¡NO TENGAIS MIEDO!!! YO ESTOY Y ESTARE PARA SIEMPRE CON VOSOTROS! (cf Jn 14, 16-17).

viernes, 25 de enero de 2013

Lecturas y Homilía del Domingo 3º del Tiempo Ordinario- 27 de Enero del 2013



Primera lectura

Lectura del libro de Nehemías (8,2-4a.5-6.8-10):

En aquellos días, el sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era mediados del mes séptimo. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley. Esdras, el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo –pues se hallaba en un puesto elevado– y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «Amén, amén.» Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: «Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.» Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley.
Y añadieron: «Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.»

Palabra de Dios

 

 Salmo

Sal 18,8.9.10.15

R/.
 Tus palabras, Señor, son espíritu y vida

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia
el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R/.

 

 Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,12-30):

Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo. Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso. Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo. 


El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito.» Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan. Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían. Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan. Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?
Palabra de Dios

 

 Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,1-4;4,14-21):

Excelentísimo Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.


En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza de] Espiritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura.


 Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mi, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él.
Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»

Palabra de Dios
 

 Homilía
  

El Evangelio de san Lucas comienza con un prólogo dirigido a un tal Teófilo. No sabemos quién es este personaje. Los historiadores afirman que se puede referir no a una persona concreta sino al simbolismo del nombre. "Teófilo" significa literalmente "amado de Dios"; es por tanto un Evangelio escrito para los amigos de Dios.
 
 
San Lucas intenta hacer un relato ordenado de la vida de Jesús. Dice que ha investigado, que ha recopilado información, que ha profundizado en la verdad de las cosas y de los acontecimientos. En nuestra vida diaria nos hemos acostumbrado a pasar por los temas de una manera bastante superficial. A la mayoría de las personas les cuesta profundizar en lo que vive. Lucas intenta meterse en profundidad en la vida de Jesús, en lo que hizo, en quien fue, en su repercusión para la vida de las personas.
 
Hay un dato que no se nos puede pasar de largo. Dice el versículo dos "que los que fueron testigos presenciales desde el principio, recibieron el encargo de anunciar el  mensaje." Intentar anunciar el mensaje de Jesús sin ser testigo es poco menos que imposible. Hay muchos predicadores cuyo mensaje no llega porque se están predicando a si mismo; su mensaje no busca la gloria de Dios ni la salvación de las personas, sólo busca el aplauso de los más fáciles e ignorantes. Pero nos surge una cuestión muy seria: ¿Cómo ser testigo presencial de los acontecimientos de Cristo? Pues viviendo en el Señor...pero con una conviccion y fe real.
 
 
Para el no creyente Jesús es una figura del pasado; fue una buena persona que introdujo en la humanidad un mensaje que dignifica nuestra pobre condición, pero
no más. Para el creyente su eje, su centro, es la resurrección. Con Jesús resucitado  su presencia no se queda en la historia sino que se actualiza cada día en el mundo, en mi mente, en mi corazón, en mi vida...
El no creyente tiene mucho de lo que dudar, vive en el mundo de lo opinable. El creyente vive en el espacio de las certezas.

¿Cómo vivieron todo esto los paisanos de Jesús?

 

Se dice que "nadie es profeta en su tierra" ¿Le ocurrió a Jesús lo mismo?

El Señor regresa a Galilea lleno del poder del Espíritu Santo; entre los suyos tenía buena fama e iba predicando por las distintas sinagogas de cada lugar.

Llega hasta Nazaret, el pueblo donde se había criado. Venía con la reputación ganada en otros lugares. El sábado se fue a la sinagoga y se puso a predicar. Con frecuencia vemos a Jesús predicando en otras sinagogas, pero nunca leyendo, excepto en esta de Nazaret, de la que por tantos años había sido miembro. Llega por tanto a su comunidad de toda la vida.

El texto que lee describe su persona. Tiene los siguientes rasgos:
 

El Espíritu de Dios está sobre Él. Nadie puede obrar las cosa de Dios si Dios no está en él. ¿Por qué en muchos casos nuestra vida no es plenamente coherente con el Evangelio? Porque hay aspectos de nuestro yo que todavía no están convertidos. Puede ser que nuestra mente anhele a Dios y nuestra voluntad quiera estar en Él, pero sucede que nuestros deseos carnales y nuestra psicología no estén todavía impregnadas del Espíritu Santo. Dura tarea tenemos en facilitar que nuestra alma, mente, corazón y vida sean de verdad de Dios. Muchas personas sinceras en su fe caen en determinados aspectos personales, porque son lugares interiores a los cuales no ha llegado todavía la conversión real y plena a Cristo. A los que se inician en la fe esto les desconcierta y atormenta. Dejar que el Espíritu vaya inundando nuestro ser es la tarea de nuestra vida.

