trabajar para nuestro amado Dios y ser testigos vivos de su resurreccion y amor, Asi sea.
Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon
CRISTO VIVE!!
¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).
viernes, 27 de enero de 2012
sábado, 21 de enero de 2012
Lecturas y Homilia del Domingo 3º del Tiempo Ordinario - 22 de Enero del 2012
Primera lectura
Lectura de la profecía de Jonás (3,1-5.10):
En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.»
Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla.
Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»
Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.
Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
Palabra de Dios
En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.»
Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla.
Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»
Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.
Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 24,4-5ab.6-7bc.8-9
R/. Señor, enséñame tus caminos
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
R/. Señor, enséñame tus caminos
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (7,29-31):
Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.
Palabra de Dios
Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,14-20):
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Palabra del Señor
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Palabra del Señor
HOMILIA
Jesús comienza de una manera muy particular a establecer el reino de Dios entre las personas mediante la predicación. Nuevamente, la palabra es el comienzo de lo que Dios quiere. La palabra de Jesús va a acompañada de su poder de Hijo de Dios.
¿Qué empieza predicando Jesús?
Dos elementos fundamentales que tienen que estar presentes siempre en la vida de todo cristiano:
-"Ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está cerca." (v.15)
-"Conviértanse a Dios, y acepten con fe sus buenas noticias." (V.15)
La vida del cristiano bien se puede resumir en estas dos frases. Si cada cristiano viviese practicando estos dos anuncios nuestro mundo sería sensiblemente diferente y mejor.
La realidad de este anuncio es muy desigual. Tanto en aquel tiempo como en la actualidad, muchas personas no lo aceptaron, ni lo aceptan, ni creyeron, ni creen en él; de esta manera para muchos seres humanos el reino de Dios no ha llegado, por lo mismo no ha llegado a su corazon, la aceptación de la fe y menos la aceptacion del Evangelio.
Hay muchas vidas vacías porque no se han arriesgado a la maravillosa aventura de lanzarse al mar de la confianza en Dios y en su Palabra.
Una persona siempre está a tiempo de revisar su camino, de rehacer sus sendas, de tomar nuevos atajos. Sólo hay que tener la seguridad de que tenemos que cambiar de ruta.Y tomar la correcta...
Siempre me ha llamado la atención ese tipo de persona que ante los problemas y dificultades de la vida, lo que desean es morirse, cuando en realidad las cosas se solucionan con vida, con más y auténtica vida. Creer en la fuerza de la vida es aceptar a Dios.
+¿Cómo es de verdad tu vida: llena, plena, razonablemente feliz…?
+¿Está tu vida vacía? ¿Por qué? La gran llamada de este anuncio y de este emplazamiento de Jesús es la llamada a la felicidad, a la salvación. Nadie puede elegir la felicidad del otro, nadie puede obligar a que otro se salve. El Evangelio siempre es invitación, nunca imposición.
Situémonos en el tiempo de Jesús.
Los judíos esperaban un Mesías guerrero, líder, y tenían ideas bastante precisas sobre su venida. Cuando oyen a Jesús, en realidad lo que están esperando de el es la preparación para la guerra de liberación y la victoria. Pero el mensaje de Jesús es distinto, no llena sus expectativas ni sus esperanzas (tal y como sucede hoy con muchas personas que quieren sólo ver en Dios una "utilidad").
El Mesías era muy esperado, pero no así, no con esas características. Nuevamente Dios rompe las espectativas de los seres humanos. Es ahora, con este mensaje, cuando Jesús nos revelará el verdadero rostro de Dios.
Conversión es una palabra muy frecuente en nuestra fe, pero ¿Qué es convertirse?
Convertirse es cambiar de mentalidad. Fe y conversión son dos caras de la misma moneda. No puede existir conversión sin fe ni fe sin auténtica conversión.
Nada más comenzar la predicación viene el llamamiento de sus discípulos. Para los cristianos este gesto de Jesús debe ser todo un ejemplo. El anuncio del reino de Dios no se refiere a un reino abstracto ni unas indicaciones imposibles de ser cumplidas por los seres humanos. Llamar a sus discípulos es hacer partícipes a los demás de la llegada del reino de Dios.
