Evangelio
Dijo Jesús a sus discípulos: Tengo mucho más que deciros, pero en este momento sería demasiado para vosotros. Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oye y os hará saber las cosas que van a suceder. Él me honrará, porque recibirá de lo que es mío y os lo dará a conocer. Todo lo que tiene el Padre, también es mío; por eso os he dicho que el Espíritu recibirá de lo que es mío y os lo dará a conocer.
Homilía
Todas nuestras celebraciones
religiosas comienzan en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu
Santo. Comenzamos siempre reuniéndonos en el nombre de Dios.
El mundo de hoy no acepta con
mucho agrado los misterios. Piensan nuestros contemporáneos que todo se debe
explicar y todo debe tener su formulación precisa, por eso es incómodo hablar
del Misterio de la Santísima Trinidad a los no creyentes de hoy. Pero es
urgente rescatar la presencia de Dios Uno y Trino en la vida de cada ser
humano.
¿Por qué los cristianos
aceptamos el Misterio?
Nosotros sabemos que las
realidades en las que nos movemos son bastantes superiores a nuestras propias
capacidades. ¿Acaso para los seres humanos de hoy no es superior a ellos la
Justicia, la Libertad, el Bien, la Tolerancia...el Amor? y sin embargo creen en
su presencia y de su necesidad en el mundo. Algo parecido nos sucede con Dios.
¿Cómo hablar de la Trinidad al no creyente y al creyente?
Hoy como ayer los seres humanos somos iguales que
aquellos apóstoles a los cuales toda explicación sería demasiado (v.12).
Tenemos que convivir con el Misterio y dejar que sea Dios quien nos lo vaya
explicando. El error de muchos no creyentes es pensar que son ellos los que
tienen que aceptar a Dios y el Misterio de su intimidad. Si es razonable para
mi, si me convencen los argumentos solo asi acepto a Dios y su mundo... Nada
más lejos de la realidad. El creer en Dios y aceptarlo en nuestra vida es
siempre un regalo que Él nos hace. Me conoces porque te muestro Quién Soy.
Sólo puedes conocer de mí lo que te regalo, lo que te ofrezco, lo que te
propongo, y te quiero tanto que me he dado a conocer totalmente a ti.
Todavía los apóstoles no son
capaces de aprender otras cosas más profundas sobre la fe. Jesús se hace cargo
de nuestra debilidad, pero les promete que pronto les enviará ayuda suficiente.
El Espíritu
Santo nos guiará en la verdad. La verdad de la que nos habla no es
la verdad filosófica, ni del
sentido de las cosas. Nos está hablando de la verdad sobre lo que necesitamos
para seguirle, para mantenernos en Él y vivir en Él.
La Trinidad
es una verdad revelada por el mismo Dios que se nos ha dado a conocer. Es la
respuesta de Dios al "No es bueno que el hombre esté solo..." del
Génesis. La soledad
material es dura pero la espiritual lo es mucho más, no en vano encontramos en
nuestras sociedades de hoy personas realmente solas rodeadas de millones de
seres humanos…pero solas
Dios se nos muestra en la
plenitud en la Trinidad.
Para un cristiano hablar de Dios Trino es relativamente
fácil. Los creyentes para descubrir a Dios plenamente tenemos que hacernos tres
preguntas básicas:
- ¿Quién me creó?
Me pregunto sobre el origen no
sólo material de mi vida sino también de la realidad no material que se hace
presente desde el primer momento de mi existencia. Dios Padre me creó a su
imagen y semejanza.
- ¿Quién me redimió?
La creación de Dios se truncó
en un momento de la Humanidad. La creación se volvió contra el creador, trató
de prescindir de Él. La distancia que creó fue tal que se rompieron los caminos
para llegar a la armonía primera del
ser humano con su creador y consigo mismo. Separándose de su creador se alejó
de sí mismo. Fue Jesús quien arregló los caminos y nos enseñó que Él era el
único Camino para llegar al Padre.
- ¿Quién alienta mi fe y
continúa en mí la obra buena iniciada por el Padre y el Hijo?
Creación y redención necesitan
una actualización permanente. Yo tengo que dejarme crear y redimir cada día de
mi vida. Creación y redención tienen que ser en mí algo vital y continuo; pero
mi debilidad necesita ser constantemente ayudada. El Espíritu Santo viene en
ayuda de mi debilidad. Con sus dones potencia la creación y la redención que
hay en mí y lo hace cada día, en cada momento.
Soy frágil, lo sé. La buena
obra que Dios ha comenzado en mí la puedo romper por descuido, por maldad o por
indiferencia. Puedo ignorar el sacrificio amoroso que Jesús hizo por mí, pero
si acepto al Espíritu Santo en mi vida iré de nuevo recomponiendo la obra de
Dios que soy yo y que rompí con mis
pesadumbres y alejamientos de Él. Miraré la cruz y entenderé el porqué se vació
la tumba del Maestro. La Trinidad son tres momentos de un solo Dios.
La Trinidad
es la oportunidad más grande de cambiar que se le ofrece a un ser humano, quien
la acepte será recreado, salvado y alentado en el camino de fe. No nos
equivocamos en llamarla "Santa" porque aceptar a Dios plenamente nos
hace santos.
El que tenga oidos…que oiga.
Hermano Juan Pablo CORC-Obispo
Juan David Falcon.
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