 

Lleva la buena noticia a los pobres. Jesús y cada cristiano está llamado a predicar la buena noticia a los pobres, a los que son conscientes de su indigencia interior para encontrar por sí mismo el camino de la vida.

 

Liberta a los presos. Prisionero es aquel que vive esclavo o atrapado por algo o por alguien, o por algo y por alguien a la vez... Tenemos que estar alertas sobre nuestras esclavitudes. Puede ser la esclavitud del poder, del dinero, del sexo, del prestigio, del desaliento, de la falta de confianza en sí mismo, de la duda... Cada ser humano tiene una cárcel dentro de sí donde mete determinados aspectos de su vida. Jesús viene a abrir esas puertas. Viene a enfrentarnos contra nosotros mismos. Donde creemos que las cosas no tienen remedio, Él las soluciona.

 
 Da vista a los ciegos. El que yo no pueda ver determinadas cosas no significa que estas no existan. Hay realidades que están ahí pero no las puedo captar a simple vista. Ni las células ni los átomos los puedo detectar a simple vista; necesito algún instrumento válido que me descodifique la realidad. Algo parecido sucede con la fe. Tener fe es ver la vida y los acontecimientos con distintos ojos; con otra mirada de ver y de mirar a las personas y los sucesos de la vida.

 
 Pone en libertad a los oprimidos. Estar oprimido es encontrarse presionado por alguna cosa. ¡Cuántas personas son presionadas por su pasado, por su presente o por su futuro! Jesús viene para que esas personas se liberen de sí mismos para que desde esa libertad puedan vivir para Dios y para los demás.

 
 
Anuncia el año favorable del Señor. En el texto Jesús se está refiriendo al año jubilar que se celebraba cada cincuenta años. El júbilo que trae el Mesías es que Dios está dispuesto a reconciliarnos en Él; a hacer las paces con los seres humanos. Si el primer pecado rompió la comunicación fluida entre Dios y los seres humanos, con Jesús esa relación vuelve a quedar perfectamente reparada.
Jesús vino por tanto a traernos la buena nueva, la libertad, la vista, la reconciliación con Dios. Toda la vida del cristiano estará siempre marcada por estos elementos.


 
Escuchar, ver, ser libre, sentirnos reconciliados tanto con Dios como personalmente y con los demás, siempre tienen que estar presentes en la vida de todo creyente en Jesús. El mensaje es claro y bueno; ahora te toca a ti ser capaz de encontrarlo y de vivirlo.
 
El que tenga oídos…que oiga.
 
Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon

 

viernes, 18 de enero de 2013

Lecturas y Homilia del Domingo 2º del Tiempo Ordinario -20 de Enero del 2013



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (62,1-5):

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 95,1-2a.2b-3.7-8a.9-10a.c

R/.
Contad las maravillas del Señor a todas las naciones

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.

Proclamad día tras día su victoria,
contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R/.

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente.»R/.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,4-11):

Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas. El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (2,1-11):

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino.»
Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.»
Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga.»
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.

Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.»
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.»
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.

Palabra de Dios

Homilia

Jesús comienza sus milagros cuando empieza a predicar, no lo hace como signo de poder o de sometimiento a los demás sino como un servicio y muestra de la presencia de Dios. El primer milagro del Señor sucede, y no por casualidad, en una boda.