Jesús no busca creyentes, ni alumnos, ni soldados para su reino; no se conforma que seamos sólo oyentes, Cristo busca seguidores.
El Señor no necesita que los hombres le ayuden, pero optó por llamar a seres humanos para continuar su tarea.
Cada seguidor del Señor tiene una misión: atraer a otros al Evangelio.
Seguir a Jesús es "dejarlo todo" o sea, soltarnos de lo que es mundano y dejar cualquier cosa que nos impida cumplir nuestros deberes para con Dios y con los que nos rodean...tu ya lo has hecho?
OREMOS!
Te damos Gracias y te alabamos, Dios nuestro,
porque Tú deseas entrar en nuestras vidas
para transformarnos y mejorar nuestro corazón.
Hoy, Tú nos recuerdas que ha llegado ya el tiempo
de convertirnos a Ti y creer en tu Evangelio.
Tú nos invitas hoy a quedarnos junto a Ti
y a dejar todas las cosas que nos enredan
e intentan alejarnos de tu Amor y Misericordia.
Ayúdanos Tú a abandonar “nuestras redes”,
que son muy diferentes de la tuyas,
para poder caminar contigo y buscar juntos
a las personas que más necesitan de Ti.
Te damos Gracias, Dios Padre nuestro,
porque tu Reino está cerca, y porque Tú
estás siempre junto a cada uno de nosotros.
Gracias, Dios nuestro, porque Tú Reinas
en nuestro mundo y en nuestros corazones,
aunque a veces no sepamos verte o reconocerte.
¡Gracias, Padre Bueno y Misericordioso,
por invitarnos a trabajar en tu Reino de Vida,
en medio de nuestro mundo y por la oportunidad quer nos das
de predicar y dar, en tu nombre, a todos nuestros hermanos
la Buena Noticia de tu Evangelio y Salvación!
Amén
El que tenga oidos...que oiga.
Hermano Juan Pablo CORC+Obispo Juan David Falcon
CRISTO VIVE!!!
sábado, 14 de enero de 2012
Lecturasy Homilia del Domingo 2º del Tiempo Ordinario - 15 de Enero del 2012
Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel (3,3b-10. 19):
En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy.»
Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Respondió Elí: «No te he llamado; vuelve a acostarte.»
Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel.
Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Respondió Elí: «No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.»
Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.
Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel: «Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha."»
Samuel fue y se acostó en su sitio.
El Señor se presentó y le llamó como antes: «¡Samuel, Samuel!»
Él respondió: «Habla, que tu siervo te escucha.»
Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 39,2.4ab.7.8-9.10
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R/.
Entonces yo digo: «Aquí estoy
–como está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R/.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (6,13c-15a.17-20):
El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor, para el cuerpo. Dios, con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor es un espíritu con él. Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica peca en su propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,35-42):
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo: «Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).»
Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»
Palabra del Señor
Homilía
Juan reconoce a Jesús como el que tenía que venir.
El Bautista había venido para poner al pueblo en contacto no consigo mismo sino con Cristo. Empezó a ocupar el segundo puesto.Una y otra vez tenemos que profundizar en la figura de Juan para ver la capacidad de desprendimiento interior ante el Señor. Muy buenas enseñanzas podemos sacar de este personaje en nuestro mundo en el que se fomenta la competición en lugar de la colaboración, el ganar y ocupar los primeros puestos cueste lo que cueste, por encima del servicio desinteresado…
En ocasiones, vemos cómo este afán de sobresalir se da incluso dentro de las actividades cristianas: el que lleva toda la vida trabajando en la parroquia y quiere que todo pase por sus manos… El que ha pasado toda la vida dando catequesis y mira a los nuevos catequistas como invasores… El sacerdote que envidia los logros pastorales alcanzados por sus compañeros… El religioso o religiosa que no termina de aceptar a algún o algunos/as hermanas de comunidad…
Son aspectos del tema que Juan Bautista supo hacer hasta la perfección: saber ponerse en el segundo lugar para que Dios ocupe el primer puesto en nuestra vida y en la de los demás. Muchos fracasos pastorales se dan por este afán de protagonismo que no conducen hacia Dios sino al corazón estrecho del falso pastor.