La Biblia varias veces y de distintas maneras, se pregunta qué amor humano es el más parecido al amor que Dios nos tiene. Si todo amor por sí mismo es señal de la presencia de Dios, el amor en una pareja es la referencia más clara de este amor divino que está en las personas.
¿Por qué la union de una mujer y un hombre en el amor se utiliza una y otra vez como una relación referida a Dios con su pueblo y a su pueblo con Dios? Veamos algunas de las características de lo que debe ser un auténtico matrimonio:
  • Entregarse en plenitud desde la intimidad y la exterioridad al otro.
  • Donarse al otro.
  • Fortalecer la fidelidad como en ningún otro tipo de relación humana.
Podemos citar muchos otros elementos de la auténtica vida conyugal, pero todo queda resumido si decimos que amarse no significa mirarse el uno al otro, sino mirar juntos en la misma dirección. Ese es el amor que Dios nos tiene; así es el amor de Dios en nosotros. Vivir con Dios es mirar hacia la dirección que Él mira.
La escena de la Palabra de hoy es como un breve manual de milagros donde se nos indica el papel que Dios hace y el del ser humano que recibe y se deja hacer.
María es la primera que se da cuenta de la falta de vino y es la primera que intercede ante Jesús. Hoy en dia tambien en el camino del cristiano Nuestra Santa Madre la Virgen Maria está siempre atenta a nuestras carencias y necesidades, fijándose en nuestras vidas para presentarlas ante el Señor. Sólo ella sabía cuál era el problema y quién lo podía resolver.

En nuestra vida hay muchas personas que son como María, que interceden ante Dios por nosotros y por nuestras necesidades. Seguro que en nuestro camino de fe hemos tenido y tenemos a personas que le hablan a Dios de nosotros y de nuestros problemas y dificultades. Tenemos que preocuparnos de las necesidades y problemas de los demás, de nuestros amigos y de los que no lo son tanto.
La respuesta de Jesús es un tanto desconcertante; es como si el Señor dijese "qué tengo que ver con esto. Esto no es de mi incumbencia..." y le da la razón de su respuesta: "Mi hora aún no ha llegado". María le invita a que haga algo, pero Jesús esperó al final para hacerlo, cuando ya se había acabado el vino. En nuestras vidas tambien asi pasa.... Muchas veces sólo al final de nuestro recorrido y dificultades es cuando vemos la mano de Dios.

Un aspecto importante es la respuesta que da María: "Hagan lo que Él les diga". Quienes esperan un favor o un milagro de Cristo han de estar dispuestos a cumplir sus órdenes. Muchos milagros no se realizan en la vida de las personas porque viven más que sordos a las indicaciones de Dios. El hacer lo que Él dice es mostrarnos el camino para llegar al buen resultado de nuestra vida.
La fidelidad de Dios es la garantía de que no nos dejará nunca solos. Quienes cumplieron fielmente sus indicaciones fueron los que colaboraron en el milagro.

Una de las primeras problemáticas sociales de nuestro tiempo son las surgidas de la vida matrimonial. Muchas veces los matrimonios se convierten como aquella boda en Caná de Galilea. Se comienza con el entusiasmo inicial pero con el paso del tiempo ese amor primero se consume o se acaba y llega incluso a faltar. Cuando esto ocurre, ya no hay nada que ofrecer ni a los hijos, ni a los amigos, ni a los familiares, ni siquiera a sí mismos... El matrimonio se convierte en una rutina que nos deja bien claro que somos infelices. ¿Qué hacer cuando se ha llegado a este vacío?

Siempre le digo a los novios que inviten a Jesús a su boda, o lo que es lo mismo: que Dios tenga en el matrimonio en puesto de honor en la mesa, en la mente, en el corazón. Una vida matrimonial con Dios es garantía plena de felicidad. Pero teniendo los pies en el suelo sabemos que muchas veces uno de los dos contrayentes no es cristiano, puede que incluso no sea ni creyente...o si lo es tampoco es practicante ni le interesa crecer en el aspecto espiritual,tiene otras prioridades ¿Qué hacer entonces? Pues el que cree que plantee al Señor la petición de María: "Señor, no te tiene a Ti..." y esperar y hacer lo que Jesús quiere para que se obre el milagro.

Muchas personas llegarán a la fe no por la catequesis ni los sacramentos, sino por la persona con la que se casaron o se van a casar. Sabemos que esto fue lo que ocurrió en los primeros siglos de nuestra fe. El esposo o la esposa cristianos fueron un Evangelio que interrogó al otro hasta conducirles al Señor. Puede ser que en tu casa, a pesar de las dificultades y los desalientos, hoy Dios esté diciéndote "llena de agua estas tinajas", o lo que es lo mismo: "pon en práctica lo que te digo", y así comenzará el milagro:
Dios poniendo de su parte y tú de la tuya; sin este equilibrio no puede darse ningún milagro ni ninguna felicidad...hacer equipo con Dios en nombre del Amor, esa es la solucion, pero si no hay amor y dispocision de seguir las indicaciones de Cristo...pues mejor ¡! a otra cosa!! No pierdas mas el tiempo ni te sigas enganando...

En conclusion amados hermanos  El Señor quiere decirnos hoy que la vida es una fiesta. ¿Una fiesta, la vida? ¿Con todos sus problemas y miserias?  Sí, una fiesta, si aprendemos a mirarla con ojos de fe; si llegamos a percibir lo que hace bella la vida. 

Todos nosotros tenemos nuestras afanes y preocupaciones diarios, tenemos días de luto y muchos problemas, pero la realidad más profunda es  que no estamos solos, que tenemos a Dios que nos invita a beber el vino de su amor; un Dios que nos da a Jesús para llevarnos a sí mismo.

En este 2013: ¡Bebamos, y brindemos con el vino de la alegría y del amor en Cristo Jesus!

El que tenga oidos...que oiga.
Hermano Juan Pablo CORC+Obispo Juan David Falcon


sábado, 12 de enero de 2013

Lecturas y Homilia del Bautismo del Señor - Domingo 13 de Enero del 2013


Primera lectura
Lectura del libro del profeta Isaías (42,1-4.6-7):

Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el dereho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan en las tinieblas.»

Palabra de Dios

Salmo
Sal 28

R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R/.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R/.

El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R/.


Segunda lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (10,34-38):

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,15-16.21-22):
En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.» 
En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.»

Palabra del Señor

Homilia

El propio ritmo del año litúrgico nos trae esta fiesta como continuación de la Navidad  y  de la Epifanía; llega esta festividad en orden a la mentalidad cristiana actual: el niño hace poco que ha nacido... ahora vemos su bautismo... La mayoria  de la gente creyente o no creyente asocia este bautismo de Jesús con el de los niños actuales, pero en realidad su simbolismo es totalmente otro.

¿Por qué se bautizó Jesús? ¿Acaso tenía pecados? ¿Acaso necesitaba convertirse?

Los primeros cristianos tuvieron sus grandes debates sobre este tema. Hubo explicaciones para todos los gustos, pero el bautismo de nuestro Señor tiene unas referencias que bien nos pueden servir para darnos cuenta de la hondura de este gesto. Jesús no tenía necesidad de purificación pero tenía que cumplir la voluntad del Padre.

Después de los días de adviento aparece de nuevo Juan el Bautista. Ahora tiene ante sí mismo a quien había anunciado.  La gente estaba expectante y se preguntaba si Juan era el Mesías. Él lo desmiente exaltando al Señor por encima de su persona y de su actividad.

 En la vida diaria del cristiano la labor que hacemos es como la de Juan el Bautista. Tenemos que estar anunciando a los alejados y a los convertidos la grandeza del Dios que te espera. Ha venido, pero muchos no le han aceptado en su vida. Juan es hoy el que proclama, el que realiza gestos, el que mira al futuro que Dios nos trae.

El Evangelio de hoy tiene un aroma conmovedor. Juan puede ver a quien anunció. Algo parecido nos ocurrirá en el momento de nuestro encuentro con la eternidad. En aquel último momento veremos a Dios tal cual es, y, nosotros seremos ante Él tal y como realmente somos. En el fondo lo que vivió Juan el Bautista fue un ratito de cielo. Él se despojó de sí y aceptó la grandeza de Dios de una manera plena.

El bautismo de Jesús le sitúa entre los pecadores. Dios no sólo se hizo carne sino que tomó sobre sí el peso de la carne. El Señor no tuvo ningún pecado, pero estuvo muy en contacto con aquellos a los que el pecado había poseído. Pasar por el bautismo era experimentar el arrepentimiento, sentir lo que una persona conmovida podía percibir en su espíritu cuando se acercaba al agua.  Muchas veces no nos damos cuenta que en la vida humana sólo hay un dolor, un sufrimiento solidario que atraviesa cada alma y cada historia personal. En la vida sólo hay una felicidad que ilumina el ser de cada persona. Jesús se metió de tal manera en la realidad del ser humano doliente que pasó, sin merecerlo , por las cavernas del dolor para que el dolor no hundiese al ser humano, por eso los cristianos vemos también en el dolor y en el sufrimiento de cada persona la mano redentora de nuestro salvador.
Juan dice a la gente que él sólo puede bautizarlos con agua e invitarles al arrepentimiento, pero él personalmente no puede concederles el perdón; su bautismo es externo y físico, mientras que el de Cristo sería interior y espiritual. Juan hace que la gente vuelva los ojos a Jesús sin despistarles con otras cosas que siendo importantes pueden ocultar la presencia de su creador.