Hay que estar con los ojos y el corazón bien abiertos para saber que seguir al Señor no es algo fácil, nunca lo ha sido. Sólo son auténticos seguidores de Jesús aquello que le anteponen a sus propias batallas interiores, a sus propios intereses y egoísmos. Lo demás son buenas intenciones…o malas intenciones.
Algunas personas buscan en la fe cosas que la fe no puede ofrecer. Hay personas que se acercan buscando seguridad personal, cuando la fe nos da una seguridad interior arriesgada y siempre llena de tentaciones. Otros buscan hacer carrera: estar bien mirados, reconocidos y admirados… Los hay que quieren encontrar en la fe alguna clase de paz, pero no se atreven a combatir consigo mismos. La peores batallas que puede librar una persona son las guerras que tiene que combatir contra sí mismo.
Los discípulos de Juan llaman a Jesús "rabí", que quiere decir literalmente en hebreo "Mi grande". Es el título de respeto que daban los estudiantes y los buscadores del conocimiento a sus maestros y a los sabios. Nuestro mundo está lleno de grandes personas que quieren dignificar con su vida y su obra al ser humano, pero no olvidemos nunca que uno solo es nuestro auténtico Maestro...JESUSCRISTO!!
La persona que quiera ser discípulo de Jesús no se dará por satisfecha con una palabra de pasada, sino que querrá tener un encuentro personal con Él.
La vida cristiana auténtica es la única realidad en la existencia que comienza llegando ya a la meta: a Jesús. Es cristiano quien ha descubierto en el interior de su ser,la morada de Jesús y, ya desde ese momento, toda su vida será un profundizar en Él. Y el Señor es tan inagotable que necesitamos la eternidad para seguirnos zambullendo en Él.
Hay personas que oyen hablar sobre Jesús, hablar de Jesús y hablan con Jesús, pero quizá no han experimentado en la profundidad de su corazón la fuerza de ese encuentro, de ahí que sean corazones débiles y vacilantes… El único encuentro que puede transformar la vida de un ser humano es el encuentro verdadero con Jesús, de ahí que los discípulos de Juan se quedasen con Él nada más al encontrarlo.
El Evangelio nos hace referencia a la mirada de Jesús; una mirada que va al fondo de la vida, al corazón. Jesús no ve solamente lo que la persona es en el momento, sino también lo que puede llegar a ser. Ve en cada ser humano no sólo lo que hay en la actualidad, sino todo lo que puede llegar a ser si acepta encontrarse con Él y seguirle.
Estas listo para vivir esta experiencia...este encuentro? que esperas!! Dale un si definitivo al Maestro de Maestros...JESUS!!
El que tenga oidos...que oiga.
Hermano Juan Pablo CORC_Obispo Juan David Falcon
CRISTO VIVE!
Lectura del primer libro de Samuel (3,3b-10. 19):
En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy.»
Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Respondió Elí: «No te he llamado; vuelve a acostarte.»
Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel.
Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Respondió Elí: «No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.»
Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.
Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel: «Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha."»
Samuel fue y se acostó en su sitio.
El Señor se presentó y le llamó como antes: «¡Samuel, Samuel!»
Él respondió: «Habla, que tu siervo te escucha.»
Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 39,2.4ab.7.8-9.10
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R/.
Entonces yo digo: «Aquí estoy
–como está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R/.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (6,13c-15a.17-20):
El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor, para el cuerpo. Dios, con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor es un espíritu con él. Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica peca en su propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,35-42):
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo: «Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).»
Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»
Palabra del Señor
Homilía
Juan reconoce a Jesús como el que tenía que venir.
El Bautista había venido para poner al pueblo en contacto no consigo mismo sino con Cristo. Empezó a ocupar el segundo puesto.Una y otra vez tenemos que profundizar en la figura de Juan para ver la capacidad de desprendimiento interior ante el Señor. Muy buenas enseñanzas podemos sacar de este personaje en nuestro mundo en el que se fomenta la competición en lugar de la colaboración, el ganar y ocupar los primeros puestos cueste lo que cueste, por encima del servicio desinteresado…
En ocasiones, vemos cómo este afán de sobresalir se da incluso dentro de las actividades cristianas: el que lleva toda la vida trabajando en la parroquia y quiere que todo pase por sus manos… El que ha pasado toda la vida dando catequesis y mira a los nuevos catequistas como invasores… El sacerdote que envidia los logros pastorales alcanzados por sus compañeros… El religioso o religiosa que no termina de aceptar a algún o algunos/as hermanas de comunidad…
Son aspectos del tema que Juan Bautista supo hacer hasta la perfección: saber ponerse en el segundo lugar para que Dios ocupe el primer puesto en nuestra vida y en la de los demás. Muchos fracasos pastorales se dan por este afán de protagonismo que no conducen hacia Dios sino al corazón estrecho del falso pastor.
Hay que estar con los ojos y el corazón bien abiertos para saber que seguir al Señor no es algo fácil, nunca lo ha sido. Sólo son auténticos seguidores de Jesús aquello que le anteponen a sus propias batallas interiores, a sus propios intereses y egoísmos. Lo demás son buenas intenciones…o malas intenciones.
Algunas personas buscan en la fe cosas que la fe no puede ofrecer. Hay personas que se acercan buscando seguridad personal, cuando la fe nos da una seguridad interior arriesgada y siempre llena de tentaciones. Otros buscan hacer carrera: estar bien mirados, reconocidos y admirados… Los hay que quieren encontrar en la fe alguna clase de paz, pero no se atreven a combatir consigo mismos. La peores batallas que puede librar una persona son las guerras que tiene que combatir contra sí mismo.
Los discípulos de Juan llaman a Jesús "rabí", que quiere decir literalmente en hebreo "Mi grande". Es el título de respeto que daban los estudiantes y los buscadores del conocimiento a sus maestros y a los sabios. Nuestro mundo está lleno de grandes personas que quieren dignificar con su vida y su obra al ser humano, pero no olvidemos nunca que uno solo es nuestro auténtico Maestro...JESUSCRISTO!!
La persona que quiera ser discípulo de Jesús no se dará por satisfecha con una palabra de pasada, sino que querrá tener un encuentro personal con Él.
La vida cristiana auténtica es la única realidad en la existencia que comienza llegando ya a la meta: a Jesús. Es cristiano quien ha descubierto en el interior de su ser,la morada de Jesús y, ya desde ese momento, toda su vida será un profundizar en Él. Y el Señor es tan inagotable que necesitamos la eternidad para seguirnos zambullendo en Él.
Hay personas que oyen hablar sobre Jesús, hablar de Jesús y hablan con Jesús, pero quizá no han experimentado en la profundidad de su corazón la fuerza de ese encuentro, de ahí que sean corazones débiles y vacilantes… El único encuentro que puede transformar la vida de un ser humano es el encuentro verdadero con Jesús, de ahí que los discípulos de Juan se quedasen con Él nada más al encontrarlo.
El Evangelio nos hace referencia a la mirada de Jesús; una mirada que va al fondo de la vida, al corazón. Jesús no ve solamente lo que la persona es en el momento, sino también lo que puede llegar a ser. Ve en cada ser humano no sólo lo que hay en la actualidad, sino todo lo que puede llegar a ser si acepta encontrarse con Él y seguirle.
Estas listo para vivir esta experiencia...este encuentro? que esperas!! Dale un si definitivo al Maestro de Maestros...JESUS!!
El que tenga oidos...que oiga.
Hermano Juan Pablo CORC_Obispo Juan David Falcon
CRISTO VIVE!
viernes, 6 de enero de 2012
Lecturas y Homilia del Bautismo del Señor - Domingo 08 de Enero del 2012
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (42,1-4.6-7):
Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 28,1a.2.3ac-4.3b.9b-10
R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R/.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R/.
El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R/.
Segunda lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34-38):
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,7-11):
En aquel tiempo, proclamaba Juan: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma.
Se oyó una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.»
Palabra del Señor
HOMILIA
El propio ritmo del año litúrgico nos trae esta fiesta como continuación de la Navidad y de la Epifanía(Los Tres Reyes Magos representan la manifestación de Jesucristo, Dios y Señor de todos los hombres, a todas las razas. Por eso la fiesta que recuerda la visita de los Reyes al Dios-Hombre, al Rey de Reyes, se denomina “Epifanía”, que significa “manifestación”.);y hace caer la festividad desde una mentalidad netamente cristiana: el niño hace poco que ha nacido... ahora vemos su bautizo... La mentalidad de la gente alejada asocia este bautismo de Jesús con el de los niños actuales, pero en realidad su simbolismo es totalmente otro.