Todos hemos asistido a numerosos bautismos, nos hemos incluso cuestionado muchas cosas sobre este primer sacramento. Hemos juzgado interiormente a los padres, a los padrinos, al sacerdote celebrante. Nos hemos preguntado sobre la conveniencia de los mismos: ¿para qué bautizar a los hijos de los alejados? ¿para qué bautizar a alguien que no ha tomado la decisión de seguir a Cristo? Son tantas las preguntas y las cuestiones que nos surgen que muchas veces olvidamos que el bautismo de Jesús otorga la presencia de Espíritu Santo. Vemos a la hora de bautizar cómo son los padres y los padrinos, vemos su lejanía de nuestras celebraciones e incluso una cierta indiferencia entre los invitados... pero ¿somos capaces de saborear la presencia del Espíritu que actúa y actuará en la vida de ese niño? Vemos con demasiada frecuencia las incoherencias de los demás y en cambio no saboreamos la presencia de Dios en aquello que no entendemos. Demos la oportunidad a nuestro corazón para que aquello que hacemos en el bautismo sea una continuidad de lo que Jesús hace cada día por nosotros.

A lo largo de mi vida sacerdotal he visto llegar a muchas personas sencillas que vienen para "echarle el agua al niño..." Necesitan el agua como señal de limpieza, de vida, de inclusión en la vida del Señor, pero se olvidan que junto al agua va el Espíritu de Dios que da vida y fuerza a nuestro ser, que alienta nuestro caminar. Siempre espero que algún día me llegue alguien pidiendo recibir para su hijo el Espíritu que Juan nos promete en el bautismo de Jesús...y sigo esperando.Vemos lo exterior pero no nos percatamos de lo interior. ¡Tremenda pena  da un cristiano que no sepa leer entre líneas los acontecimientos de la vida! Mientras tanto, espero sin juzgar a los demás, viéndo y comprobando que muchos hermanos muy a pesar de su recorrido y experiencia como cristianos comprometidos no siempre viven de acuerdo al agua y al Espíritu que un día recibíeron.

Cuando Jesús estaba orando dice la Palabra que se abrió el cielo y bajó el Espíritu Santo y se oyó la voz del Padre. Este párrafo me hace una invitación a mantener mi vida en constante oración para que el Espíritu tenga cabida en mí.

Los cristianos somos privilegiados y muchas veces no nos damos cuenta que la presencia del Espíritu nos hace ser seres nuevos, capaces de entender y ayudar a otras personas que un día recibieron o no el agua pero que no han terminado de aceptar a Dios en sus vidas. Me quedo orando, meditando, reflexionando. Intentaré no quedarme juzgando... Dejaré espacio en mi interior para que el Espíritu haga en mí su vivienda permanente...

 En conclusion amados hermanos y hermanas...Recordar el Bautismo del Dios-Hombre es recordar que somos pecadores y que tenemos necesidad de conversión, de cambiar de vida, de cambiar de manera de ser, de pensar y de actuar, para asemejarnos cada vez más a Jesucristo.  Es recordar la necesidad que tenemos de purificar nuestras almas en las aguas del arrepentimiento y de la confesión de nuestros pecados.  Es recordar que en todo momento y bajo cualquier circunstancia necesitamos la humildad y la docilidad que nos llevan a buscar la Voluntad de Dios por encima de cualquier otra cosa.
 Pensar en el Bautismo de Jesucristo, el Dios-hecho-hombre, nos debe llenar de gran humildad:  si todo un Dios se humilla hasta pedir el Bautismo de conversión que San Juan Bautista impartía a los pecadores convertidos, ¿qué no nos corresponde a nosotros, que somos pecadores de verdad?

El que tenga oidos...que oiga.

Hermano Juan Pablo CORC-Obispo Juan David Falcon.