¿Por qué se bautizó Jesús? ¿Acaso tenía pecados? ¿Acaso necesitaba convertirse?
Los primeros cristianos tuvieron sus grandes debates sobre este tema. Hubo explicaciones para todos los gustos, pero el bautismo en el Señor tiene unas referencias que bien nos pueden servir para darnos cuenta de la hondura de este gesto. Jesús no tenía necesidad de purificación pero tenía que cumplir la voluntad del Padre.
Después de los días de adviento aparece de nuevo Juan el Bautista. Ahora tiene ante sí mismo a quien había anunciado. La gente estaba expectante y se preguntaba si Juan era el Mesías. Él lo desmiente exaltando al Señor por encima de su persona y de su actividad. En la vida diaria del cristiano la labor que hacemos es como la de Juan el Bautista. Tenemos que estar anunciando a los alejados y a los convertidos la grandeza del Dios que le espera. Ha venido, pero muchos no le han aceptado en su vida. Juan es hoy el que proclama, el que realiza gestos, el que mira y muestra el futuro que Dios nos trae.
El Evangelio de hoy tiene un aroma conmovedor. Juan puede ver a quien anunció. Algo parecido nos ocurrirá en el momento de nuestro encuentro con la eternidad. En aquel último momento veremos a Dios tal cual es, y, nosotros seremos ante Él tal y como realmente somos. En el fondo lo que vivió Juan el Bautista fue un ratito de cielo. Él se despojó de sí y aceptó la grandeza de Dios de una manera plena.
El bautismo de Jesús le sitúa entre los pecadores. Dios no sólo se hizo carne sino que tomó sobre sí el peso de la carne. El Señor no tuvo ningún pecado, pero estuvo muy en contacto con aquellos a los que el pecado había poseído. Pasar por el bautismo era experimentar el arrepentimiento, sentir lo que una persona conmovida podía percibir en su espíritu cuando se acercaba al agua. Muchas veces no nos damos cuenta que en la vida humana sólo hay un dolor, un sufrimiento solidario que atraviesa cada alma y cada historia personal. En la vida sólo hay una felicidad que ilumina el ser de cada persona. Jesús se metió de tal manera en la realidad del ser humano doliente que pasó, sin merecerlo , por las cavernas del dolor para que el dolor no hundiese al ser humano, por eso los cristianos vemos también en el dolor y en el sufrimiento de cada persona la mano redentora de nuestro salvador.
Juan dice a la gente que él sólo puede bautizarlos con agua e invitarles al arrepentimiento, pero él personalmente no puede concederles el perdón; su bautismo es externo y físico, mientras que el de Cristo sería interior y espiritual. Juan hace que la gente vuelva los ojos a Jesús sin despistarles con otras cosas que siendo importantes pueden ocultar la presencia de su creador.
Todos hemos asistido a numerosos bautizos, nos hemos incluso cuestionado muchas cosas sobre este primer sacramento. Hemos juzgado interiormente a los padres, a los padrinos, al sacerdote celebrante. Nos hemos preguntado sobre la conveniencia de los mismos: ¿para qué bautizar a los hijos de los alejados? ¿para qué bautizar a alguien que no ha tomado la decisión de seguir a Cristo? Son tantas las preguntas y las cuestiones que nos surgen que muchas veces olvidamos que el bautismo de Jesús otorga la presencia de Espíritu Santo. Vemos a la hora de bautizar cómo son los padres y los padrinos, vemos su lejanía de nuestras celebraciones e incluso una cierta indiferencia entre los invitados... pero ¿somos capaces de saborear la presencia del Espíritu que actúa y actuará en la vida de ese niño? Vemos con demasiada frecuencia las incoherencias de los demás y en cambio no saboreamos la presencia de Dios en aquello que no entendemos. Demos la oportunidad a nuestro corazón para que aquello que hacemos en el bautismo sea una continuidad de lo que Jesús hace cada día por nosotros.
En nuestras parroquia hay personas sencillas que vienen para "echarle el agua al niño..." Necesitan el agua como señal de limpieza, de vida, de inclusión en la vida del Señor, pero se olvidan que junto al agua va el Espíritu de Dios que da vida, que alienta nuestro caminar. Siempre espero que algún día me llegue alguien pidiendo recibir el Espíritu que Juan nos promete en el bautismo de Jesús. Vemos lo exterior pero no nos percatamos de lo interior. ¡Tremenda pena da un cristiano que no sepa leer entre líneas los acontecimientos de la vida! Mientras tanto, espero sin juzgar a los demás, sino viéndome a mí mismo y comprobando que a pesar de mi recorrido y perseverancia no siempre vivo de acuerdo al agua y al Espíritu que un día recibí.Pero en el Espiritu de Dios encuentro mi fuerza para seguir luchando...
Cuando Jesús estaba orando dice la Palabra que se abrió el cielo y bajó el Espíritu Santo y se oyó la voz del Padre. Este párrafo me hace una invitación a mantener mi vida en constante oración para que el Espíritu tenga cabida tambien en mí.
Los cristianos somos privilegiados y muchas veces no nos damos cuenta que la presencia del Espíritu nos hace ser seres nuevos, capaces de entender y ayudar a otras personas que un día recibieron o no el agua pero que no han terminado de aceptar a Dios en sus vidas. Me quedo orando, meditando, reflexionando. Intentaré no quedarme juzgando... Dejaré espacio en mi interior para que el Espíritu haga en mí su vivienda permanente...Que en este comienzo de año podamos vivir plenamente nuestro compromiso bautismal y ser testimonio de vida y amor para todos nuestros hermanos, asi sea!
Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon
CRISTO VIVE!!!
Lectura del libro de Isaías (42,1-4.6-7):
Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 28,1a.2.3ac-4.3b.9b-10
R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R/.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R/.
El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R/.
Segunda lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34-38):
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,7-11):
En aquel tiempo, proclamaba Juan: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma.
Se oyó una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.»
Palabra del Señor
HOMILIA
El propio ritmo del año litúrgico nos trae esta fiesta como continuación de la Navidad y de la Epifanía(Los Tres Reyes Magos representan la manifestación de Jesucristo, Dios y Señor de todos los hombres, a todas las razas. Por eso la fiesta que recuerda la visita de los Reyes al Dios-Hombre, al Rey de Reyes, se denomina “Epifanía”, que significa “manifestación”.);y hace caer la festividad desde una mentalidad netamente cristiana: el niño hace poco que ha nacido... ahora vemos su bautizo... La mentalidad de la gente alejada asocia este bautismo de Jesús con el de los niños actuales, pero en realidad su simbolismo es totalmente otro.
¿Por qué se bautizó Jesús? ¿Acaso tenía pecados? ¿Acaso necesitaba convertirse?
Los primeros cristianos tuvieron sus grandes debates sobre este tema. Hubo explicaciones para todos los gustos, pero el bautismo en el Señor tiene unas referencias que bien nos pueden servir para darnos cuenta de la hondura de este gesto. Jesús no tenía necesidad de purificación pero tenía que cumplir la voluntad del Padre.
Después de los días de adviento aparece de nuevo Juan el Bautista. Ahora tiene ante sí mismo a quien había anunciado. La gente estaba expectante y se preguntaba si Juan era el Mesías. Él lo desmiente exaltando al Señor por encima de su persona y de su actividad. En la vida diaria del cristiano la labor que hacemos es como la de Juan el Bautista. Tenemos que estar anunciando a los alejados y a los convertidos la grandeza del Dios que le espera. Ha venido, pero muchos no le han aceptado en su vida. Juan es hoy el que proclama, el que realiza gestos, el que mira y muestra el futuro que Dios nos trae.
El Evangelio de hoy tiene un aroma conmovedor. Juan puede ver a quien anunció. Algo parecido nos ocurrirá en el momento de nuestro encuentro con la eternidad. En aquel último momento veremos a Dios tal cual es, y, nosotros seremos ante Él tal y como realmente somos. En el fondo lo que vivió Juan el Bautista fue un ratito de cielo. Él se despojó de sí y aceptó la grandeza de Dios de una manera plena.
El bautismo de Jesús le sitúa entre los pecadores. Dios no sólo se hizo carne sino que tomó sobre sí el peso de la carne. El Señor no tuvo ningún pecado, pero estuvo muy en contacto con aquellos a los que el pecado había poseído. Pasar por el bautismo era experimentar el arrepentimiento, sentir lo que una persona conmovida podía percibir en su espíritu cuando se acercaba al agua. Muchas veces no nos damos cuenta que en la vida humana sólo hay un dolor, un sufrimiento solidario que atraviesa cada alma y cada historia personal. En la vida sólo hay una felicidad que ilumina el ser de cada persona. Jesús se metió de tal manera en la realidad del ser humano doliente que pasó, sin merecerlo , por las cavernas del dolor para que el dolor no hundiese al ser humano, por eso los cristianos vemos también en el dolor y en el sufrimiento de cada persona la mano redentora de nuestro salvador.
Juan dice a la gente que él sólo puede bautizarlos con agua e invitarles al arrepentimiento, pero él personalmente no puede concederles el perdón; su bautismo es externo y físico, mientras que el de Cristo sería interior y espiritual. Juan hace que la gente vuelva los ojos a Jesús sin despistarles con otras cosas que siendo importantes pueden ocultar la presencia de su creador.
Todos hemos asistido a numerosos bautizos, nos hemos incluso cuestionado muchas cosas sobre este primer sacramento. Hemos juzgado interiormente a los padres, a los padrinos, al sacerdote celebrante. Nos hemos preguntado sobre la conveniencia de los mismos: ¿para qué bautizar a los hijos de los alejados? ¿para qué bautizar a alguien que no ha tomado la decisión de seguir a Cristo? Son tantas las preguntas y las cuestiones que nos surgen que muchas veces olvidamos que el bautismo de Jesús otorga la presencia de Espíritu Santo. Vemos a la hora de bautizar cómo son los padres y los padrinos, vemos su lejanía de nuestras celebraciones e incluso una cierta indiferencia entre los invitados... pero ¿somos capaces de saborear la presencia del Espíritu que actúa y actuará en la vida de ese niño? Vemos con demasiada frecuencia las incoherencias de los demás y en cambio no saboreamos la presencia de Dios en aquello que no entendemos. Demos la oportunidad a nuestro corazón para que aquello que hacemos en el bautismo sea una continuidad de lo que Jesús hace cada día por nosotros.
En nuestras parroquia hay personas sencillas que vienen para "echarle el agua al niño..." Necesitan el agua como señal de limpieza, de vida, de inclusión en la vida del Señor, pero se olvidan que junto al agua va el Espíritu de Dios que da vida, que alienta nuestro caminar. Siempre espero que algún día me llegue alguien pidiendo recibir el Espíritu que Juan nos promete en el bautismo de Jesús. Vemos lo exterior pero no nos percatamos de lo interior. ¡Tremenda pena da un cristiano que no sepa leer entre líneas los acontecimientos de la vida! Mientras tanto, espero sin juzgar a los demás, sino viéndome a mí mismo y comprobando que a pesar de mi recorrido y perseverancia no siempre vivo de acuerdo al agua y al Espíritu que un día recibí.Pero en el Espiritu de Dios encuentro mi fuerza para seguir luchando...
Cuando Jesús estaba orando dice la Palabra que se abrió el cielo y bajó el Espíritu Santo y se oyó la voz del Padre. Este párrafo me hace una invitación a mantener mi vida en constante oración para que el Espíritu tenga cabida tambien en mí.
Los cristianos somos privilegiados y muchas veces no nos damos cuenta que la presencia del Espíritu nos hace ser seres nuevos, capaces de entender y ayudar a otras personas que un día recibieron o no el agua pero que no han terminado de aceptar a Dios en sus vidas. Me quedo orando, meditando, reflexionando. Intentaré no quedarme juzgando... Dejaré espacio en mi interior para que el Espíritu haga en mí su vivienda permanente...Que en este comienzo de año podamos vivir plenamente nuestro compromiso bautismal y ser testimonio de vida y amor para todos nuestros hermanos, asi sea!
Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon
CRISTO VIVE!!!
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